MADRID.- A Zarzuela se le acaba el tiempo. Los
correos electrónicos de Diego Torres que su abogado, Manuel González
Peeters, va aportando al juez Castro con cuentagotas, y la próxima
declaración en los juzgados del exsocio de Iñaki Urdangarin en Nóos,
prevista para el 16 de febrero, han provocado la reacción de la
institución. Estas dos cuestiones tienen en vilo a la Familia Real y,
sobre todo, a la infanta Cristina, que vive una situación muy compleja, ante su posible imputación tras esa declaración.
En
el caso de que las próximas entregas de correos -se espera que se
produzca una en los próximos días- o el discurso de Torres en el juzgado
número 3 de Palma pudieran implicar de una manera directa a la hija
menor de los Reyes, fuentes de toda solvencia confirman a Vanitatis que la estrategia de Casa Real pasaría por la retirada de sus privilegios como Infanta.
Esta posibilidad es la única opción que se baraja. Doña Cristina
renunciaría al título de duquesa de Palma y a sus derechos a la sucesión
dinástica. Además, se la retiraría la asignación económica que
percibe por los actos que preside en representación de la Casa. Aunque
llevaría tiempo negociando esa renuncia con el Rey y el Príncipe, es
ahora cuando su familia aprieta ante el desarrollo desfavorable de los
acontecimientos.
La otra opción que se ha valorado, la de instar a doña Cristina al divorcio,
ya no se contempla ante la negativa de ésta y por considerarse un tema
“estrictamente personal”, dicen las mismas fuentes. El divorcio fue un
tema que se omitió en las conversaciones que la Infanta mantuvo con
diferentes miembros de la institución en su viaje relámpago el martes
pasado a Madrid tras la imputación de su secretario personal, Carlos
García Revenga. “Sólo se contempla la renuncia de la Infanta, que se podría anunciar en breve si las cosas van a peor”, aseguran las fuentes consultadas.
Sin embargo, Zarzuela se muestra optimista en cierto sentido. En las reuniones mantenidas en Palacio estos
días casi todos se han mostrado convencidos de que la Infanta y el
conde de Fontao, abogado y asesor jurídico del Rey, salpicado también
por el escándalo, no serán imputados a pesar de las estrategias de Torres,
puesto que el fiscal y el juez lo han denegado ya en tres ocasiones en
el caso de doña Cristina. Todos los que formaban parte de Nóos saben qué
mensajes y correos se han enviado y los que quedan por publicarse. La
Casa de Su Majestad, también.
Por lo tanto, la posibilidad de pillarles por sorpresa en este sentido es nula.
De lo que se duda es de hasta dónde puede llegar Diego Torres para
defenderse o presionar en su declaración. Una de esas reuniones tuvo
lugar este lunes y estuvo presente la infanta Cristina,
que se trasladó desde Barcelona, para continuar con la estrategia
familiar de cara al plazo que su marido, Iñaki Urdangarin, tiene para
pagar la fianza de 8,1 millones de euros y que finaliza mañana.
Por esta razón, el gabinete de comunicación de Zarzuela se encuentra en estado de alerta permanente.
Trabajan en varios escenarios, pero hasta que los acontecimientos tomen
un giro o éste se intuya en Zarzuela no se contempla enviar ningún
comunicado anunciando la renuncia de la infanta Cristina, y menos su
divorcio o cese temporal.
El drama personal de la Infanta
La imputación de Carlos García Revenga ha significado un duro golpe para la infanta Cristina,
que parece haber tocado fondo con esa decisión del juez José Castro. El
propio abogado de su marido, Mario Pascual Vives, así lo ratificaba a
la prensa en una de sus comparecencias callejeras: "Esta muy afectada y preocupada", afirmaba el letrado. Esta inusual declaración la hacía el mismo día en que Zarzuela enviaba a los medios un comunicado donde
confirmaba en el puesto al secretario y asesor de las hijas del Rey y
en el que se aseguraba que no tomará una decisión al respecto hasta que
Revenga declare ante el juez.
Personas cercanas a los duques de Palma confirman a Vanitatis que
la situación emocional de la Infanta es cada vez más delicada y, por
eso, el mismo día en que se conoció la imputación de García Revenga viajó a Madrid para buscar el apoyo de su madre,
que se ha convertido en el auténtico salvavidas afectivo. Uno de los
pocos apoyos que le quedan. La duquesa de Palma cogió un vuelo el pasado
martes a mediodía y llegó sola a Zarzuela. Pasó la tarde y noche con la Reina y regresó a su casa de Pedralbes al día siguiente.
Durante las horas que permaneció en palacio también tuvo oportunidad de reunirse con otros miembros del organigrama de la Casa Real para conocer sus impresiones sobre los últimos acontecimientos en torno al caso Nóos. Ese día fue tenso en Zarzuela. Como publicó en exclusiva El Confidencial,
el secretario personal de las Infantas se negó en rotundo a dimitir,
como sugería el príncipe Felipe, pues eso habría supuesto su
autoinculpación. Por su parte, ese día y en los posteriores se
plantearon las bases de actuación con la Infanta, que muy pronto podría
dejar de serlo.
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