OVIEDO.- El Rey Felipe VI ha puesto en valor en Oviedo el Estado de Derecho vigente en España, que "no es fruto de la
improvisación", sino resultado de la "voluntad decidida del pueblo
español", que optó por constituir una democracia en la que "todos,
ciudadanos e instituciones" estuvieran "sometidos por igual al mandato
de la ley".
Frente a las ansias independentistas por parte de algunos
sectores en Cataluña, el monarca ha asegurado que los españoles ya no
son "rivales los unos de los otros". "No solo compartimos historia.
Compartimos intereses y valores comunes; tenemos una misma voluntad de
pertenecer a Europa, de ser Europa. Y sobre todo, compartimos
sentimientos", ha dicho.
El Rey se ha mostrado convencido de que “la comprensión, la
consideración, el afecto y el respeto mutuos son sentimientos arraigados
en el corazón de los españoles y compartidos de norte a sur y de este a
oeste” del territorio. “Y todos esos sentimientos, ni los debemos
olvidar nunca, ni mucho menos perder. Al contrario, los tenemos que
preservar y alimentar”, ha insistido.
“Queremos una España alejada de la división y de la discordia”, ha
asegurado, recordando que en su discurso de proclamación el pasado 19 de
junio ya señaló “el deber y la necesidad de garantizar, y al mismo
tiempo de revitalizar nuestra convivencia”.
Pero para “garantizar” esta vida en común, ha precisado, es necesario
“respetar y observar” el marco constitucional y democrático, pues es lo
que permite “que todos los españoles puedan ejercer sus derechos, que
las instituciones y los ciudadanos cumplan con sus deberes y asuman sus
responsabilidades, y para que funcione ordenadamente nuestra vida
colectiva”.
El Rey ha hecho un llamamiento a todos los españoles para que sean
conscientes de que debemos afrontar el futuro “con la fortaleza” que
exige un mundo distinto que “camina hacia una mayor integración y no al
contrario”. Por ello, ha animado a trabajar “en un proyecto integrador,
sentido y compartido por todos, y que mire siempre hacia adelante”.
Pero también ha hecho un alegato mirar “con serenidad” nuestra
historia en común, reconociendo sus “luces y sombras”, aprendiendo de
los “errores del pasado”, pero también sintiéndonos “orgullosos” del
progreso “conseguido con el empuje de todos, especialmente en las
últimas décadas”.
Sin querer caer en la autocomplacencia, Felipe VI ha reconocido que
en la actualidad, la sociedad española “necesita referencias morales a
las que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar;
valores cívicos que preservar y fomentar”.
Porque es con ese “impulso moral colectivo con el que se puede y se
debe hacer de España una nación ilusionada, llena de vida y pensamiento;
llena de ideas que merezcan la confianza de los ciudadanos; de
proyectos que atraigan la mente y la voluntad de todos y conquisten sus
corazones”. Es así, ha añadido, como se podría alejar “el pesimismo, la
desconfianza y el desencanto de muchos ciudadanos que demuestran,
admirablemente, una capacidad de esfuerzo y de sacrificio digna de todo
respeto”.
En su discurso, uno de los más importantes que pronuncia Don Felipe a
lo largo del año, el Rey ha elogiado uno a uno a los premiados con los
Príncipe de Asturias de esta edición, la periodista congoleña Caddy Adzuba, premio de la Concordia.
En su discurso, y como ya hiciera el día de su proclamación, el Rey
ha tenido palabras de reconocimiento para su madre, la Reina Sofía,
presente en el Teatro Campoamor, y cuyo apoyo “nunca” le ha faltado, ni a
él ni a su esposa, Doña Letizia, en estos 34 años de vida de la
Fundación Príncipe de Asturias.
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