sábado, 2 de febrero de 2013

La Casa Real potencia la imagen de Don Felipe para contrarrestar Nóos: ¿Abdicación?

El cumpleaños del Príncipe de Asturias le ha venido muy bien a la Casa Real para montar una campaña sobre la profesionalidad de Don Felipe y lo bien preparado que está para asumir sus responsabilidades, cuando le han impuesto una fianza de 8,1 millones de euros a su cuñado y su padre evidencia signos de estar muy medicado, por la hinchazón que muestra su rostro.
Que la salud de Don Juan Carlos está muy resentida no es algo que sea fácil de ocultar. Que, a pesar de todo, el Rey cumple con una apretada agenda y acorta sus bajas para mantenerla, también es cierto. Pero, entre unas cosas y otras, la institución está tocada y cada día son más voces especulando sobre la posible, aunque poco probable, imputación de la Infanta Doña Cristina, sobre todo después de la de su secretario. La verdad, si en lugar de Infanta fuera Pepita Pérez quizás estaría imputada y eso es algo que no se le escapa al común de los mortales que oyeron de boca de Su Majestad que la justicia es igual para todos, aunque quizás le faltó añadir que para todos para los que es igual, porque siempre ha habido unos más iguales que otros.
España no se sabe si es monárquica o juancarlista, aunque creo que a la mayoría de los españoles les da lo mismo a estas alturas si la jefatura del Estado la ocupa un rey o el príncipe de Bekelar. Quienes sustentan la monarquía son los partidos políticos y, en particular, el PP y el PSOE, pero también es verdad que Don Juan Carlos cae bastante bien y es capaz de pedir perdón con una caída de ojos como un niño que hace una travesura y se mete al país en el bolsillo. En general, yo creo que los españoles lo que no quieren es complicarse la vida y el debate entre monarquía o república está en la mente de unos cuantos para quienes es evidente que la república es un régimen mucho más razonable, que lo es.
Así que la Corona no está en tela de juicio ni aunque se demostrara el disparate de que el mismísimo Rey era quien se lucraba de Nóos, pues bastaría que volviera a pedir perdón con una caída de ojos como para que a los españoles se les olvidara la cuestión y pensaran que si le puso bribón a su barco sería por algo.
El yerno, con su juicio, su posible culpabilidad, su Infanta imputable y todo lo habido y por haber, no va a poder con la monarquía, que forma parte del ADN del sistema partitocrático y ejerce el poder moderador, que ya podía haber ejercido para evitar lo que presuntamente mangaba el yerno, que según el juez lo hacía sin moderación alguna. Además, Don Iñaki ha sido borrado de la web de la Casa Real como un Marichalar cualquiera, porque tienen a Don Felipe, que va a llenar todo el universo monárquico y ya es, a sus 45 años, un Príncipe con toda la barba que está tan lejos de su cuñado como mal se llevaba su mujer con su cuñada. Todo un clásico, en este caso bastante conveniente. Letizia y su olfato periodístico, a la que seguramente le pasaba como al de la película, que en ocasiones veía muertos. Y eso mismo dirá el Rey cuando le visita el Duque.
Los rumores de abdicación son cada día más fuertes y para ello el Gobierno debería hacer una Real-Decreto Ley, por lo menos. Quizás cuando el juicio se haya celebrado, Urdangarin haya sido presuntamente condenado y el caso se cierre, el Rey tranquilamente pueda irse por la senda de los Elefantes, pero hasta que no se cierre el caso la abdicación no es viable. El Rey, por definición constitucional, está al margen de todo, pero un ex Rey no está tan claro que lo esté.

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