LISBOA.- La creciente desconfianza de los portugueses hacia las
instituciones democráticas marcó este año la celebración del 104º
aniversario de la instauración de la República, cuyos actos oficiales
contaron con menos público de lo habitual y evidenciaron la profunda
división política que vive el país ibérico separado de la Corona española en 1640.
En contraste con los últimos años, los discursos de las autoridades
no estuvieron esta vez protagonizados por la crisis económica o el
programa de ajustes y recortes aplicado en Portugal, sino por la crisis
del sistema partidario y el progresivo alejamiento ciudadano de las
instituciones democráticas.
El encargado de colocar en el centro de atención este problema fue la
mayor autoridad del Estado, el presidente Aníbal Cavaco Silva, que
esgrimió estadísticas europeas para justificar su posición y alertó de
los riesgos que corre el país si nada cambia.
A Cavaco Silva, que fue primer ministro entre 1985 y 1995 y es
presidente desde 2006, le llovieron los reproches de los partidos de la
oposición de izquierdas, que echaron de menos una mayor autocrítica del
líder conservador.
Los actos para conmemorar el fin de la monarquía de 1910 se
celebraron en el Ayuntamiento de Lisboa, en cuyo interior el jefe del
Estado luso alertaba del creciente descontento popular mientras en el
exterior apenas había unas decenas de personas congregadas.
"A 2014 llegamos en un momento crucial y decisivo para nuestra
República, cuando todavía se sienten los efectos de una de las más
graves crisis de las últimas décadas (...) Es urgente una reflexión
seria sobre la política en Portugal", reclamó Cavaco Silva.
El presidente recordó que Portugal está entre los países europeos con
mayores niveles de insatisfacción con el régimen existente, y destacó
que el 89 % de los encuestados por el Eurobarómetro declararon no
confiar en los partidos y el 73 % aseguró sentirse "insatisfecho" por el
modo en que funciona la democracia en su país.
"Sólo en cinco de los 28 estados miembros de la UE hay un mayor grado
de insatisfacción", argumentó Cavaco Silva, quien incidió en que los
ciudadanos lusos "no están descontentos ni con la democracia ni con la
República, sino con la forma en que las instituciones democráticas han
funcionado", lo que se refleja en las elevadas tasas de abstención en
recientes elecciones.
El presidente habló de una "cultura de compromiso" que lleve a los
políticos a evitar "una práctica constante en las últimas décadas al
hacer promesas irreales con el objetivo de lograr el voto", convertida
ya en "un factor que explica el aumento de la desconfianza" ciudadana.
"Manteniéndose la tendencia de los partidos a rechazar una cultura de
compromiso no se puede excluir un aumento de la abstención hasta
niveles insoportables o la implosión del sistema partidario portugués
tal y como lo conocemos", advirtió Cavaco, quien fue presidente de los
socialdemócratas lusos, actualmente en el Gobierno.
Precisamente el actual líder de ese mismo partido y a la vez primer
ministro, Pedro Passos Coelho, calificó de "útil" y "apropiado" el apelo
a los compromisos realizado por el jefe de Estado.
"Las diferencias entre partidos, sindicatos y sociedad civil no son
un obstáculo si sabemos identificar las cuestiones que nos unen como
país y tenemos ese espíritu para trabajar en ellas", argumentó.
Por su parte, el alcalde de Lisboa y actual líder "de facto" del
Partido Socialista, António Costa, intervino también en los actos
oficiales de conmemoración y reivindicó la restauración del 5 de octubre
como festivo después de dos años sin esa consideración en el calendario
como parte del programa de ajustes aplicado en Portugal para combatir
la crisis.
Desde esa misma formación, más crítico se mostró su portavoz en el
Parlamento, António Ferro Rodrigues, quien lamentó que Cavaco Silva
lance advertencias a los partidos cuando acumula casi dos décadas en los
cargos de mayor responsabilidad política del país sin hacer
"autocrítica".
El Partido Comunista vinculó el descontento popular a las políticas
de austeridad aprobadas por el actual Gobierno, que en su opinión sólo
sigue en funciones "gracias a la cobertura del presidente", mientras que
los marxistas hicieron hincapié en que si alguien contribuyó a esta
desconfianza por incumplir sus promesas electorales fue el actual primer
ministro, Passos Coelho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario