miércoles, 31 de julio de 2013

Levantar el veto sobre los correos íntimos del yerno del Rey airea sus supuestas infidelidades

MADRID.- "Hola, pedazo de mujer. Es fantástico poder ver y sentir que tu tono de voz y tu escritura fluye en un tono que merece la pena releer...". Así comenzaba el correo electrónico que Iñaki Urdangarín envió el 15 de octubre de 2003 a la esposa de un amigo suyo. Era la respuesta a otro que ésta le había remitido unas horas antes y que comenzaba con un cariñoso "hola, ojos azules", según 'Vozpópuli'.

Ambos son parte de los emails sobre los que ayer un juzgado de Barcelona levantó el veto para que los medios de comunicación pudiesen informar sobre su contenido después de que el duque de Palma hubiera solicitado el pasado mes de abril medidas cautelares para impedir que salieran a la luz.

El fallo destaca que "no hay justificación para legitimar que unos medios de comunicación vean limitado su derecho a la información y otros medios no" sobre todo después de que la revista Mongolia, sobre la que no recaía ninguna prohibición judicial, hiciera públicos una parte de ellos hace semanas. Tras la decisión judicial, Vozpópuli, en cuyo poder obran también varios de estos mensajes, ha decidido darlos a conocer al considerar que su contenido es importante para el desenlace final del escándalo financiero que rodea al marido del infanta y, sobre todo, a la salida que finalmente puede darle la Casa Real a la situación creada por la actual situación judicial del marido de la hija del Rey. No obstante, este diario ha optado por eliminar los datos personales que pudieran facilitar la identificación de la receptora de los correos electrónicos del duque de Palma al considerar que esta persona es totalmente ajena a 'caso Nóos'.

"El día ya lo tenemos pero el lugar no. Triste ¿no?. No te desanimes y dale a la cabecita a ver si se nos ocurre algo", le dice Urdangarín a la mujer.
 
Los primeros de estos correos son, precisamente, los del 15 de octubre de 2003. En el primero de ellos, lo envía la mujer desde su puesto de trabajo en un organismo público de Cataluña donde trabaja. "Estoy viendo llover desde la ventana, sin nada que hacer, porque a estas horas los funcionarios no hacen nada que no sea muy urgente. Me pregunto, dónde estás? Respuestas múltiples y varias. Imposible de acertar posiblemente en un avión", señala antes de entrar en diferentes aspectos de su trabajo, de la relación con su esposo y un posible cambio de ciudad de residencia. Al final, ella se refiere a "nuestro tema común" para añadir que "cuando pienso me sonrío. Es un acto reflejo". El mensaje termina con la fecha de una supuesta cita, "el día 22, miércoles, encantada pero dónde?" y el deseo de que "tengas un buen día estés donde éste 1BG [un beso gordo]". Diez horas después, el marido de la infanta Cristina responde al mensaje e insiste en los detalle del supuesto encuentro: "El día ya lo tenemos pero el lugar no. Triste no?. No te desanimes y dale a la cabecita a ver si se nos ocurre algo". Tras comentar el envío de un email al marido de la destinataria de su mensaje, el yerno del Rey se despide con "un beso y seguimos en contacto".

El siguiente cruce de mensajes entre ambos se produce un mes más tarde, el 17 de noviembre, y, de nuevo, es ella quien lo inicia: "Hola corazón. Hace casi un mes fue nuestro primer y único contacto telefónico. Supongo que debes estar muy ocupado", le dice al duque de Palma antes de mostrar su preocupación porque éste no ha respondido a varios "mensajes escritos de móvil" que le ha remitido. "El martes estuve esperando respuesta tuya porque había vía libre, pero no tuve respuesta", le asegura ante de concluir con un "deseo que realmente no sea nada". La respuesta de Urdangarín, remitida desde su correo en el polémico Instituto Nóos, es escueta y tranquilizadora para su interlocutora. "No pasa nada de nada", le asegura antes de decirle que sólo ha recibido un mensaje anterior. "Esto es un malentendido. Estuve esperando que tuvieses confirmación del viaje y que existiera una posibilidad. No sabía concretamente de que día se podía tratar. Por ganas no será... que pena haber perdido una posibilidad", se lamentaba el marido de la infanta antes de lanzarle dos preguntas: "Estás bien? Sonará la flauta?".

"Alegra el ánimo. Estoy aquí"

Sólo diez días después de ese segundo cruce de mensajes, la mujer vuelve a ponerse en contacto con él. El email comienza de nuevo con un "hola, ojos azules", para pasar a continuación a describir al duque de Palma que en ese momento está "escuchando a Miguel Bosé" en el trabajo: "No puedo dejar de recordar momentos bonitos, muy bonitos, que hemos pasado. Pero... son recuerdos ya no forman parte de la realidad". La mujer recalca que dicho comentario "no es una crítica. Nunca podemos criticarnos porque siempre hemos sabido desde el principio las condiciones y premisas que nos rodean". La mujer se despide con un nuevo comentario que muestra cierto desánimo: "Supongo que tienes mucho trabajo, muchas historias, muchas cosas que no son historias y más cosas.... pero siento que he perdido una parcela importante de mi vida". En su respuesta, el yerno del Rey intenta animar a la mujer: "Se acerca tu cumpleaños y ves que tus sueños no se cumplen y te pones sentimental... alegra el ánimo. Estoy aquí".


"Quizá sería un buen momento para vernos pero... cuántos problemas. Sitio, hora, trabajo, niños, el marcaje... seguro que es imposible. Otra ocasión que pasa...", se lamenta Urdangarín

Tras detallar sus idas y venidas a Palma, Iñaki Urdangarín asegura que ha llegado a pensar "que quizá sería un buen momento para vernos pero... cuántos problemas. Sitio, hora, trabajo, niños, el marcaje... seguro que es imposible. Otra ocasión que pasa...". El propio duque muestra cierto deánimo: "No sé ni cómo ni cuándo pero no pierdo la esperanza. No la pierdas [el nombre de ella] y pensemos que tenemos que ingeniar algo sofisticado porque sino estamos abocados a la depresión". Urdangarín se despide con un "lo intentaré pero ingenia, mantén la llama de la cita que es importante" acompañado de un "sé que estás bien, tu marido me lo dice. Me tranquiliza, me mata".

"Llámame al despacho, please"

No vuelve a producirse un cruce de mensaje entre ambos hasta febrero de 2004. El día 20 del mes, la amiga de Urdangarín le envía un correo para felicitarle por su reciente nombramiento como miembro del COE. "Otro 'título' más!!! Si ya de por si tienes trabajo... 'si no quieren sopa, tres tazas'. Bueno es lo que te gusta y al fin y al cabo eso es lo más importante", le comenta antes de hacerle "un resumen de 'mi vida' sin ti", con referencia a su trabajo, a su hijos y a un cercano cambio de vivienda. "Espero que no pasen otros seis meses sin vernos", se despide. Urdangarin le agradece tres días más tarde la felicitación y le comenta que "algún medio de comunicación me ha puesto a parir" por lo de su nombramiento. "Espero que pase la tormenta y quedamos para lo que quieras. Ya sabes que aunque haya poco tiempo siempre habrá un hueco para tí", le asegura antes de hacerle una petición: "Llámame al despacho please".

Tanto el yerno del rey como su interlocutora utilizaron los correos de sus puestos de trabajo para enviarse los mensajes comprometedores

El último mensaje de la esta serie está fechado sólo unos días más tarde. En concreto, el 1 de marzo de 2004. En ella, la mujer, que se sigue refiriendo a él como "ojos azules" le comenta que ha estado con sus hijos en un espectáculo al que, según ha leído en la prensa, también había acudido la infanta Cristina con los suyos. Además, le detalla que los planes de su marido han cambiado y "se queda en casa con nosotros (peques y yo), así que,.. casualidades de la vida, de nuevo no podemos vernos". "Al final será verdad que no nos quedará ni París", se lamenta. La respuesta del duque de Palma es en este caso bastante escueta: "Pues vaya.. al menos me tranquiliza que no soy sólo yo quien anula citas... Pero no lo dejemos mucho vale? Llámame a la oficina, es lo más seguro". Como en todos los correos anteriores, tanto el yerno del rey como su interlocutora utilizan los correos de sus respectivos trabajos para intercambiar los mensajes.

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