domingo, 20 de abril de 2014

Mi paisano quiere comprar el 'Fortuna' / Jaime Peñafiel

El 19 de junio del 2000, la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares,El Fortuna, para uno de la Familia Real, como muestra de reconocimiento por su presencia. La embarcación costó 3.000 millones de las antiguas pesetas, equivalente a 18 millones de euros.
regaló un espectacular yate,

En mayo de 2013, don Juan Carlos renunciaba a su mantenimiento que era muy costoso y su presencia en la isla cada vez más escasa. No solo del Rey sino de la Familia. Doña Sofía es la única que justifica con su estancia el millón setecientos mil euros que la Diputación balear tiene que desembolsar anualmente para la conservación de Marivent.

Aprobada por Patrimonio Nacional la devolución, el yate se devolvió a la Fundación que lo puso a la venta por diez millones de euros. Entre las ofertas para la adquisición del barco, rebautizado con el nombre de Foners, se encuentra un paisano mío, el granadino José Pizarro. No solo es un gran empresario sino un apasionado del rock, actuando como batería del grupo Blues Fever. Su interés por adquirir el antiguo Fortuna se puso de manifiesto el pasado 9 de este mes, visitándolo. Se sorprendió del buen estado de conservación. 

Tanto su casco de aluminio como el interior, compuesto por un gran salón, gran comedor, cocinas, cuatro camarotes dobles para ocho pasajeros así como otras estancias para la tripulación. Es de desear que mi paisano sea el afortunado que pueda disfrutar como un rey del yate real.

Es el cuarto 'Fortuna' que se vende

En 1976, don Juan Carlos estrenó su primer Fortuna, construido en los astilleros Viudes de Barcelona. Se intentó que fuera una embarcación moderna y ligera pero tan solo era un yatecito muy alejado de ese sueño deportivo y un buen instrumento de representación del Estado, que no era. Al recibir en 1979, como regalo del rey Fahd de Arabia Saudí, una maravilla de la técnica naval que, sin hélices ni timón, era capaz de navegar a cuarenta nudos de velocidad, propulsado por una única turbina de 4.600 caballos, vendió el pequeño Fortuna al marqués de Mondéjar, jefe entonces de la Casa de Su Majestad. 

Sobre este obsequio personal del rey Fahd podría escribirse mucho. Al igual que sobre todos los regalos de este tipo que recibe el Rey. Según mi compañera Ana Romero, a don Juan Carlos le regalaron, en su última visita a los Emiratos Árabes, cuatro Ferraris. Yo creía que habían sido dos. A propósito de estos obsequios, en más de una ocasión he dicho que podían ser subastados a beneficio de Cáritas, por ejemplo. Según me consta, no están ni siquiera matriculados.

Después de más de 16 años, este yate real empezó a dar muchos problemas. Las averías, dada su muy complicada tecnología, había sido construido en los Estados Unidos, eran de padre y muy señor mío y las facturas de las sucesivas reparaciones, millonarias. No una sino varias veces, este Fortuna dejó a la Familia Real a la deriva. Algunas con invitados muy importantes. Como sucedió el 13 de agosto de 1988, cuando, navegando desde Mahón a Palma, en compañía del príncipe Carlos de Inglaterra, tuvo que ser remolcado por dos pequeños pesqueros que, con mucho cachondeo, le remolcaron hasta la base naval de Soller. 

Ante estos problemas, pero, sobre todo por el altísimo coste de las reparaciones, Patrimonio Nacional decidió venderlo. Para ello, la compañía británica que gestionó la venta, editó un folleto en español e inglés con el escudo de la Casa Real española, con el siguiente texto: «Estamos orgullosos de ofrecerles este yate real para entregarlo en 1989. Tienen que verlo porque las palabras no le hacen justicia. Cien pies de yate y más de cuarenta nudos le permitirán desayunar en Palma, almorzar en Saint Tropez y cenar en Montecarlo. Todo por 900 millones de pesetas».

El tercer 'Fortuna' que no pudo ser

El 19 de julio de 1989, Patrimonio Nacional adjudicaba a los Astilleros Mefasa de Avilés, propiedad de Paco Sitges, un íntimo amigo del rey, y que también lo era de Mario Conde, la construcción del nuevo Fortuna, por 1.200 millones de pesetas. Una impresionante máquina de 9.200 caballos y 45 nudos de velocidad. Conde, presidente de Banesto, otorgó un crédito blando a la naviera y pretendió regalar el yate al rey. Pero, don Juan Carlos, que había seguido paso a paso su construcción y doña Sofía la decoración decidió, cuando estaba a punto de tomar posesión, renunciar a él. 

Fue un gesto ejemplarizante de sobriedad, dada la situación económica de España. El país no estaba para tanta fortuna. ¿Qué hacer con el yate? Venderlo por 1.200 millones. Aquella embarcación con la que Conde pretendía «comprar» a Su Majestad, lo adquirió una empresa norteamericana, dedicada al alquiler de embarcaciones de lujo. Con el nombre de Corona del mar lo disfrutaron los multimillonarios que podían pagar diariamente un millón de pesetas de entonces por tener lo que ellos si podían pero don Juan Carlos, no. Por muy rey de España que fuera. O, precisamente, por serlo.

El Fortuna de los mallorquines ha sido el cuarto. Dicen que no hay quinto malo. ¿Lo habrá?

CHSSSS....

Querida, ser crítico no es de mala persona sino honesto profesionalmente hablando. Conociéndote, se lo que escribo. Tu también y eso de «mujer de gran valía», que lo eres, tendré que decirlo yo, no tú. Resulta una pedantería... No ha podido ocultar la satisfacción que el polémico libro le ha producido. Posiblemente, es la única persona que se ha alegrado. Es su venganza por el otro libro que tanto daño le hizo... No le ha importado pasar por el cabrón que es, con tal de que todo el mundo supiera que su esposa es una puta, liada con su mejor amigo y padrino de una de sus hijas, habida del matrimonio con ella...Va a tener razón mi Dulcinea cuando se resistía a reconocer al compañero como líder que no es. No le conoce ni la madre que lo parió. Se ha visto estos días...Como se puede borrar al ex de su biografía. Le guste o no, siempre figurará como parte de su vida y padre de sus hijos.

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