Una vez aclarado que la injusticia es igual para todos, las últimas
mudanzas de los Duques de Palma de Mallorca demuestran que el título de
imputado conlleva una mejora sustancial de las condiciones de vida.
Si
un presunto corrupto como Ignacio Urdangarin, por no hablar de la esposa
que se embolsaba la mitad de las ganancias, puede campar a sus anchas
por Suiza, más de un cargo político se replanteará su honradez para
acceder cuanto antes a tan descansada existencia.
Cabe recordar el nimio
detalle de que la seguridad y una parte sustancial de los gastos del
matrimonio son sufragados con cargo a los Presupuestos Generales del
Estado. En este terreno, España es mucho más generosa con sus supuestos
delincuentes de la Familia Real que el Reino Unido con sus inocentes
royals.
A principios de septiembre, la posible reina inglesa Camilla
Parker-Bowles veraneó en Mallorca con un único oficial de seguridad. La
protección del capricho suizo de una hija secundaria de los Reyes obliga
a un desembolso suplementario y más abultado a los contribuyentes
exhaustos.
Las pruebas documentales sobre la renacida felicidad
suiza de Urdangarin constan en los sucesivos reportajes publicados en la
prensa del corazón. No se ha evadido a Suiza, pero se evade en Suiza.
Mientras el Estado malgasta los presupuestos en espiar al juez, que será
apartado del caso si aparca en doble fila o tiene por vecino a un
republicano, ¡Hola! presta otro servicio impagable a la democracia.
Si
en la Casa del Rey anidara un resto de racionalidad, habría prohibido
expresamente la fijación de la residencia en Ginebra de una Infanta que
no ha cancelado sus derechos sucesorios. En lugar de solventar el patio
de Monipodio orquestado por el Duque emPalmado según su propia
definición, La Zarzuela urde la patraña de una separación geográfica del
matrimonio, desmentida por las revistas rosas.
Wilfred Martens,
primer ministro flamenco que no belga, insistía en que "soy republicano,
excepto en Bélgica". Esta aparente disfunción ha definido durante las
últimas décadas a millones de españoles. Con el impagable auxilio de
Cristina y Urdangarin, la Casa del Rey disolverá la unión de
conveniencia entre un monarca y su pueblo. La instalación en Suiza de la
afortunada pareja ha coincidido con la publicación de las fotos del
palacete de Pedralbes, sufragado también con fondos públicos.
Dado que
se trata del chalet caro más horroroso de España, cabe interpretar la
evasión en Suiza como un rasgo humanitario hacia una familia obligada a
habitar en este reducto del mal gusto. A propósito, la aparición en
prensa de las imágenes de pésimo interiorismo hubieran disparado
acusaciones de atentar contra la seguridad del Estado. Con dinero de por
medio, no hay Estado que valga.
El establecimiento de Correa o
Bárcenas en Ginebra obligaría a enarcar alguna ceja, mientras que el
yerno del Rey se instala en el paraíso fiscal con la costosa protección
estatal. El más privilegiado de los ciudadanos ha desarrollado una
codicia que ha puesto en peligro los cimientos de la convivencia social.
Cuántas parejas españolas, no sólo corruptas, desearían aislarse en
Suiza de las incertidumbres de la contingencia nacional. La burla que la
Infanta Cristina inflige a sus conciudadanos sólo podría agravarse si
hubiera elegido Gibraltar como lugar de residencia.
Mientras La
Zarzuela decide el nombramiento de Urdangarin y Cristina como Duques de
Ginebra, los contribuyentes deberán replantearse si la investigación
judicial de la pareja „perceptora de seis millones recaudados de
Valencia y Balears sin contrapartida aparente„ resultará más costosa que
los congresos que asombraron a personajes como Matas, Camps o Barberá.
Subsiste la posibilidad de que la hija del Rey haya sobrevalorado el
amparo que le brinda últimamente la fiscalía anticorrupción. Sin
embargo, el delicado balance se desequilibra porque ninguno de los
responsables activos o subsidiarios ha comprometido la entrega de uno
solo de los euros obtenidos gracias al saqueo de las arcas autonómicas.
Una
vez que Urdangarin sea absuelto de todos los cargos en su periplo por
los tribunales españoles „un cortafuegos que afecta por lo visto a
Bárcenas y los ERE andaluces„, su estancia en Suiza favorecerá su
ingreso en el COI, donde por fin se encontrará a sus anchas entre
dignatarios que comparten su brújula moral. La promoción del duque al
Comité Olímpico fue auspiciada por quienes hoy lloran la falta de
confianza del citado organismo en Madrid.
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