miércoles, 17 de abril de 2013

El Príncipe Felipe no irá a la toma de posesión de Nicolás Maduro

MADRID.- El Príncipe de Asturias no asistirá este viernes a la toma de posesión del presidente electo de Venezuela, Nicolás Maduro, a pesar de que el Gobierno español ha reconocido su victoria en los contestados comicios del domingo pasado.

   Fuentes del Ejecutivo español han avanzado que el Heredero de la Corona no viajará a Caracas para asistir a la ceremonia de asunción del mando presidencial por parte de Maduro.
   La división del país y el clima de violencia generado como consecuencia del ajustado resultado electoral --no reconocido por la coalición opositora de Henrique Capriles-- ha pesado en una decisión que han analizado detenidamente en las últimas horas el Ministerio español de Exteriores y Moncloa, en contacto con el Palacio de la Zarzuela.
   Desde 1996, Don Felipe asume --por decisión del Ejecutivo-- la representación de España en las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos. Hasta la fecha, tan solo ha faltado a una de estas ceremonias por motivos políticos en 2010, con motivo de la asunción del mando presidencial por parte de Porfirio Lobo en Honduras tras un golpe de Estado que depuso al anterior presidente, Manuel Zelaya.
   España sí estará representada en cualquier caso en la toma de posesión de Maduro, pero a un nivel menor, tal y como confirmó ayer el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo.
   Las fuentes del Gobierno consultadas no han podido concretar quién encabezará esa delegación, de la que no formará parte el jefe de la diplomacia española, pues el viernes emprende su primera gira por Oriente Próximo.
   A la toma de posesión de Maduro han confirmado su asistencia por el momento los presidentes de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner; Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega; e Irán, Mahmoud Ahmadineyad.
   La ausencia del Príncipe se conoce después de que Maduro se diera por satisfecho con el reconocimiento que ayer hizo el Gobierno español de los resultados oficiales de las elecciones, que conceden la victoria a Maduro por un estrecho margen.
   Venezuela había exigido a España una rectificación de la primera valoración que García-Margallo hizo de la jornada electoral, cuando indicó que esperaba mantener la buena relación con Caracas "sea quien sea el vencedor" de los comicios, lo que para Caracas suponía un "desconocimiento implícito" de la victoria de Maduro.
   Las declaraciones de García-Margallo provocaron que Venezuela protestara llamando a consultas a su embajador en España y amenazando con otras medidas como represalia, si bien el reconocimiento que ayer hizo el ministro español de los resultados oficiales --habló de Maduro como "presidente de la República de acuerdo con el ordenamiento constitucional-- sirvió para reconducir la situación.

La crisis de los Borbón vista por The New York Times: "Se ha abierto la veda contra la familia real"

MADRID.- La difícil situación por la que atraviesa la institución monárquica en España no pasa desapercibida tampoco fuera de nuestras fronteras. El prestigioso diario estadounidense The New York Times también es consciente de ello y subraya en un artículo la “ruptura con la tradición” que se está viviendo en el país, comparando el trato ofrecido hace unas décadas en la prensa española y el actual. 

Antaño, “sus vidas privadas no se investigaban, su paradero no se denunciaba y las fuentes de riqueza personal del Rey don Juan Carlos no se discutían”

Esta privilegiada situación de “respeto” por parte del “pueblo, los políticos y los medios” ha llegado a su fin por los numerosos escándalos protagonizados por los Borbón, hecho que lleva a titular al citado medio como: “Se abre la veda sobre la Familia Real”.

En su artículo, el diario sitúa el punto de inflexión de esta histórica debacle la disculpa pública ofrecida por el Monarca el pasado abril de 2012. Nunca antes el Rey se vio obligado a solicitar el perdón de su pueblo, pero tampoco habían trascendido a los medios de comunicación las excursiones cinegéticas de éste, concretamente a Botsuana, donde daba caza a elefantes. Este hecho no habría salido a la luz de no haber sido por su desafortunada caída en la que se rompió la cadera y tampoco se hubiese conocido la identidad de sus acompañantes: el empresario sirio Mohamed Eyad Kayali y la ahora denominada “amiga entrañable del Rey”, Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

“Los tiempos han cambiado, tanto para el Rey como para el país. España se encuentra en medio de una crisis económica y de identidad, después de haber atado su suerte a la Unión Monetaria Europea. El Monarca, de 75 años de edad, es cada vez más impopular y las encuestas sugieren que, lejos de atraer simpatía, se intensifican las peticiones para que abdique a favor de su hijo, el príncipe Felipe, de 45 años”, recoge The New York Times en su página web.

“Los tabúes están cayendo (…) y la Familia Real se ha convertido en un blanco legítimo”. Ahora, ni el reconocimiento expreso de la Constitución sobre la inviolabilidad del Rey y la supremacía jurídica de su figura frente a otras instituciones son impedimentos para airear ciertos aspectos de su vida privada. Menos aún se libran de esta ‘caza de brujas’ el resto de miembros de la Familia, los cuales no se encuentran amparados por esta normativa.

El juez Castro no ha tenido reparos en imputar a su hija menor, la infanta Cristina, en la causa en la que se encuentra acusado el marido de ésta, Iñaki Urdangarin, por un supuesto delito de “colaboración necesaria”. Tampoco han mostrado demasiado apuro los diversos escritores que, aprovechando el tirón literario de la Primera Familia, se afanan en investigar en la figura de los Borbón para airear los capítulos más oscuros de su vida. La reina Sofía, el príncipe Felipe y la infanta Elena han sabido esquivar la polémica, aunque sus pasos son medidos con titánica atención.

"El escudo protector de la Familia Real simplemente ha desaparecido", afirma la periodista Carmen Enríquez, quien además ha escrito numerosos libros sobre los Borbón. Esta pérdida de privilegios se debe, en palabras de la especialista en Casa Real, a que España atraviesa una grave crisis económica y, los ciudadanos que la sufren, “sienten que deben saber dónde se gasta cada centavo de dinero público, incluso por la Monarquía”. Petición defendida, ahora, por el PSOE ante el Parlamento, que ha solicitado formalmente que se informe acerca de las finanzas personales de don Juan Carlos como representante de la Corona en España.

Este descontento popular hacia la tradición monárquica se evidenció el pasado domingo en las calles de Madrid. Cientos de ciudadanos se manifestaron para conmemorar el 82 aniversario de la creación del último gobierno republicano de España. Un régimen interrumpido por la dictadura franquista en 1936, que en 1975 volvió a instaurar una Monarquía que, ahora, vive sus horas más bajas, según The New York Times.

El Gobierno prepara una ley para regular la abdicación del Rey y convertir a los miembros de la Familia Real en aforados

MADRID.- El Gobierno español ha mostrado extremada cautela en relación a la Casa Real, sus miembros y su regulación sobre todo en los últimos tiempos en los que determinados escándalos han puesto en tela de juicio su funcionamiento; sin embargo según El Mundo se avecinan cambios para la primera institución del país.
El 'Caso Urdangarín', el escándalo más grave al que se ha enfrentado Don Juan Carlos I durante su reinado, unido a los problemas del Monarca e incluso la imputación (por ahora suspendida) de la Infanta Cristina han llevado al Ejecutivo a trabajar con más ahínco en la elaboración de una ley que regule los actos de la Casa Real.

Según esta información, el Gobierno de Rajoy promulgará una norma en la que habrá cabida para todos los aspectos que atañen a la Corona y su funcionamiento, y donde se desarrollará el abandono de la jefatura del Estado, es decir, la abdicación del Rey.

Además de eso es destacable que esta futura ley otorgaría a los miembros de la Familia Real la condición de aforados, por lo que solo podrían ser juzgados por el Tribunal Supremo, el único que tendría jurisdicción en lugar de los juzgados de primera instancia como hasta ahora.

En ese sentido, la justificación que se ofrece para ofrecer mayor protección jurídica a los miembros de la primera familia es que los diputados nacionales y autonómicos y otras autoridades tienen esta condición de aforados.

La cacería, el ‘caso Nóos’ y Corinna han marcado la agenda de la Casa Real

MADRID.- Hace un año, la Casa Real informaba de que el rey Juan Carlos iba a ser sometido a una operación de cadera. La lesión se la produjo en un viaje privado en Botsuana. El rey estaba de cacería con unos amigos. Pero no era una cacería al uso. Era de elefantes. Las fotos de Don Juan Carlos con los paquidermos a los pies dieron la vuelta al mundo. Ahí comenzó el via crucis del monarca español y la mayor crisis de la Casa Real.

Tras ser operado, el rey pidió perdón a los españoles. “Lo siento mucho, no volverá a ocurrir”, dijo el monarca tras salir del hospital con una muleta en la mano. Visiblemente apenado, Don Juan Carlos pidió disculpas. Algo inusual. Un mensaje que fue aplaudido por unos y vilipendiado por otros. ¿Por qué ha pedido perdón?, se preguntaba la sociedad española.

A partir de ahí, la Casa Real ha intentado mejorar la imagen del monarca, pero el efecto ha sido el contrario. Posiblemente la monarquía vive sus peores días. La imagen de la familia real está bajo mínimos. Los hechos han superado cualquier previsión. El caso Nóos, la aparición de Corinna y los problemas continuos de salud han marcado la agenda.

La imputación de Iñaki Urdangarín en el caso Nóos fue la primera piedra de toque. El Duque de Palma se vio obligado a dejar Telefónica para poder preparar su defensa. Al pasar los meses, el caso salpicaba de lleno al propio rey y a la familia real.

Cada vez se cerraba más el cerco. Hasta que el juez Castro decidió imputar a la infanta Cristina. Temblaban los cimientos de Zarzuela. La Casa Real no daba crédito, mientras el príncipe Felipe apoyaba la independencia de los jueces. Por primera vez, un miembro de la familia del rey era imputado en un caso por corrupción.

Pero el año también ha estado marcado por la crisis Corinna. La aparición de la ‘amiga’ del Rey en varios medios de comunicación trajo más problemas. Corinna zu Sayn-Wittgenstein rompió su silencio. Reconoció haber trabajado para la Casa Real y el Gobierno español. Asesoraba en operaciones económicas de calado.

Pero unos correos suyos en el caso Nóos la salpicaron. La princesa negó cualquier relación con el caso. Solo ofreció un empleo a Urdangarin. Éste lo rechazó. Algo que sorprendió a la amiga del rey. Los medios comenzaron a publicar informaciones sobre los trabajos de Corinna. La imagen del rey volvía a sucumbir.

A todo ello, hay que sumar los continuos problemas de salud del monarca. Don Juan Carlos ha visitado el hospital en varias ocasiones.

Cada vez son más las voces en contra de la monarquía. El mismo día que se cumple un año del elefantazo, miles de personas se tiran a la calle al grito de “salud y república”. A pesar de ello, el rey lo tiene claro. No abdicará.

La Casa Real aviva el sentimiento republicano, a juicio de ex políticos asturianos

AVILÉS.- «La Casa Real está ayudando bastante a que se despierte el espíritu republicano». Lo dijo la que fuera diputada, eurodiputada, consejera y concejala de IU, Laura González, en el marco de la primera parte del debate «Monarquía, Abdicación y República» que organiza el Club La Nueva España, de Avilés. El resto de participantes en el debate, la ex senadora socialista Nelly Fernández y el politólogo y ex concejal del PP y de Foro, Joaquín Santiago, estuvieron de acuerdo. Y es que fueron muchos más los puntos de acuerdo que de divergencia entre los tres contertulios, pese a sus diferencias políticas.

Así, los tres quisieron dejar claro que la república no tiene por qué ser mejor que la monarquía: todo depende de los matices. «Lo que interesa es una forma de gobierno que garantice la estabilidad, las libertades, la cohesión territorial y la división de poderes, además de la transparencia», expuso Joaquín Santiago. Y aseguró que ni los monárquicos son capaces de defender esa fórmula de gobierno como la idónea, ni los republicanos se plantean que en esta fórmula de gobierno tendrían que caber tanto la izquierda como la derecha y el centro. «Falta reflexión por parte de ambos».

Los tres ex políticos coincidieron en ese punto: que el debate todavía no está maduro. «Es cierto, aún no lo está, -dijo Laura González- y en este momento lo que preocupa de verdad es el desempleo, la precariedad y la pérdida de derechos, no tanto la monarquía o la república». Nelly Fernández, por su parte, abogó por limpiar el recuerdo de lo que fue la II República, para que así pueda abrirse el debate del modelo de Estado. «No hay que idealizar la república en general, las hay que no son democráticas. Pero hablamos de la II República porque si queremos que la gente vaya pensando que no necesitamos una monarquía, hasta ahora no se podía mencionar la república por el desprestigio que tenía. Y lo que hace falta es un debate sereno».

Joaquín Santiago, por su parte, advirtió: «La jefatura del Estado tiene que ser ejemplar, bien porque lo impongan los electores, en una república, o bien porque lo impongan los poderes ejecutivo y legislativo». Y esto, que sí ocurre en otras monarquías europeas, Santiago considera que no se puede aplicar a España. «Cualquier otra monarquía europea tiene más transparencia y control de gasto, pese a que no sería inconstitucional una ley de transparencia ni tampoco una definición del papel de relaciones exteriores que puede cumplir el Rey», aseguró.

Sin hacer sangre, los ponentes se refirieron a los escándalos que rondan tanto a la figura del Rey como a su familia. «La hija del Rey está imputada. No creo que vaya más allá, ¿pero y si va? El Rey mismo metió la pata, aunque pidió perdón. ¿Merece este país una jefatura así?», preguntó Laura González. Es más, en su opinión, si Don Juan Carlos quisiera salvar la monarquía, «probablemente abdicaría». Si sigue, el deterioro continuará, afirmó: «Nunca vi a tantas personas en la manifestación por la República en Madrid».