VERACRUZ.- El rey Felipe
comenzó hoy en Veracruz su primer viaje iberoamericano como jefe de
Estado de España con un homenaje a los emigrantes españoles en México,
aquellos que "se separan valerosamente de raíces y seres queridos en
busca de nuevas oportunidades" y merecen "todo el respeto, admiración y
aprecio".
El monarca entregó las medallas de Honor de la Emigración Española al
Círculo Mercantil Español en Veracruz, fundado hace 150 años, y a la
Sociedad Española de Beneficencia de la misma localidad costera donde
mañana lunes comienza la XXIV Cumbre Iberoamericana.
Tras visitar una exposición fotográfica sobre la emigración española
durante el siglo XX, el rey presidió un emotivo acto en el Salón de los
Espejos de la sede del Círculo Mercantil, un edificio del siglo XIX
donde se congregaron descendientes de emigrantes asentados en la
sociedad veracruzana, españoles y autoridades locales.
Felipe VI viajó a México sin la reina Letizia, ya que en la cumbre
iberoamericana no hay programa para primeras damas, pero le habría
gustado venir, confesó el rey a unos periodistas españoles.
Eso sí, al pronunciar su discurso bromeó al asegurar que se sentía
"muy bien acompañado" por su familia, su bisabuelo Alfonso XIII, su
bisabuela, la reina Victoria Eugenia, e Isabel II, cuyos retratos
cuelgan de las paredes de la sala.
En su primer discurso de los tres que pronunciará en Veracruz, en
presencia del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel
García-Margallo, Felipe VI aseguró que estos españoles y mexicanos
encaran el ideal iberoamericano de José Vasconcelos, maestro de la
renovación educativa en el país.
Supone, manifestó, "un universo iberoamericano integrado por hombres y
mujeres que contribuyen a articular una comunidad abierta, unida y
enriquecida por la diversidad étnica y cultural; una Comunidad
Iberoamericana proyectada a un futuro de progreso en paz y libertad".
En este sentido, afirmó el jefe del Estado español que "esa dimensión
universal del emigrante, de los hombres y mujeres que se separan
valerosamente de raíces y seres queridos en busca de nuevas
oportunidades, merece todo el respeto, admiración y aprecio".
Fueron sus palabras más emotivas de una alocución en la que recordó
el "inmenso acierto" que tuvieron las dos entidades distinguidas al
"abrirse a la sociedad veracruzana fomentando la convivencia y
enraizándose en el generoso tejido social mexicano".
Esa "extraordinaria historia", insistió, "ha dado un vínculo más,
humano y profundo, a la intensa relación fraternal entre México y
España" y por ello el rey Felipe aprovechó para hacer notar el
"reconocimiento activo que España hace de sus emigrantes".
En el mismo escenario donde sus padres, los reyes Juan Carlos I y
Sofía, estuvieron en el año 1978, consideró que su visita tiene el valor
de dar el "cariño y reconocimiento" a la inmigración española, sobre
todo a la que llegó a México y Veracruz, y también el de expresar la
"gratitud permanente" de España a la hospitalidad del país.
Porque a este "gran país" que es México, al que España "está y se
siente tan unido", apuntó, los españoles llegaron sobre todo "por
necesidad", caracterizándose por el "amor a sus raíces", su "honestidad y
solidaridad" y su "espíritu emprendedor y de trabajo", sin olvidar,
apostilló, su "integración respetuosa y constructiva".
Las dos entidades a las que hoy entregó la Medalla de Oro de la
Emigración Española, en su categoría de Oro, encarnan estas virtudes
desde sus mismos orígenes, cuando hace 150 años se fundó el círculo en
Veracruz, llamado popularmente el Casino.
"Es emocionante pensar que en 1885 prestó ayuda a las provincias
peninsulares del sur de nuestro país afectadas por terremotos", evocó
Felipe VI antes de mencionar el "admirable espíritu solidario" que
impulsó la creación de la Sociedad de Beneficencia Española, que hoy día
sigue ayudando a los más necesitados.
En el acto estuvieron presentes, además del ministro de Exteriores,
la secretaria general española de Inmigración y Emigración, Marina del
Corral Téllez, el secretario de Estado de Cooperación y para
Iberoamérica, Jesús Gracia, y los presidentes del Círculo Mercantil,
Ramón Francisco Fuster, y la Sociedad de Beneficencia, Manuel Caramés.