domingo, 4 de noviembre de 2012

Las encuestas reflejan un progresivo divorcio entre el Rey y los españoles / J.F. Úbeda

ABC publica este domingo una encuesta que refleja, entre otros datos, que el 45,8% de los españoles cree que el mantenimiento de la Monarquía refuerza la democracia en España, o que sólo el 40% de los ciudadanos de entre los 18 y 35 años apoya a la institución.

Pese a estar anunciado en portada bajo el titular "los españoles creen que el Rey es el garante contra la independencia", el sondeo -que realiza DYM para el periódico de Vocento- no aparece en páginas interiores hasta la página 44. En cualquier caso, los datos de este sondeo resultan especialmente llamativos cuando nos damos cuenta de que, por ejemplo, el 11 de marzo de 2012 el mismo periódico publicaba un artículo titulado Cinco razones por las que la Monarquía es un sistema mejor.

Según podemos ver en la encuesta publicada este domingo, el Rey aprueba en casi todo... por los pelos. Un 57% de los consultados considera que el Rey es un símbolo que une a los españoles, aunque sólo un 45,8% opina que el mantenimiento de la Monarquía refuerza la democracia en España –frente a un 14,1% que está "ni de acuerdo ni en desacuerdo", y un 39% que está "muy en desacuerdo o en desacuerdo"-. Además, el 46,2% opina que el Rey es uno de los mayores garantes para evitar que "el reto del soberanismo acabe rompiendo España" (sic), por un 36,2% que está muy en desacuerdo o en desacuerdo con esta afirmación.

El grado de apoyo cosechado por el Rey y la Corona en esta encuesta es aún menor que el obtenido en marzo de 2012, cuando ABC publicó una encuesta similar. En cambio, la verdadera caída de popularidad se advierte si comparamos estas cifras con las obtenidas años atrás en otras encuestas.

El último sondeo, realizado el 31 de octubre de 2012, muestra que el 60,7% de los españoles cree que la Monarquía es una institución positiva, y que el 55,7% apoya, en concreto, al Rey. En marzo, respectivamente, los porcentajes eran del 69 y del 63%. En poco más de medio año, casi un 10% menos de los ciudadanos ha dejado de apoyar a la institución o al Jefe del Estado.

El 55,3% de los españoles cree, en estos momentos, que la Monarquía está muy comprometida con la democracia, mientras que en marzo, el porcentaje ascendía al 69%.

Comparar las dos encuestas no es tarea fácil. En el último sondeo el 66,1% de los encuestados piensa que la Monarquía es "algo o muy cercana al pueblo", pero en el de marzo informaba de que un 56% es "muy cercana o bastante cercana al pueblo". Vemos cómo en el sondeo de marzo no se incluyó a los indecisos, hecho que ocurre en la más reciente: de ahí que aumente el porcentaje. 

En marzo, el 68% de los encuestados consideraba que la Monarquía es "muy respetada o bastante respetada internacionalmente"; en el caso de octubre, ABC se limita a decir que "el 63 por ciento opina que es respetada internacionalmente". El "muy" o el "bastante" se los ahorra este domingo el diario de Vocento.

El desplome de popularidad que han sufrido el Rey y la Casa Real es más notable si comparamos estos datos con los de encuestas más antiguas. Por ejemplo, la encuesta de SIGMA 2 para El Mundo de enero de 2012 informaba de que el 76% de los españoles tenía una opinión muy buena o buena del Rey, porcentaje superior al 60% que decía respaldar la Monarquía.

Además, en el ranking de personajes más queridos de 2008, el primer lugar lo ocupaba el portero del Real Madrid, Iker Casillas -capitán de la selección española ganadora del Europeo de aquel año-; el segundo, la reina Sofía, y el tercero, Juan Carlos I. Este ranking coincidía con el famoso "¿por qué no te callas?" a Hugo Chávez.

En este mismo ranking, pero en el de 2010, el Rey todavía se encontraba entre los diez personajes más queridos, esta vez, en octavo lugar, por detrás de su esposa o del seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque.

El Rey se reunió en secreto con Fainé para saber si La Caixa apoya la independencia de Cataluña / J.L. Lobo

El Rey no oculta su gran preocupación por el auge del independentismo en Cataluña y la deriva soberanista emprendida por CiU. Ya lo expresó públicamente en una carta difundida en septiembre a través de la página web de La Zarzuela, pero también lo está haciendo de forma mucho más discreta en reuniones privadas con grandes empresarios, sobre todo catalanes. Uno de los últimos en acudir a la llamada del monarca ha sido el presidente de La Caixa, IsidreFainé, según han confirmado a ElConfidencial fuentes muy cercanas a la entidad bancaria.

​ El encuentro se celebró en el palacio de La Zarzuela, a iniciativa del jefe del Estado, a mediados del pasado mes de octubre, pocos días antes de que Don Juan Carlos viajase a la India en visita oficial, acompañado de cuatro ministros y una docena de empresarios. Tras viajar este verano a Brasil, Chile y Rusia, el monarca se desplazó al gigante asiático con idéntico fin: tratar de impulsar la marca España. Un objetivo que justificaría también su cita con Fainé: evitar en lo posible el daño a la imagen de nuestro país provocado por la disputa secesionista, justo cuando los mercados tienen a España en el punto de mira.

​Un portavoz oficial de La Zarzuela consultado por este diario ni confirmó ni desmintió la celebración del encuentro entre Don Juan Carlos y Fainé, argumentando que la agenda privada del monarca "no se comenta". Pero lo cierto es que el órdago soberanista lanzado por Artur Mas y los riesgos de una eventual independencia de Cataluña, especialmente en el ámbito económico, centraron la reunión entre ambos, de la que no se informó oficialmente.​ El Rey quería conocer de primera mano la opinión de Fainé sobre la apuesta independentista de Mas y la postura de La Caixa en ese escenario plagado de incertidumbres, pero el banquero, según las fuentes consultadas, prefirió no comprometerse.

Posicionamiento inequívoco

​ En el entorno del jefe del Estado se asegura que éste pretende que los grandes empresarios catalanes, Fainé entre ellos, se pronuncien públicamente en contra de la independencia, como ya han hecho de forma clara y rotunda el presidente de Planeta, José Manuel Lara, y el de Vueling, Josep Piqué. El monarca cree que un posicionamiento inequívoco en ese sentido ayudaría a enfriar la fiebre secesionista desatada en Cataluña tras la multitudinaria manifestación de la Diada. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, sólo Lara y Piqué -que también han hablado en privado con el Rey- se han mojado.

Las fuentes consultadas dan por seguro que ni Fainé ni ningún otro gran empresario catalán abrirán la boca al menos hasta conocer los resultados de las elecciones autonómicas del próximo día 25. No es lo mismo, argumentan, una victoria de CiU por mayoría absoluta, que Mas interpretaría como un aval para seguir adelante con su proyecto de convocar un referéndum soberanista, que un triunfo ajustado que forzase al president a pactar con los no independentistas para seguir gobernando, lo que sin duda le haría modificar a la baja su hoja de ruta hacia un nuevo Estado separado de España. Cualquiera de los dos escenarios podría empujar al empresariado a romper su silencio en uno u otro sentido.

​Fuentes muy cercanas a La Zarzuela han confirmado a El Confidencial que el Rey también ha mantenido en las últimas semanas un encuentro reservado en La Zarzuela con el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, a iniciativa del monarca. Además de Fainé, Botín, Lara y Piqué, otro de los empresarios catalanes convocado por Don Juan Carlos ha sido Javier Godó, editor del diario La Vanguardia. Según esas fuentes, el giro del periódico barcelonés en favor de las tesis soberanistas de Mas ha irritado especialmente al Rey.

Otras joyas subastadas de la corona española

MADRID.- La pulsera de Cartier perteneciente a la reina Victoria Eugenia que sale a la venta el próximo 14 de noviembre no ha sido la primera ni la última joya que la Casa Real española ha subastado a lo largo de la historia. Hay varios ejemplos de alhajas y otras pertenencias de la Familia Real que se han ido ‘perdiendo’ por el camino. Una larga lista de collares, pulseras, broches o diademas que se han vendido a través de las mejores casas de subastas desde hace décadas. Algunos de esos ejemplos están recogidos en el libro 'Las joyas de las reinas de España'.

El collar de chatones. Ena de Battenberg – la reina Victoria Eugenia, muy aficionada a las joyas- poseía dos de estos collares de diamantes tallados de forma redonda que acostumbraban a tener todas las señoras de la realeza europea, tal y como cuentan Fernando Rayón y José Luis Sampedro en su libro ‘Las joyas de las reinas de España’. Uno de ellos, “el más grande” lo heredó don Juan y más tarde el rey don Juan Carlos, mientras que el otro más pequeño llegó a las manos de don Jaime.
Fue ésta última la que se ‘salió’ de los joyeros reales por orden de Charlotte Tiedemann, segunda esposa de don Jaime, en 1977. El collar de 27 piedras fue subastado por la Casa Christie´s en Ginebra por que el obtuvieron más de 18 millones de pesetas. El nuevo dueño de la pieza fue un joyero madrileño, Alejandro Vega, que se hizo con él tras una emocionante puja. Años más tarde pasó a ser propiedad de la reina doña Sofía. Lo ha lucido en más de una ocasión, un ejemplo la boda real de Dinamarca en 2004.
El broche de Cartier. Otra joya de la Maison que dejó de pertenecer a la Casa Real fue un broche de Cartier que utilizaba a menudo la reina Victoria Eugenia. Junto a éste se subastó en 1987 un brazalete diseñado por la firma francesa 'joyera' oficila del rey Alfonso XII. Se trata de una pulsera de 57 turquesas montadas en oro con diamantes.
La periodista Pilar Eyre confirmó a Terra Corazón que la Casa Real se ha ido desprendiendo de muchas joyas a lo largo de la historia. “La Familia Real ha vendido muchas joyas, de hecho la propia Victoria Eugenia vendió una esmeralda” nos cuenta la experta en la realeza. Pilar se refiere a las esmeraldas que recibió la reina en 1920 que Napoleón III regaló a su esposa.  En 1961 Ena subastó un collar, un anillo y un broche. La gargantilla pasó a manos de Cartier y se la vendió al Sha de Persia que se lo regaló a su esposa Farah Diba.
La venta de estas joyas normalmente se hace en ‘círculo’. La subasta un miembro de la realeza para que lo adquiera otro y así vuelva a la familia, lo mismo que ocurrió con el collar de chatones que luce la reina Sofía.

Joyas de la reina María Cristina
Fernando Rayón y José Luis Sampedro cuentan en su libro 'Las joyas de las reinas de España' que algunas joyas de la reina María Cristina se pusieron a la venta después de caer en manos de sus herederos. en 1983 se subastó en Ginebra en la casa de apuestas Sotheby'sun collar de diamantes valorado en 21 millones de pesetas que no encontró dueño por su alto valor y una de las pulseras llamadas gemelas pertenecientes a la reina.En 1989 se subastó en Ginebra  un collar que había pertenecido a la reina Cristina y que su valor estaba estimado en unos cuarenta  mil y cincuenta mil francos suizos.
Así, la venta del brazalete de Cartier valorado en un millón de euros es una pieza más sumada a la lista de 'subastas reales' que se han realizado a lo largo de la historia. Falta conocer el nombre de la persona que necesita liquidez y se va a desprender de esta joya de Ena.

Un triste cumpleaños para la Reina / Esther Mucientes

Como el cuento de la princesa y el guisante hay razones para que el 74 cumpleaños de la Reina Doña Sofía no sea el más feliz. Lejos quedaron las celebraciones en familia sin reproches y todos unidos. Probablemente el año que deja atrás Doña Sofía no lo quiera recordar.
La Reina, el engranaje que unía a la Familia Real, ha visto en estos 12 meses como las piezas de su reloj se han ido soltando. Algunas porque han querido y otras porque se han visto obligadas pese a que Doña Sofía ha intentando por todos los medios que el reloj siguiera dando la hora.
Y es que seguramente querrá olvidar, aunque no pueda, la situación por la que atraviesa su hija la Infanta Cristina. La imputación de su marido, Iñaki Urdangarin, en el 'caso Nóos', fue el primer resorte en saltar dentro de la maquinaria real.
Acusado de presunta malversación de fondos públicos, fraude a la Administración, falsedad documental y prevaricación, el caso de Urdangarin ha hecho tambalear los cimientos de lo que hasta ahora era ejemplo de familia unida.
Esto y los enfrentamientos de los que habla la prensa entre el Rey, el Príncipe y Urdangarin colocaron a la Reina entre la espada y la pared: su hija o la imagen de la Casa Real ante el escándalo de su yerno. Doña Sofía eligió y se decantó por apoyar a la Infanta a la que visitó en Washington dejándose fotografiar en compañía del matrimonio Urdangarin pese a que el Rey y su hijo ya habían decidido apartarles.
La Reina demostró ponerse al mundo por montera y dejó claro que antes de Reina es madre. Sin embargo, la Casa Real tomó la opción contraria. Apartó a los Duques de Palma de la agenda oficial de la Casa Real por su comportamiento "no ejemplar". Su última aparición junto a los Reyes y los Príncipes de Asturias fue el 12 de octubre de 2011. Y desde entonces toda intención ha sido evitar cualquier vinculación o imagen con ellos.
De rebote la hija mayor, la Infanta Elena, también se ha visto relegada a un segundo plano. Tanto que en la fiesta de la Hispanidad de este año tuvo que ver el desfile militar en la tribuna de autoridades junto al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. La tribuna del Rey perdía a la mitad de su familia. "Este momento tenía que llegar", dijo la Infanta. ¿Pensaría lo mismo su madre?
La Reina ha intentando mantener su unión con la Infanta Cristina. Ha seguido viendo a sus nietos, de hecho, los hijos de los Duques de Palma pasaron unos días en Palma de Mallorca pero sin rastro de sus padres que pasaron unos días en Biarritz. La foto de familia a los pies de la escalera de Marivent quedará para otros tiempos ya lejanos.

La cacería del Rey

Pero si sólo fuera el 'caso Nóos' el guisante no sería tanta la tristeza. La Reina ha dado este año su primer golpe en la mesa, al menos públicamente, ante las actitudes de su esposo.
El viaje a Botsuana del Rey, su caída, su operación y su posterior recuperación dejaron en evidencia que el matrimonio Sofía-Juan Carlos ya no tiene porque guardar las formas.
La cacería de elefantes del Monarca en el país africano dejó dos momentos para la historia. El primero las disculpas de Don Juan Carlos al abandonar el hospital donde fue intervenido de una fractura en la cadera derecha. "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir", expresó el Monarca agarrado a sus muletas, con cara compungida y completamente solo.
Sí, solo. La Reina no estuvo con él seguramente en el que haya sido uno de los momentos más duros para la Monarquía. Ni estuvo en ese momento ni casi fue a verle al hospital. La primera visita tardó tres días en producirse y duró 25 minutos lo que destapó una oleada de rumores que Doña Sofía intentó frenar acudiendo un segundo día y almorzando con el Rey en una visita que duró tres horas.
Pese a ello, los rumores en torno al matrimonio real se fueron haciendo cada vez más grande. Una situación a la que también ayudaron los monarcas con su actitud. Fríos gestos de la Reina, malos gestos del Rey y en medio las disyuntivas posiciones de ambos en cuanto a la Infanta Elena.

El tiro de Froilán

Pero cuando el castillo de naipes se desmorona casi todas las cartas caen. La Reina también ha tenido que vivir como su nieto mayor Froilán se disparaba en un pie mientras estaba a cargo de su padre, Jaime de Marichalar, y hacía prácticas de tiro junto a su hermana Victoria.
La Fiscalía abrió diligencias contra Marichalar que finalmente fueron archivadas al no existir "denuncia previa de la persona agraviada o de su representante legal".
La Reina visitó prácticamente todos los días a su nieto en el hospital y estuvo junto a su hija, sin embargo, Don Juan Carlos no hizo acto de presencia ninguno de los 3 días que el niño estuvo ingresado.
Fue una semana en la que al Monarca no se le vio por ningún lado ni tampoco se supo el porqué de su vacío en la agenda oficial. De nuevo, la Reina fue la cara visible de la polémica.
Y para rematar este año lleno de guisantes bajo el colchón, una agencia de contactos usa su imagen para publicitar la infidelidad como ya hiciera antes con la imagen de Don Juan Carlos colgado en un gran cartel en plena Gran Vía, junto a Carlos de Inglaterra y Bill Clinton, bajo el siguiente texto: '¿Qué tienen estas realezas en común?'
En el caso de la Reina, ésta aparecía abrazada a un hombre con el torso desnudo y la frase 'Ya no tienes porque pasar la noche sola'. Razón que ha llevado a Doña Sofía a presentar una demanda de protección de su derecho al honor contra la agencia.
Parece por tanto que este año la Reina tuvo que soplar las 74 velas de su tarta sin mucha ayuda.

El Rey se estrena en Youtube para reforzar los lazos con Iberoamérica


MADRID.- A dos semanas de que se celebre la cumbre iberoamericana, un vídeo del Rey apostando por fomentar la relación entre Latinoamérica y España pudo verse en la página web de cumbreiberoamericana.es y, posteriormente, en youtube. Si el pasado mes de octubre Don Juan Carlos lanzó una cibercarta a través de la web de la Casa Real –dentro de la nueva política de modernización respecto al acercamiento entre los españoles y el Monarca–, haciendo un llamamiento a la unidad española, su Majestad pidió en esta ocasión mejorar  «los mecanismos de diálogo» entre los gobiernos «incrementando la integración y cooperación».

El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha puesto todo su empeño en que la próxima Cumbre Iberoamericana sea un éxito y el Gobierno pidió al Rey el lanzamiento de este mensaje en un formato al que sólo estamos acostumbrados en los discursos de Navidad.  «Los Jefes de Estado y de Gobierno tenemos una cita histórica en una ciudad emblemática para nuestra comunidad», asegura Don Juan Carlos en la grabación. 

Ya en el bicentenario de la Constitución de «La Pepa», el pasado marzo, Don Juan Carlos resaltó en Cádiz que «estrechar los lazos y potenciar nuestra cooperación redundará en una mayor prosperidad para todos». Desde entonces, el punto de mira del Rey ha sido conseguir la mayor participación de los líderes políticos iberoamericanos; concretamente es obra suya la presencia de Chile, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia y México, afirman desde Zarzuela. Se espera que todos los dirigentes acudan al encuentro, con la excepción del cubano Raúl Castro y el venezolano Hugo Chávez.

«Este encuentro llega en un momento de importantes transformaciones para Iberoamérica como resultado de su dinamismo económico, su profundización democrática y los avances en la integración regional» contextualiza el Rey.  

«Queremos que de Cádiz todos salgamos más unidos como comunidad».  Uno de los destinos que integran el BRIC al que ha viajado Don Juan Carlos este año para potenciar la presencia de nuestras empresas ha sido Brasil, junto con Chile. La potenciación de la presencia de nuestras compañías en el exterior es clave para salir del atolladero económico, por eso una de las apuestas de la Cumbre es la creación de un foro empresarial. 

Don Juan Carlos también resaltó que las ventajas de un acercamiento entre comunidades empiezan por «nuestros idiomas, el español y el portugués, que constituyen un auténtico patrimonio universal». Y concluyó su discurso con la seguridad que «desde Cádiz podremos ver cómo reforzamos juntos el proyecto iberoamericano, partiendo de los mismos principios que se defendieron entonces. Los valores democráticos, la libertad, la igualdad y el progreso».

Doña Sofía, más que una Reina Consorte / Aurora G. Mateache

Doña Sofía cumplió anteayer 74 años. Un número que se antoja redondo; hace 50  dio el «Sí, quiero» a Don Juan Carlos, convirtiéndose, desde entonces, en la compañera del Jefe de Estado y, 13 años más tarde, en Reina de España. Como es habitual, celebró el día en privado y en compañía de los suyos, a excepción de los Duques de Palma, que aunque se les vio salir de su casa en Barcelona, según informan fuentes cercanas al matrimonio, el destino de la Infanta Cristina y de su marido no fue La Zarzuela, sino que optaron por una casa en el campo dentro de Cataluña.

En contadas ocasiones,  bien sea por motivos de trabajo o circunstancias personales, la Casa Real ha detallado cómo ha pasado el día; en 2009 al presidir junto al Rey la reunión anual del Patronato del Instituto Cervantes y cenar después con los Patronos y los embajadores iberoamericanos en el Palacio de El Pardo; en 2006 el escenario fue un avión de la Fuerza Aérea Española, en el que viajaba junto al Rey a Montevideo (Uruguay), para acudir a  la XVI Cumbre Iberoamericana, o en 2005, año en el que sopló las velas de su tarta de cumpleaños en la clínica Rúber Internacional, donde nació dos días antes la Infanta Leonor.


A diferencia de otros años, ninguno de los miembros de la Familia Real tuvo actos anteayer, y no retomarán la agenda hasta mañana 5 de noviembre. La Reina lo hará un día más tarde. Porque, aunque la función principal de Su Majestad es la de acompañar y apoyar al Rey, la actividad secundaria de Doña Sofía no desmerece. Si en la agenda de Don Juan Carlos, desde principios de año hasta el día de hoy, figuran 148 actos, en la de Doña Sofía, 111. Desde 1976 acumula 1217, más 235 viajes oficiales. El año pasado se cerró con 128. Y se prevé que en el año que viene el número se mantenga.


Así, el próximo martes Doña Sofía presidirá los Premios Reina Sofía contra las drogas, de la Fundación Crefat de la Cruz Roja. El mismo día entregará el XXVII Premio BMW de pintura y asistirá al concierto en el auditorio Nacional de Música de Madrid y dos días más tarde viajará hasta Viena para participar en el Global Social Business Summit, conferencia a la que acudirá el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, conocido como el «banquero de los pobres», por ser el creador del microcrédito. Este dato es clave para definir tanto la personalidad de Doña Sofía como la labor institucional y social que desempeña. Hace 16 años que Yunus cuenta con su colaboración, algo que siempre recuerda,  ya que fue de las pocas personas que confió en él cuando lo tomaban «por loco». 


En el que se considera su año más difícil, no se ha permitido olvidar su deber al servicio de los demás, y a finales de septiembre visitó el Banco de Alimentos de Madrid, asociación a la que la Fundación Reina Sofía ha donado este año 590.000 euros para financiar 4 proyectos. «No hay mejor forma de luchar contra la crisis económica que tan gravemente afecta a nuestro país», afirmó la Reina el pasado miércoles en la presidencia de la entrega de los Premios Jaime I, que «estimular iniciativas en beneficio directo de los sectores de la sociedad más desprotegidos».

Lo lleva en los genes. La Reina, antes de llegar a España, trabajó dos años de enfermera en un orfanato. Fue su madre, la alemana Federica de Hannover, quien impulsó en Grecia la creación de una red de más de 50 centros de acogida en un país devastado por la Guerra Civil.

Doña Sofía es presidenta de la Fundación Reina Sofía, constituida en 1977 por una contribución sacada de su propio bolsillo. Asimismo, es presidenta de Honor de la Fundación Ayuda contra la Drogadicción y del Real Patronato sobre Discapacidad, entre otras asociaciones. Desde 2011 de este año, ha realizado cuatro viajes de cooperación; a la República de Haití, Colombia y Ecuador, Filipinas y Bolivia. Fue con el presidente de este país con quien tuvo la anécdota de darle una pastilla cuando vino a España y le dolió la cabeza en una cena. Desde entonces, Evo Morales la llama «Mi enfermera». Porque lo es; en España o en los orfanatos griegos. Porque es Reina; en España, fuera de nuestras fronteras, o cuando estudiaba puericultura en Grecia.

Ya sea viendo un partido entre Nadal y Federer de la Caja Mágica, o a bordo de la lancha Somni este verano en Mallorca. En cuanto su agenda la permite, la Reina saca tiempo para volcarse en sus nietos. Es frecuente verla besando o abrazando a cualquiera de ellos, con los que  le gusta compartir diferentes planes, como llevarlos al cine, al teatro o al circo. Devoción que le ha hecho pasar algún momento malo que otro, como cuando Felipe Froilán, el nieto mayor, se disparó en el pie con una escopeta. El papel de abuela de Doña Sofía ha suscitado en algunas ocasiones las más duras críticas, véase el repentino vuelo a Washington a finales de abril para dar una sorpresa a su nieto Miguel de Todos los Santos Urdangarín y de Borbón, que celebraba su cumpleaños. 

Dos pretendientes se disputan el corazón de la Infanta doña Elena

MADRID.- Desde que en el año 2005 anunciara su separación de Jaime de Marichalar, a la Infanta doña Elena no se le ha conocido un nuevo amor. Sin embargo, esta semana han sido dos hombres los que han relacionado con la hija mayor de los Reyes de España.

El primero de ellos es Alfredo Fernández Durán, un conocido jinete de 48 años que desmintió rotundamente la noticia. El otro es Ángel Villamor, traumatólogo de prestigio que hasta el momento no ha querido ni confirmar ni desmentir la información, algo que ha alimentado todavía más los rumores de una posible relación sentimental.
"Algo me han dicho en el trabajo de este tema", comentaba, pero el sanitario no quiso hacer ningún tipo de declaración sobre el asunto y se limitó a señalar que está "encantado" de conocer a la infanta y a su padre, ya que ha operado al Rey don Juan Carlos.
Sean ciertas estas noticias o no, la Duquesa de Lugo continúa soltera y sin compromiso. Mientras, la Casa Real tras los escándalos del último año ha preferido centrar la atención mediática en los Reyes y los príncipes de Asturias.

La Casa Real, diana del desencanto / Federico Quevedo

Hubo un tiempo no tan lejano, como el que suele dar comienzo a los cuentos de bellas princesas que se casan con ricos príncipes herederos y fueron felices y comieron perdices, en el que la Familia Real española contaba con la simpatía, el agrado, la complicidad y hasta el apoyo de la sociedad, incluso de aquellos que ideológicamente no se consideraban monárquicos pero sí que se definían como juancarlistas. Hubo un tiempo, en efecto, en el que la Familia Real contaba  con la inmunidad de ser extraordinariamente popular y parecía que eso la alejaba de cualquier vaivén de la opinión pública y, por supuesto, de los dimes y diretes que habitualmente afectan a la clase política; la mantenía ajena a toda sospecha o crítica. 

A eso también contribuimos durante todo ese tiempo los medios de comunicación, que asumimos como inevitable la opacidad en la información relativa a la Familia Real y, por supuesto, la clase política, que no solo lo permitió sino que, además, actuó de salvaguarda de la integridad del Rey y su familia frenando en seco cualquier intento de abrir la institución a la trasparencia. Era como si la simple duda sobre el más inocente de los comportamientos de cualquier miembro de la familia pudiera poner patas arriba el sistema o destruir los cimientos del mismo. En este país se podía gritar, criticar, insultar y, por supuesto, detener y enjuiciar a cualquier miembro de la clase política, pero el Rey y los suyos estaban a salvo de cualquier episodio de ira ciudadana y, como no, su estatus les garantizaba una impunidad aparentemente inviolable. 

Pero de un tiempo a esta parte algo ha cambiado, puede que sea todavía el embrión de algo más grande o simplemente una anécdota que olvidaremos con el tiempo, pero el caso es que las cosas ya no son igual. Prueba de ello es que, allá donde acude cualquier miembro de la Familia Real, donde antes había simpatía ciudadana y muestras a veces incluso exageradas de cariño, hoy lo que se encuentran son pitos y abucheos, muestras de desafecto e incluso episodios de ira contenida: se han convertido en el blanco, en la diana del desencanto ciudadano en una situación de crisis que acumula ya muchos meses de dramatismo social de una ciudadanía que contempla, sorprendida, como los ricos y los poderosos siguen viviendo con todos los lujos a su alcance mientras gentes acorraladas por situaciones insostenibles se acaban tirando por la ventana el día en el que los agentes judiciales van a comunicarles su desahucio. 

La pérdida de la vivienda es, probablemente junto a la de verse en la necesidad de recurrir a los comedores públicos, una de las mayores situaciones de vergüenza social que lleva a mucha gente a no poder mirar a los ojos de los suyos y de quienes forman su entorno. El Gobierno ha tomado conciencia de la gravedad de estos casos y Mariano Rajoy ha anunciado medidas que, además, va a intentar consensuar con el Partido Socialista. Si realmente se consigue hacer algo en esa línea de actuación inmediata con consenso, habrá que aplaudir que por fin nuestros políticos pongan por delante de sus intereses partidarios el interés general. 

Pero volviendo al tema que nos ocupa, sospecho que va a ser difícil para la Casa Real volver a recuperar la simpatía y la credibilidad de la que gozó durante tanto tiempo, mientras no se produzcan de verdad gestos que sintonicen con las necesidades de la gente, por una parte, y con la exigencia de cambios profundos en los comportamientos por otra. Y es que no deja de ser sintomático que, siendo como es la Monarquía ajena a las decisiones políticas, sin embargo se convierta  en blanco de las protestas ciudadanas por los recortes, el paro o la exclusión social. ¿Qué puede hacer el Rey? Aparentemente poca cosa, porque no está en su mano cambiar las leyes sino ratificarlas, y además está obligado. Pero si durante años aceptamos que la Monarquía era lo que nos representaba, era lo que simbolizaba nuestro modelo de sociedad, lo mínimo exigible es que cuando a la sociedad le toca sufrir sea precisamente la Monarquía la que se sienta más cerca de ese sufrimiento. 

Y, en lugar de eso, lo que nos hemos encontrado es con una Monarquía que no solo mira para otro lado, sino que ha hecho gestos tan evidentes de distanciamiento con el sentir social que va a resultar muy difícil que pueda volver a recupera la sintonía. Fíjense que ni siquiera estoy hablando del ‘caso Urdangarín’, que por supuesto tiene mucho, muchísimo que ver con la desafección ciudadana hacia la institución… Es una cuestión de sensibilidad o, mejor dicho, de pérdida de sensibilidad. Lo único que unía a la Monarquía con el pueblo era, precisamente, eso, que el pueblo sentía a su Monarca próximo, incluso parte de él mismo aún siendo la primera institución del Estado. Pero esa conexión casi espiritual que había conseguido el juancarlismo con su pueblo se ha roto, se ha quebrado y además por varios sitios a la vez desde el momento en el que la Monarquía ha incumplido todos y cada uno de los compromisos que la unían con la sociedad. 

Y este no es un país que pueda considerarse monárquico a pesar de la tradición… España no es Gran Bretaña por más que nuestra Historia se haya forjado sobre la corona, y la impresión más extendida es la de que la Monarquía no deja de ser un anacronismo en una sociedad democrática que, encima, nos cuesta muy cara. Esos son los comentarios más extendidos en las tertulias de café y en los cenáculos, en las oficinas y en las colas del Inem. Da igual, de arriba abajo y de izquierda a derecha la sociedad española manifiesta un rechazo cada vez más unánime hacia una institución que siente muy lejana de sus problemas y sus necesidades y a cuyos representantes, además, no elige cada cuatro años.
¿Tiene esto solución? Mi opinión, que puede estar subjetivada por un republicanismo innato, es que la deriva hacia un modelo de democracia presidencialista es inevitable, pero puedo equivocarme y es posible que, introduciendo cambios muy sustanciales en su modo de ser y de comportarse, la Monarquía consiga sobrevivir de la mano de los Príncipes. Pero harían bien en escuchar más la voz de la calle y dar muestras claras y concretas de haber entendido los mensajes. Y hoy por hoy, eso no es así.