miércoles, 16 de enero de 2013

José García Abad: "Don Juan tenía un resentimiento profundo contra el Rey"


MADRID.- Esta historia comienza en una habitación, a puerta cerrada. Una vidente le había transmitido al rey, por medio del jefe de la casa real,  Fernando Almansa, su convicción de que el monarca no debía dejar de hablar con su padre moribundo. Mientras hablara con él, éste no moriría. 

Siguiendo las palabras de aquella mujer, Juan Carlos se encerró a solas en la habitación de su padre y se desahogó con él, confiándole todo aquello cuanto no había podido decirle y que durante años los mantuvo separados. Son ésas las primeras páginas de Don Juan, náufrago de su destino, el libro donde el periodista y escritor José García Abad (Madrid, 1942) narra la vida de quien llegara a ser hijo y padre de rey, pero nunca rey de España.

Escrito a la manera de un “biopic”, según el propio Abad, el libro se detiene en aspectos y episodios desconocidos de la vida de Juan de Borbón y Battenberg: su relación con el rey Juan Carlos tras la coronación de éste; la coincidencia entre ambos, en un momento determinado, como reyes con cortes paralelas; las brechas que deja en ambos el reinado de Juan Carlos; la mala relación de don Juan con Adolfo Suárez, quien le veía como un peligro para la consolidación de Juan Carlos en el poder. Estos son algunos de los temas que aborda José García Abad y con los que retrata anécdotas y episodios hasta ahora desconocidos.

García Abad, quien ha escrito también La soledad del Rey, Adolfo Suárez. Una tragedia griega, Las mil caras de Felipe González y las novelas Sobra un rey y La reina comunera , elabora una narración basada en la investigación a través de fuentes vivas y documentales, que se vale de la ficción para dramatizar la vida de Juan de Borbón desde su nacimiento en La Granja de Sal Ildefonso hasta su ingreso definitivo en la clínica universitaria de Pamplona.

-¿Qué tanto el lector puede llegar a atenuar esa idea de que Don Juan había sido, como decía Santiago Carillo, el cero a la izquierda más importante de España?
-Lo más novedoso que aporta el libro es la relación de Don Juan con su hijo desde que éste es coronado, que es lo que estaba muy descuidado por los libros que se habían escrito, más centrados en su relación con Franco. Creo que las aportaciones más importantes son las que van de noviembre de 1975 hasta el año 1993, cuando don Juan muere.

-Es justamente en ese momento, en noviembre de 1975, cuando usted refiere que existen dos reyes en España.
-Sí, hay. Existe un bienio hasta que Don Juan renuncia a sus derechos dinásticos, en que hay dos reyes en España. Hay un rey de hecho y legitimado por las cortes constituyentes, que es don Juan Carlos y hay un rey que aceptan muchos monárquicos y es al que le corresponde la corona por ser el heredero de Alfonso XIII, que es don Juan. Don Juan sigue dando audiencias, sigue teniendo una casa real, su propia corte, que él considera la de Juan III,  al tiempo que está Juan Carlos I de España. Es en ese período, que es interesantísimo, donde cuento las relaciones entre padre e hijo.

-Es tirante la relación.
-Sí, lo es. En ese momento, don Juan no puede aceptar que su hijo sea rey por la voluntad de Franco. Había estado forcejeando a lo largo de 40 años, toda su vida política. Él no entiende que su hijo pueda aceptar que se rompan las leyes de la monarquía, que es para él un sistema de sucesión perfectamente fijado. En el caso de don Juan no había ninguna duda de que era él heredero desde el punto de vista monárquico. Él, que durante los últimos años, había criticado el régimen de Franco y que se presentaba como una alternativa democrática, pues no podía aceptar que su hijo fuera el rey franquista, el rey del movimiento nacional .

-¿Sentía don Juan resentimiento contra Juan Carlos?
-Sí. Un resentimiento profundo, sobre todo porque Juan Carlos no le consulta. Cuando Franco le ofrece ser sucesor a título de rey a don Juan Carlos,  él le pide a Franco le deje consultarlo con su padre. Franco le dice que lo decida en ese momento. Juan Carlos  lo acepta. Don Juan consideró que eso era una traición.

-Políticamente hablando, hubo muchas relaciones tirantes con don Juan, entre ellas con Adolfo Suárez.
- Son los momentos de la transición. Los militares estaban muy pendientes si Juan Carlos iba a seguir la trayectoria de Franco o no. Suárez administró esta situación muy delicada para tratar de  ir hacia la democracia sin generar un golpe de Estado y la presencia de don Juan reclamando sus derechos aportaba  más inestabilidad.  Suárez quería afianzar la legitimidad de don Juan Carlos como rey y el propio padre disputándole el trono, lo que hacía era generar más problemas . Sobre eso cuento anécdotas interesantes. Una de ellas, estando don Juan en La Zarzuela, con su hijo y con Suárez, Suárez presume y dice: “De Franco ya no queda nada”. Don Juan le responde: “No es verdad. Quedáis tú y tú”, refiriéndose a Suárez y a su hijo Juan Carlos.

-Cita usted en el libro que don Juan era una “finca que todo el mundo quería alquilar”…
-Desde Hitler, que en un momento determinado le ofrece apoyarle para hacer una monarquía fascista -gente de su entorno tiene conversaciones con gente del entorno de Hitler, pero finalmente lo rechaza-; pasando por Franco, que le dice que si acepta los principios del movimiento le nombra rey -cosa que don Juan reprocha a Juan Carlos, pues hombre, para aceptar los principios del movimiento , ya los podría haber aceptado yo, dice-;  los socialistas con Prieto y demás, que encabeza una especie de coalición antifranquista cuando los aliados ganan la II Guerra Mundial; y también los intentos de los monárquicos franquistas. Está reclamado por los sectores más variados que tratan, como él dice, de alquilarle.
-Existe una cita de José María Gil de Robles hijo, que refiere, según testimonios de su padre, que don Juan era un hombre débil. 
-Sí, eso se ve en las memorias de Gil Robles. Se queja de que don Juan no le planta cara realmente a Franco, de que siempre está esperando que sea Franco quien le dé la corona, y es verdad. Y hay tensión entre ellos, pero hasta un cierto punto. Cuando ve que las cosas pueden romperse, don Juan da marcha atrás. De eso se queja José María Gil de Robles, que le pide que rompa con Franco.

-¿En qué se parecen Juan y Juan Carlos?
-Los dos son cordiales, simpáticos, gente sencilla, llana. Gente muy deseosa de vivir bien, muy hedonistas, los dos son bastante promiscuos con las mujeres. Incluso se parecen físicamente…

-Sobre la relación entre ambos, ¿estaba  tocada de antes, con el accidente en Estoril y la muerte del infante Alfonso?
-Eso afectó en el plano personal. En él y en su esposa, en María de las Mercedes, que a partir de entonces se da a la bebida. Eso fue un trauma familiar tremendo, pero que se limita al ámbito íntimo y personal, lo otro es político.

-¿En el libro cómo está abordado ese tema?
-Se cuenta algún detalle adicional. Se dice que la pistola con la que Juan Carlos mata a su hermano se la había regalado Franco. Se  cuenta que el arma estaba encerrada bajo llave y que como estaba lloviendo y se aburrían, pues convencen a Doña María de que les abra el armario; se cuenta cómo forcejean los dos jugando y de ahí que el tiro tenga una trayectoria rarísima, que pasa por los bordes de la pared y cómo acaba en la cabeza de Alfonsito. Se cuentan más detalles de gente con la que he hablado que vivió aquellos momentos.

-Don Juan sólo reinó muerto: en su tumba, en El Escorial, como Juan III, pero no estaba previsto que esto fuese así.
-Sí, le ocurrió como a Inés de Castro. Es cierto, no estaba previsto. La prueba de eso es que don Juan compra su propia tumba en el monasterio de Poblet. En el libro viene una fotografía del rey delante de su propia tumba, la que él manda a hacer. Esa es la mayor prueba de que él no esperaba para nada ser enterrado en El Escorial, en el sentido estricto no tendría derecho. Esa fue una decisión de Juan Carlos, cuando coloca un mausoleo con el nombre y el título en latín, yo creo que por la mala conciencia por lo mal que trató su padre, no sólo por usurparle la corona sino por el abandono al que le sometió durante su reinado, porque durante un período don Juan no tuvo ninguna representación, ni coche, ni ayudantes, ni un lugar en la mesa cuando viene un jefe de Estado, no era el papel que podía tener el padre de un monarca en otras monarquías. Don Juan solamente tiene el título, aparte del Conde de Barcelona, hasta muy tardíamente, de almirante honorario de la Armada, pero él se queja y dice que cómo va a ir a las recepciones de Palacio, donde le pondrían detrás de los subsecretarios. Todo este tipo de circunstancias le amargan la relación a don Juan, que es una persona muy solitaria.

-¿Qué representa don Juan en la historia reciente española?
-Fue durante muchos años del franquismo una referencia crítica con el régimen. Franco temió más a los manifiestos de don Juan a lo que pudieran hacer los socialistas o los anarquistas, porque además, ningún general monárquico franquista podía llamarle rojo ni mucho menos. Sus reivindicaciones y las cosas que decía realmente le hacían daño. Fue un factor crítico de la dictadura mucho más eficaz que cualquier panfleto comunista.

-¿Cómo cree que finalmente le juzgará la historia?
-Don Juan tuvo muy mala suerte con su imagen. Franco, que controlaba la prensa, le presentaba como un borracho y un masón. Sufrió, por un lado, una versión muy negativa por parte de Franco y una vez que muere Franco, y eso lo señalo en el libro, muchos para hacer la pelota a Juan Carlos, criticaban al padre. Ni en tiempos de Franco ni después de su muerte,  nadie le hace justicia. El libro no deja de tener una posición crítica con Don Juan, por ejemplo cuenta la ruptura con los socialistas, pero creo que Don Juan merecía un tratamiento más justo porque con todos sus fallos fue un hombre coherente y renunció a sus derechos monárquicos. Hijo de Rey, padre de Rey y nunca Rey es una tragedia.

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