PALMA.- El juez instructor del caso Nóos, José Castro,
ha solicitado a la notaría barcelonesa que intervino en la constitución
de Aizoon, sociedad de la que son propietarios al 50 por ciento los
Duques de Palma, que aporte la escritura relativa a esta operación
mercantil, según la providencia que el magistrado ha dictado al efecto.
En concreto, el titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de
Palma ha oficiado al notario que tiene a su cargo el protocolo de la
Notaría de Espluges de Llobregat de la que era titular el notario que
escrituró Aizoon, Carlos Masía, para que remita testimonio del documento
de constitución, llevada a cabo el 11 de febrero de 2003.
El magistrado ha cursado esta diligencia a petición del sindicato
Manos Limpias, cuya representación procesal ha solicitado que se aporte a
la causa la escritura de la mercantil perteneciente a Iñaki Urdangarin y
la Infanta Cristina, y que se encuentra bajo lupa judicial por haber
servido presuntamente para defraudar a Hacienda. Es más, la Audiencia
Provincial de Baleares ha llegado a apuntar los Duques se habrían
beneficiado, como socios de la mercantil, de los ingresos procedentes de
Nóos.
Precisamente, el notario que participó en el impulso de Aizoon fue
interrogado como testigo en el marco de este caso, aseverando que la
operación fue preparada y diseñada por excontable de Nóos Miguel
Tejeiro, a quien le sugirió que, por ser una empresa mercantil que
"podía tener infortunio, que la cambiara a gananciales para que así no
tuviera que aparecer la Infanta".
"Sólo sugerí que Urdangarin estuviera en régimen de gananciales
para que la Infanta no tuviera que aparecer por ahí", incidió el
testigo, aseverando que, pese a las consultas que le hicieron sobre cómo
repartir el accionariado de la empresa de consultoría, "no me hicieron
caso".
Los investigadores apuntan a que el Duque "interpuso" esta
mercantil para facturar "ciertos servicios de carácter personalísimo",
como el servicio doméstico, que nada tenían que ver con la actividad de
la inmobiliaria, todo ello con el objetivo de reducir su propia
tributación en la declaración del IRPF.
De hecho, la Agencia Tributaria señala cómo durante 2007 y 2008,
ejercicios en los que Urdangarin habría defraudado a Hacienda al menos
240.000 euros, utilizó Aizoon como "pantalla" para tributar gastos como
los de su propio servicio doméstico o los de su asistenta personal, con
el objetivo de beneficiarse de un tipo impositivo inferior (el aplicado a
las sociedades).
Del mismo modo, Carlos Masía también intervino en la compraventa
del Palacete de Pedralbes, respecto a la cual recordó que la Infanta "no
quería firmar" ya que "no veía claro cómo se podía adquirir esa casa" y
si la operación "era viable".
"Era como si no se le hubiera justificado
cómo se adquiría y cómo se pagaba", incidió al respecto.
En su comparecencia el notario explicó que preparó la compraventa "bajo
instrucciones" de Tejeiro, lo que llevó al fiscal Pedro Horrach a
terciar: "Sin embargo, los que compraban eran Iñaki Urdangarin y su
esposa, ¿no?". Según explicó, había "mucho nerviosismo" porque la
Infanta "no lo veía claro" y "entonces el señor Tejeiro me dio
instrucciones".
Tal y como recordó, Tejeiro le indicó que si la hija del Rey Don
Juan Carlos preguntaba sobre la viabilidad de la operación, debía
responder que "esto va a comisión ejecutiva, la Caja de Pensiones ya lo
tiene aprobado". Y es que, precisó ante la extrañeza del fiscal, para
una venta de seis millones de euros "no basta con la aprobación del
delegado de la oficina, hace falta que el comité ejecutivo, en este caso
la Caja de Pensiones, apruebe esta operación, porque no es una
operación ordinaria".
Sin embargo, el notario recordó que en realidad "no estaba
aprobado" y los "nervios" se debían a que, "según me manifestó Tejeiro,
la Infanta había tenido una serie de dudas, no veía clara la operación y
no quería firmar". Finalmente, el mismo día en que se escrituró la
compraventa se aprobó la operación, según Masía, quien relató que
después de todo "la Infanta no preguntó, porque su actitud era muy
reservada, muy protocolaria".
"A ver, normalmente la esposa mira al marido y firma, y ya está.
Aquí, como por protocolo empezábamos antes, la Infanta no podía mirar,
no podía seguir, tenía que ser la primera en firmar", explicó el
notario, quien recordó que "se le veía cara de duda, pero tampoco
preguntaba".
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