miércoles, 17 de abril de 2013

La crisis de los Borbón vista por The New York Times: "Se ha abierto la veda contra la familia real"

MADRID.- La difícil situación por la que atraviesa la institución monárquica en España no pasa desapercibida tampoco fuera de nuestras fronteras. El prestigioso diario estadounidense The New York Times también es consciente de ello y subraya en un artículo la “ruptura con la tradición” que se está viviendo en el país, comparando el trato ofrecido hace unas décadas en la prensa española y el actual. 

Antaño, “sus vidas privadas no se investigaban, su paradero no se denunciaba y las fuentes de riqueza personal del Rey don Juan Carlos no se discutían”

Esta privilegiada situación de “respeto” por parte del “pueblo, los políticos y los medios” ha llegado a su fin por los numerosos escándalos protagonizados por los Borbón, hecho que lleva a titular al citado medio como: “Se abre la veda sobre la Familia Real”.

En su artículo, el diario sitúa el punto de inflexión de esta histórica debacle la disculpa pública ofrecida por el Monarca el pasado abril de 2012. Nunca antes el Rey se vio obligado a solicitar el perdón de su pueblo, pero tampoco habían trascendido a los medios de comunicación las excursiones cinegéticas de éste, concretamente a Botsuana, donde daba caza a elefantes. Este hecho no habría salido a la luz de no haber sido por su desafortunada caída en la que se rompió la cadera y tampoco se hubiese conocido la identidad de sus acompañantes: el empresario sirio Mohamed Eyad Kayali y la ahora denominada “amiga entrañable del Rey”, Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

“Los tiempos han cambiado, tanto para el Rey como para el país. España se encuentra en medio de una crisis económica y de identidad, después de haber atado su suerte a la Unión Monetaria Europea. El Monarca, de 75 años de edad, es cada vez más impopular y las encuestas sugieren que, lejos de atraer simpatía, se intensifican las peticiones para que abdique a favor de su hijo, el príncipe Felipe, de 45 años”, recoge The New York Times en su página web.

“Los tabúes están cayendo (…) y la Familia Real se ha convertido en un blanco legítimo”. Ahora, ni el reconocimiento expreso de la Constitución sobre la inviolabilidad del Rey y la supremacía jurídica de su figura frente a otras instituciones son impedimentos para airear ciertos aspectos de su vida privada. Menos aún se libran de esta ‘caza de brujas’ el resto de miembros de la Familia, los cuales no se encuentran amparados por esta normativa.

El juez Castro no ha tenido reparos en imputar a su hija menor, la infanta Cristina, en la causa en la que se encuentra acusado el marido de ésta, Iñaki Urdangarin, por un supuesto delito de “colaboración necesaria”. Tampoco han mostrado demasiado apuro los diversos escritores que, aprovechando el tirón literario de la Primera Familia, se afanan en investigar en la figura de los Borbón para airear los capítulos más oscuros de su vida. La reina Sofía, el príncipe Felipe y la infanta Elena han sabido esquivar la polémica, aunque sus pasos son medidos con titánica atención.

"El escudo protector de la Familia Real simplemente ha desaparecido", afirma la periodista Carmen Enríquez, quien además ha escrito numerosos libros sobre los Borbón. Esta pérdida de privilegios se debe, en palabras de la especialista en Casa Real, a que España atraviesa una grave crisis económica y, los ciudadanos que la sufren, “sienten que deben saber dónde se gasta cada centavo de dinero público, incluso por la Monarquía”. Petición defendida, ahora, por el PSOE ante el Parlamento, que ha solicitado formalmente que se informe acerca de las finanzas personales de don Juan Carlos como representante de la Corona en España.

Este descontento popular hacia la tradición monárquica se evidenció el pasado domingo en las calles de Madrid. Cientos de ciudadanos se manifestaron para conmemorar el 82 aniversario de la creación del último gobierno republicano de España. Un régimen interrumpido por la dictadura franquista en 1936, que en 1975 volvió a instaurar una Monarquía que, ahora, vive sus horas más bajas, según The New York Times.

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