MADRID.- El Rey ha ofrecido al cuerpo diplomático acreditado en España su tradicional recepción anual que, en esta edición, ha sido más austera y breve de lo habitual por razones tanto de presupuesto como de tiempo, para ahorrarle al monarca pasar demasiadas horas de pie cuando aún se recupera de su última operación de cadera.
Para empezar, la lista de invitados se ha reducido de unas 200
personas a menos de 150. Si en años anteriores se cursaban invitaciones
al embajador y encargado de negocios de cada legación, más sus
respectivas parejas, este año solo se ha invitado al embajador, o al
encargado de negocios en su defecto, que han acudido eso sí al Palacio Real con acompañante, si así lo han querido.
Con esta reducción en el número de invitados, se persigue un
objetivo doble. Ahorrar dinero, pero también hacer que la recepción
--que termina con el ofrecimiento a los invitados de un vino español y
canapés-- no se prolongue en exceso, ya que el Rey intenta hablar con
todos los invitados, explican fuentes de Zarzuela.
Como viene haciendo en otros actos, Zarzuela ha programado una línea de saludos de los invitados a la Familia Real
más corta. Si antes todos los embajadores saludaban uno a uno a los
Reyes y a los Príncipes, en esta ocasión los saludos se han restringido a
una quincena de invitados: el presidente del Gobierno, el ministro de
Asuntos Exteriores y de Cooperación, altos cargos del Ministerio, con
sus respectivos acompañantes, y el Nuncio de Su Santidad el Papa en
España, como decano del cuerpo diplomático acreditado en España.
El resto de los invitados esperaba mientras de pie en el Salón del
Trono, donde a continuación han entrado los Reyes y los Príncipes, que
han escuchado sentados el discurso del Nuncio, Renzo Fratini.
Terminado éste, los Reyes y los Príncipes se han levantado de sus
asientos y Don Juan Carlos ha leído su discurso desde un atril que le
han acercado, y donde se ha apoyado al dejar a un lado las dos muletas
de las que se viene ayudando para caminar.
El jefe del Estado, que ha pronunciado su discurso con algunas
dificultades en la lectura, ha arrancado presentando sus condolencias a
las familias de las víctimas del ataque terrorista contra la planta de
gas en el este de Argelia y expresando su "solidaridad" con el Gobierno
argelino.
También ha querido "honrar la memoria" del sargento David
Fernández Ureña, el último militar de las Fuerzas Armadas fallecido en
Afganistán. Él, como el resto de hombres y mujeres de las Fuerzas
Armadas destacados "en los más difíciles escenarios del mundo", es muestra del "invariable compromiso de España con los principios fundamentales del derecho internacional" y "con la búsqueda de soluciones conjuntas a los desafíos globales", ha afirmado.
Este doble compromiso, ha proseguido, "legitima" el deseo español
de ingresar como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la
ONU en el bienio 2015-2016, un puesto en el que España tiene dos fuertes
competidores, Turquía y Nueva Zelanda. Don Juan Carlos ha agradecido
hoy el apoyo que ya le han trasladado a España algunos países.
A pesar de los recortes que el actual Gobierno ha impuesto a la
política de cooperación al desarrollo --criticados con dureza por las
ONG, que le acusan de desmantelar la ayuda humanitaria, aquella que hace
frente a situaciones emergencias-- el Rey ha sostenido que España
"sigue comprometida con los más desfavorecidos a través de unos
instrumentos de cooperación para el desarrollo que persiguen ser más
eficaces".
Incluso ha subrayado que el compromiso de España con Africa se traduce "en una notable cooperación al desarrollo, sobre todo en el Sahel".
Respecto de la situación económica que atraviesa España, el Rey ha
puesto en valor la recuperación de la competitividad internacional, "como testimonia el buen comportamiento del sector exterior" y ha asegurado que los "cambios" que se han producido en la economía española ya los están "apreciando y respaldando" los agentes e inversores internacionales.
La crisis financiera, ha subrayado, está suponiendo un "reto histórico" al proceso de construcción europea, que debe "avanzar más" hacia la integración "desarrollando una auténtica unión económica y monetaria en sus cuatro pilares, bancario, fiscal, económico y político".
El Rey ha destacado que esta crisis es una crisis del euro, "no una crisis específica de algunos países", por lo que "ningún socio europeo puede superar esta situación por sí mismo".
En su discurso, en el que el Rey suele presentar los principales
retos de la política exterior para el año en curso, el monarca se ha
referido a la necesidad que tiene el servicio exterior de "reorganizar"
sus medios hacia las zonas y asuntos más prioritarios.
España seguirá fortaleciendo los vínculos con Iberoamérica, EEUU y
el Mediterráneo, al tiempo que prestará más atención a la región de
Asia y el Pacífico, aprovechando entre otras cosas dos conmemoraciones:
el 40 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas con
China y los 400 años de relaciones entre España y Japón, ha dicho.
Don Juan Carlos no ha olvidado referirse a unos de los asuntos más
actuales de la política internacional, como la reciente intervención en
Mali, que España apoya "para restaurar plenamente la soberanía del
pueblo maliense sobre su territorio y erradicar del mismo a los grupos
que continúan la odiosa práctica del terrorismo, la violación de los
derechos humanos, el sectarismo y la intolerancia", ha explicado.
Antes de que el Rey tomara la palabra, el Nuncio puso en valor los
reiterados llamamientos del monarca a los españoles en favor de "la convivencia, la esperanza y la unidad" de España.
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