La biografía oficial del nuevo jefe de la Secretaría del Rey es breve.
Fue licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid con
premio extraordinario. Abogado del Estado y profesor en ICADE, pasó a la
empresa privada primero a la asesoría de Barclays y después a Uria&Menéndez, uno de los despachos más prestigiosos de Madrid.
Muchos años después, ese mismo bufete sería el encargado de redactar
las capitulaciones matrimoniales previas a la boda del Príncipe con la
periodista Letizia Ortiz.
De allí pasó directamente a
ocuparse de la secretaría del Príncipe que, hasta ese momento, era una
especie de oficina de apoyo con el teniente coronel de infantería, José
Antonio Alsina, como máximo responsable. Alsina fue la sombra del joven
Felipe de Borbón y Grecia mientras se preparaba académicamente para
llegar a recoger el testigo de la Jefatura del Estado.
En 1996, el Rey
Juan Carlos decidió que ya había llegado la hora del cambio y de dar más
entidad y responsabilidad al organigrama del Príncipe. La elección de
Alfonsín, un joven gallego de 39 años, tuvo que ver con la amistad de
Don Juan Carlos con Aurelio Menéndez, ministro de Educación en el
gobierno Suárez que, además de organizar desde el exterior el programa
de estudios del joven Príncipe de Asturias, era uno de los fundadores
del despacho de abogados. Con el tiempo fue también Premio Príncipe de
Asturias.
Jaime Alfonsín era el primer civil que llegaba a Zarzuela y, al
principio, nadie le facilitó la vida. En aquel momento, quien ejercía la
máxima potestad era Fernando Almansa, jefe de la Casa de su Majestad al
que el asunto Eva Sannum le costó el puesto. Hubo que sacrificar
cabezas y la suya fue la principal.
Jaime Alfonsín se mantuvo fiel a su “protegido” y así ha sido durante todos estos años. Dicen
los que lo han tratado que es un maestro en hacerse invisible y, al
cabo del tiempo, lo ha conseguido. Sus conocidos dicen que, igual que
los toreros, el ser abogado del Estado “imprime carácter”. Su hermetismo
es total y, salvo en contadas ocasiones, nunca devuelve las llamadas de
alguien que no tenga que ver con su vida personal.
No
le gusta llamar la atención y, a diferencia de otros cargos de
Zarzuela, Jaime Alfonsín nunca sale en la foto. Esa es precisamente su
seña de identidad. Además, tampoco ha entrado en las guerras de tronos
que imperan en el organigrama de la jefatura del Estado. Su fidelidad al
Rey Felipe VI ha sido absoluta en momentos tan complicados como el
decir ‘no’ a su noviazgo con Eva Sannum. Más tarde, fue el encargado de organizar la agenda amorosa y secreta del Príncipe con Letizia Ortiz.
Hace tiempo, una persona conocedora de los entresijos palaciegos
contaba que “si hay alguien de quien se fía al cien por cien el Príncipe
es de Alfonsín. Nunca he visto a nadie que se mantenga tan al margen
del interés mediático como a él”. Y, efectivamente, muy poco se sabe de
su vida personal. Es un hombre tímido que en muchas ocasiones y debido a
su carácter hermético, puede parecer frío y distante.
No participa de
actividades ni reuniones sociales que no tengan que ver con su trabajo.
“Si está el Príncipe (ahora Rey Felipe VI) está él. Si no, no aparece. No tiene abono en el Real y si quiere ir a ver una ópera o a ver cualquier espectáculo, quien se encarga es su mujer. Es
la discreción personificada”, aseguran los que lo conocen.
Lleva a
rajatabla el refrán de “si uno no quiere no hay pelea” y, aunque ha
tenido algunos desencuentros con la Reina Letizia, su carácter tranquilo
y poco conflictivo le sirve de escudo. Su fidelidad está por encima de
todo y ese es uno de los rasgos fundamentales que también aprecia la
consorte real, que ha vivido en primera persona los desplantes y las
deslealtades de la Zarzuela.
“Alfonsín ha sido la sombra de don
Felipe y por eso cuando hay flashes desaparece”, explican profesionales
que han seguido de cerca la trayectoria y los viajes del Rey Felipe VI y
que aseguran que por eso “hay poco material gráfico suyo”.
Casado con la abogada ejerciente Natalia Uranga, a la que conoció en el despacho de Uria, es padre de dos hijas, Natalia y Maria, que son bilingües gracias a sus estudios en el colegio francés Saint Chaumond.
La mayor de ellas estudió más tarde en la universidad Francisco de
Vitoria, donde mantuvo muy buena relación con Irene Vázquez, la mujer
del ex ministro José María Michavila, profesora del centro universitario
fallecida el año pasado.
Respecto a la infancia del propio Jaime
Alfonsin, hay que decir que transcurrió en Lugo, ciudad en la que nació.
Es el pequeño de su familia, por delante de sus hermanas Isabel y
Cristina. La mayor vive en Palma de Mallorca y fue durante años
responsable de una firma de joyas.
Los hobbies del nuevo hombre de
confianza del Rey son la lectura, el golf y pasar el mayor tiempo que
puede (que no es mucho) con su familia.
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