Invita a meditar el hecho de que
muchas personas se pasen horas en la calle, padeciendo el frío, a las
puertas del hospital en el que fue operado una vez más el rey católico
nuestro señor, que Dios guarde, aunque parece que le tiene manía. Y que
aplaudan y den vítores cuando llega a visitarle algún familiar,
incluidos los delincuentes Iñaki Urdangarin y su mujer y cómplice
Cristina de Borbón. Hay quien asegura que son las mismas gentes que
aparecen en cualquier concentración monárquica, empleadas para ese
trabajo por la llamada Casa de Su Majestad.
Parece plausible, porque de otro modo
no se entendería que haya vasallos tan estúpidos como para aplaudir a
quienes les roban. Aunque también es posible que se trate de personas
sin otra información que la facilitada por las llamadas revistas del
corazón, basura en cuatricromía para analfabetos. El porvenir de esas
publicaciones está ligado al futuro de la monarquía, de modo que la
jalean desvergonzadamente.
Esta semana coinciden en resaltar la
reunión de toda la familia irreal en la habitación habitual del rey
convaleciente, incluidos el procesado Iñaki y su cómplice, no procesada
por ser hija del rey en este reino en el que la Justicia no es igual
para todos. Repasemos los titulares de las portadas, respetado sus
lacayunas mayúsculas:
Diez Minutos: una fotografía
muestra al olímpico exjugador de balonmano y presunto delincuente entre
su cómplice, a su derecha, y su suegra la reina a su izquierda, con
este titular: “Iñaki busca el perdón del Rey”.
Semana: incluye una fotografía
semejante, pero con la reina precediendo a hija y yerno, con un titular
también semejante: “Urdangarin busca el perdón del Rey”. En una
viñetas se ve a los tripríncipes de Asturias, Girona y Viana con este
texto: “El príncipe conciliador: ‘Vernos a todos le ha animado mucho”,se
supone que a su majestad el rey ortopedicado, que efectivamente no
veía a su yerno desde aquel 11 de noviembre de 2011 en que se
entrevistaron en el palacio de la Zarzuela por la mañana, y después el
rey apareció con el ojo izquierdo hinchado y amoratado, a consecuencia
de haberse golpeado con una puerta que no vio, según aclaró su oficina
de Prensa; se conoce que iba ciego antes de golpe.
Lecturas: aquí se da el
protagonismo a la cómplice, porque el titular reza: “Cristina busca el
perdón. Se reencuentra con su familia tras un año de exilio”, lo que
demuestra que el redactor ignora la definición de la palabra exilio. La
pareja presuntamente delincuente queda en una viñeta pequeña, porque
el primer plano se lo llevan las hijas de los tripríncipes.
¡Hola!: es la más disparatada,
porque publica una fotografía de la hija mayor de los tripríncipes con
estos titulares: “La Infanta Leonor, cada día más alta. La familia
real, reunida al completo, visita al Rey tras su operación.” Considerar
noticia de portada que la niña crezca es delirante, y demuestra el
grado de cretinismo obligado en los redactores de este tipo de revistas
excrementicias.
Love: muestras dos viñetas
unidas por este titular común: “Familia Real. Tras un año muy difícil
don Juan Carlos consiente el reencuentro de toda la familia.” En la
viñeta mayor vemos a Elena, Urdangarin, su cómplice y la reina, y en la
pequeña a los tripríncipes y sus hijas. Solamente falta la egregia
figura protesicada a la que iba a visitar toda la actual familia
irreal. Qué suerte tuvo Marichalar al divorciarse de Elena, y con ella
de todos los borbones en pleno.
Pronto: esta publicación, que
utiliza como subtítulo el eslogan “La revista más vendida de España”,
lo que demuestra el analfabetismo del pueblo español, cambia el sentido
de su información, sin salir del cotilleo en torno a la familia
borbónica. Sobre una gran fotografía de la triprincesa de Asturias,
Girona y Viana mete una pequeña de su primer marido, Alonso Guerrero, y
este titular: “Letizia: su exmarido revela cómo le ha beneficiado su
matrimonio con la Princesa.” Dedica al tema tres páginas interiores, a
partir de un reportaje publicado en la revista portuguesa Flash
con el título “Letizia. A confissao do ex-marido.” La verdad es que son
unas confesiones muy bobaliconas, porque el fugaz marido de la
triprincesa se limita a decir que no ha aceptado las ofertas que le
hacían determinados medios de comunicación para contar su relación con
la actual señora de Borbón. Pues claro. Tampoco los presuntos amantes
de Letizia antes de ser triprincesa se atreven a contar nada relativo a
la mujer con los tacones más altos de Europa. Aunque de baja cuna, la
triprincesa es de alto tacón, vaya lo uno por lo otro.
En el libro de Isidre Cunill Letizia Ortiz, una republicana en la corte del rey Juan Carlos I
se mencionan algunas aventuras sentimentales, españolas y mexicanas, de
la actual triprincesa, y se reproduce uno de los desnudos que le pintó
el cubano Waldo Saavedra en el Distrito Federal. En un país que tuvo
una reina como Isabel II no llama nada la atención. Claro que a
Isabelona, según la apodaban sus vasallos, la expulsó de España la
Gloriosa Revolución de 1868.
La misma revista informa en la página
32 sobre la última, por ahora, operación quirúrgica a que se ha
sometido su majestad católica. Ilustra el reportaje con una fotografía
del monarca en la reciente XXII Cumbre Iberoamericana de Cádiz, un
primer plano en el que se aprecia la hinchazón de su real cara. Como
advirtió el jefe del equipo médico habitual que atiende al jefe del
Estado en el hospital, el doctor Ángel de la Guarda Villamor, estrella
invitada en todos los telediarios, la causa del inflado radica en la
masiva ingesta de corticoides. A mí no me preocuparía que el rey se
hinche o se desinfle, si no fuera porque hay que renovarle el
vestuario, y eso nos cuesta mucho dinero a los vasallos, cosa siempre
penosa, pero mucho más en estos tiempos de feroz crisis económica para
todos los españoles, excepto los de siempre.
Y en la página 33 la revista comenta
una noticia ya conocida: “Piden una fianza de 8,2 millones a Urdangarin
y su socio”. Una fotografía del todavía duque de Palma de Mallorca lo
muestra avejentado, lleno de arrugas, alopécico y muy delgado, como si
ya hubiera estado en la cárcel sometido a régimen de pan y agua. También
explica que los duques “están terminando de sacar sus pertenencias de
la casa de Pedralbes, lo que hace suponer que ésta ha sido vendida o
alquilada y que la familia Urdangarin Borbón podría mudarse a una nueva
residencia en los próximos días”. Si en este reino la Justicia fuese
igual para todos, según supone la Constitución y recordó el rey
católico en su último mensaje nochebuenero, su nueva residencia sería
la cárcel para cumplir la perpetua, por robar al pueblo español
prevaliéndose de su condición.
Pero no les pasará nada. Ni tan
siquiera reclamarán los palmesanos que el rey les quite el título ducal
que les concedió con motivo de su boda, ya que lo han enlodado y
vilipendiado. Mientras haya gentes que aguardan ante el hospital
convertido ya en residencia habitual del rey católico, para palmotear a
su familia, en vez de exigirle responsabilidades, y publicaciones que
los estimulan, esto no tendrá remedio. Algunos, muy pocos, seguimos
gritando: ¡Viva España con honra!, como en 1868.
(*) Presidente Colectivo Republicano 3m
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