Llevo algunas semanas
pidiendo, humilde y modestamente, una oportunidad para el Príncipe de
Asturias. Entre la incomprensión de algunos lectores que desean,
justicieros, descargar su cólera de pueblo soberano sobre las anchas
espaldas de Don Felipe, que, como todo el mundo sabe, está en el mejor sitio pero en el peor momento.
Hago
la petición no amparado en leyendas de otra época, ni siquiera en la
fidelidad monárquica que nunca tuve. No. Lo solicito desde la honradez
de creer que en estos momentos de tribulación no hay que hacer mudanza y luego someter a la institución a una pasada por las urnas, esto es, un referéndum.
Me apoyo también en la solidez personal de un Príncipe cuajado, como lo demuestra el sucedido del pasado día 24 cuando se aprestaba a inaugurar el Mobile World Congress, junto con los bellidos dolfos catalanes, léase Artur Mas, el conseller de Industria Felip Puig y el alcalde Xavier Trías. Disfrutaron como buitres ante los despojos de un venado cuando un tal Alex Fenoll,
que dice ser empresario del textil, cobró su minuto de gloria haciendo
un desplante grosero y tabernario al Heredero de la Corona que en ese
momento representaba al Estado y a España. ¡Estos son los que exigen
respeto a sus vuelos gallináceos! ¡Ésta es la caverna medieval que se
ampara en la inexistencia para retornar al medievo!
Voy a decir por qué fue una encerrona que nos ofende a todos. Fenoll
tiene una presunta tienda de ropa y complementos varios, por lo tanto
nada hacía entre los grandes empresarios de las nuevas tecnologías y la
acreditación conseguida sería con engaños o tráficos de influencias.
Después se colocó en un lugar por donde Don Felipe debía pasar y luego
el desplante entre las sonrisas seráficas de los recitados mamelucos.
Fíjense
en el argumento. “No te doy la mano hasta que no nos dejes votar…”.
Pero ¿este sujeto de complemento no sabe que el Príncipe no tiene
ninguna capacidad política? ¿Acaso le confunde con su jefe presuntamente
corrupto (Laporta) o aquel exvicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, el valenciano Alfonso López Tena, maestro de las dietas y otras menudencias en el abreve de mamandurrias públicas?
¿Dejar votar el Príncipe? Éste se cree que está en el reino de Pujol donde
nadie se mueve. Don Felipe, incluso en el supuesto de que llegue al
Trono, no tiene ningún poder ejecutivo y su función es meramente
representativa.
La encerrona conllevó el corolario de los Mas,
Puig y Trías partiéndose a mandíbula batiente ante la grosería de un
sujeto inexportable.
La afrenta es un suma y sigue. Propia de
asilvestrados con barretina que confunden valor y precio. Esto es lo que
fueron siempre aunque se disfrazaran de pañeros exportables.
¡Pues ya sabe, Alteza Real, lo que le espera!
http://blogs.elconfidencial.com/espana/palo-alto/2014-03-01/encerrona-al-principe-que-tiro-de-realeza_95337/
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