MADRID.- Aunque ha habido muchos cambios en la vida de los Reyes, una de las tradiciones que no ha cambiado en la vida de Don Felipe y Doña Letizia ha sido la habitual merienda que Jesús Ortiz
celebra cada año el día seis de enero en su casa y donde las pequeñas
Leonor y Sofía recogen con la mayor de sus sonrisas los regalos que les
han dejado los Reyes Magos.
Como es habitual en esta ocasión la familia al completo acudió a casa del padre de la Reina y
lo hizo en su propio coche conducido por el Rey Felipe cuyo asiento del
copiloto era ocupado por la Reina mientras que los asientos traseros
estaban reservados para sus hijas. Con una amplia sonrisa, todos
entraron en la casa donde se reunieron con el resto de la familia.
A pesar de la discreción con que el matrimonio formado por Jesús Ortiz y Ana Togores
organiza la merienda del día de Reyes, el vecindario de la urbanización
tiene ya marcada esta fecha en el calendario para disfrutar en vivo y
en directo de la visión de Don Felipe, Doña Letizia y sus niñas.
Al
paso de su vehículo, sus Majestades lucieron la mejor de sus sonrisas y
saludaron a los medios allí apostados que aguardaban su llegada durante
horas.
En el interior todos iban con sus chaquetas de abrigo,
seguramente para resguardarse de las bajas temperaturas de la capital
durante estos días. Mientras Doña Letizia eligió un abrigo de pelo en la
parte superior en color negro, el Rey Felipe prefirió un abrigo de
plumas de color verde oscuro que combinó con una bufanda de color gris.
Un año más, como desde que se casaron, los Príncipes de Asturias, acompañados por sus hijas Leonor y Sofía, pasaron la tarde del día de Reyes merendando roscón con Jesús Ortiz, que tenía reservados los regalos para sus nietas.
Al caer la noche, la Familia Real abandonaba la residencia bajo la lluvia
tras haber disfrutado de una divertida tarde familiar donde seguramente
la Princesa Leonor y la Infanta Sofía pudieron aprovechar para jugar y
compartir risas con su prima Amanda.
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