MADRID.- La Infanta Cristina, que declarará mañana
como imputada ante el juez que investiga el caso Nóos por un presunto
delito fiscal y otro de blanqueo de capitales, lleva casi 28 meses
apartada de facto de la agenda oficial de actos de la Familia Real, a
pesar de que la Casa del Rey ha manifestado que está convencida de su
inocencia.
El 12 de diciembre de 2011 fue la última vez que se vio a los
duques de Palma representando a la Corona en un acto institucional. Fue
durante los actos de celebración de la Fiesta Nacional, cuando
asistieron junto al resto de la Familia Real al tradicional desfile
militar y a la posterior recepción en el Palacio Real.
Entonces aún vivían en Washington, donde Iñaki Urdangarin
trabajaba como directivo de Telefónica. Apenas un mes después de la
celebración del Doce de Octubre, estalla el escándalo en torno a los
negocios supuestamente fraudulentos que entabló Urdangarin con las
Administraciones balear y valenciana.
Aunque las primeras denuncias sobre la supuesta irregularidad de
los contratos firmados con Nóos con estos dos Gobiernos regionales datan
de 2006, los registros del 4 de noviembre de 2011 situaron el caso Nóos
en las primeras portadas de los periódicos.
En ese momento empezó un "martirio" para la Casa Real, en palabras
del jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, con revelaciones casi a
diario en los medios de comunicación en torno a los presuntos
chanchullos del duque, pero también con correos electrónicos de carácter
más íntimo.
En respuesta a la presión de la opinión pública ante este
escándalo, Zarzuela anunció en diciembre de 2011 que Urdangarin quedaba
apartado de la agenda oficial de la Familia Real por haber tenido un
comportamiento "no ejemplar" en los negocios que emprendió. ¿Y la
Infanta?, preguntaron entonces los periodistas. "Ya veremos", contestó
Spottorno.
Lo cierto es que la Infanta, al igual que su marido, permanece
alejada de la agenda de la institución desde el 12 de octubre de 2011.
Tan solo se ha dejado ver con su familia en actos de carácter privado,
como las visitas a su padre en el hospital.
En una de estas visitas, tras la primera operación de la cadera
izquierda del Rey en noviembre de 2012, los duques de Palma se
presentaron en el hospital, donde coincidieron con la Reina, los
Príncipes de Asturias y la Infanta Elena.
Esa aparición de ambos se interpretó como una especie de perdón al
duque. Aunque en un primer momento Zarzuela intentó distinguir entre
los actos oficiales de la Familia, de los que Urdangarin había sido
apartado, de los estrictamente familiares, días después la institución
sacó a Urdangarin de su página web para "marcar distancias" de nuevo con
el yerno del Rey. Zarzuela reconocía que esa visita al hospital había
sido un error porque había confundido a la ciudadanía.
A partir de entonces, la Infanta ha vuelto a visitar a su padre en
el hospital en las tres operaciones siguientes a las que se sometió en
2013 (una de columna y dos de cadera) pero siempre lo ha hecho sin su
marido.
Las apariciones públicas de la Infanta se han limitado así a actos
familiares, aunque hubo una excepción en junio pasado: la misa
conmemorativa del primer centenario del nacimiento de su abuelo, Don
Juan, conde de Barcelona, al que asistieron los Reyes, los Príncipes, la
Infanta Elena, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y varios de
sus ministros. Un acto familiar, pero al mismo tiempo institucional.
A lo largo de toda la investigación del caso Nóos, Zarzuela ha
marcado diferencias claras entre Urdangarin y la Infanta. Si al primero
lo ha ido desvinculando poco a poco de la institución (primero anunció
que quedaba apartado de la agenda por su comportamiento "no ejemplar",
después le sacó de la página web), ha cerrado filas en torno a la
Infanta Cristina.
Y lo ha hecho porque el propio Rey se ha implicado en su defensa, y
consensuó con su hija la elección de sus abogados, el exsecretario
general de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) Miguel Roca, amigo
del monarca desde los tiempos de la Transición y ponente de la
Constitución, a quien apoya el abogado penalista Jesús María Silva.
Nada que ver con lo que ocurrió tras la imputación de Urdangarin,
quien eligió a un abogado de su confianza, Pascual Vives, sin que
Zarzuela interviniera en esa decisión. Las diferencias que ve Zarzuela
entre una imputación y otra se podrían resumir en las siguientes: que la
Infanta es la hija del Rey, que Zarzuela cree en su inocencia y que por
tanto considera injusta su imputación.
De ahí que la Casa Real reaccionara de forma bastante inusual tras
conocer la decisión del juez Castro de citar a declarar a la Infanta
Cristina como imputada por vez primera en abril de 2013.
A través de una declaración leída por un portavoz de la
institución a las agencias de noticias, Zarzuela expresó su "sorpresa"
por el "cambio de posición" del juez José Castro --que en un auto
anterior había rechazado imputar a la Infanta-- manifestó su "absoluta
conformidad" con la decisión de la Fiscalía Anticorrupción de recurrir
el auto y reconoció su malestar por haber conocido la noticia a través
de los medios de comunicación.
En el entorno de Zarzuela se consideraba que no había habido
ningún dato o información nueva que justificase la imputación de la
Infanta respecto de los datos que el juez ya conocía en marzo pasado,
cuando se mostró en contra de imputarla.
La Infanta Cristina no forma parte del llamado "núcleo central" de
la Familia Real, reservado a los Reyes y los Príncipes, los únicos que
viven exclusivamente de los presupuestos que el Estado reserva
anualmente para la Casa Real.
Es la séptima en el orden de sucesión al trono por detrás de su
hermano, el Príncipe Felipe; sus hijas, las Infantas Leonor y Sofía; y
la Infanta Elena y sus hijos, Victoria Federica y Felipe Juan Froilán.
Aunque se ha especulado en torno a la posible renuncia de la
Infanta Cristina a sus derechos dinásticos, en Zarzuela repiten que se
trata de una decisión que depende únicamente de ella. En todo caso, Doña
Cristina no ha dado muestras de querer dar un paso así. Desde un punto
de vista estrictamente estratégico, tampoco parece el mejor movimiento
para alguien pendiente de que un juez decida si la procesa o no.
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