martes, 19 de marzo de 2013

El Rey, a Letizia: "Ya sabemos que eres la más inteligente de la familia, pero por favor, deja hablar a los demás"

MADRID.- El libro de Andrew Morton 'Ladies of Spain' (Esfera de los Libros, 2013) dedica nada menos que dos capítulos a la heredera al trono, la Princesa doña Letizia, un personaje del que dice haber encontrado material muy interesante y que le fascina enormemente.

Para Morton la Princesa Letizia es un ejemplo para muchas mujeres, algo que ha causado cierta polémica debido a sus operaciones de estética y sus trastornos alimenticios. Sin embargo, el escritor no lo ve así. Durante la presentación del libro en Madrid, afirmó:
"No estoy de acuerdo. Un buen ejemplo de esto es que muchas mujeres veían a Lady Di como un buen ejemplo y se reflejaban en ella precisamente por sus defectos, porque ella no era perfecta. Tenía también trastornos alimenticios y sufría también de depresión. Con Letizia pasa exactamente lo mismo, ha tenido defectos, ha sufrido de varias enfermedades como también puede ser de trastornos alimenticios, se ha operado la nariz porque no la tenía perfecta y lo ha reconocido. Pero hoy en día la cirugía plástica no es un pecado ni una palabra sucia. Es algo que hace todo el mundo relativamente famosos y sobre todo mujeres".
En 'Ladies of Spain', Morton habla sobre el momento en el que Don Felipe le dio un ultimátum a su padre para casarse con la mujer que amaba. Un "ultimátum" en el que el Príncipe de Asturias dijo que "o bien le permitía casarse con Letizia o él le daría la espalda a la Corona".
"El Rey es el primero que se echó a temblar cuando vio que Letizia se encontraba en el horizonte romántico de su hijo y de hecho la llamó 'el enemigo'. Si lo piensas el Príncipe Felipe había escogido a una divorciada, atea, republicana y encima periodista, no era una buena tarjeta de presentación pero a lo largo de los años la visión que se tiene de ella ha ido cambiando y Letizia ha demostrado ser una digna sucesora para la Reina"'
"Ha cambiado mucho a lo largo de los años. Ha pasado de ser la chica que estaba intentando llenar la horma del zapato de una Princesa y llevaba faldas largas y una vestimenta anticuada intentando aparentar algo que no era. Y ahora parece estar mucho más en sintonía consigo misma, mucho más centrada. De hecho es la narrativa de la moda, la ropa que ha decidido ponerse en los eventos, las faldas son más cortas, los tacones más altos y muestra mucha más seguridad en sí misma"
Periodista Digital se sumerge en el libro de Morton para analizar la radiografía que hacer de la Princesa Letizia:
Pero aquel día de otoño de 2003, ni siquiera la siempre alegre doña Sofía conseguía esbozar una sonrida. Toda la familia real, incluido el rey Juan Carlos, habitualmente jovial, parecía insusitadamente consternada.
Fue un almuerzo incómodo, como poco. Todo el mundo era consciente de que don Felipe tenía que anunciar algo importante. No tardó mucho en soltarlo, y el heredero al trono dejó claro que deseaba casarse con la presentadora de televisión Letizia Ortiz. Habló durante un rato, defendiendo con argumentos el hecho de que una plebeya divorciada, cuya familia era republicana a ultranza, fuera a convertirse en la futura reina de España.
"El rey probablemente sabía más que el propio don Felipe acerca de la mujer que había elegido para ser su esposa", dice un antiguo trabajador del palacio que estuvo presente durante aquella dramática confrontación"
EL REY: "PERTENECE AL BANDO ENEMIGO"
"Desde los primeros días del noviazgo de don Felipe y Letizia, los servicios secretos habían elaborado un dossier sobre la presentadora de informativos de televisión. La alarma empezó a sonar desde el momento en que Don Felipe empezó a ver a Letizia con regularidad. El rey se sentía muy amenazado por Letizia. Incluso llegó a pedir una comprobación de sus antecedentes a la embajada española en México. Ella estaba divorciada, aparentemente era agnóstica y trabajaba como periodista, lo que , por lo que respecta al rey, significaba que pertenecía al bando enemigo".
Durante la entrevista del día de petición de mano, Letizia dejó traslucir su fuerte personalidad cuando le preguntaron cómo la había ayudado la reina Sofía a prepararse par el gran cambio que iba a producirse en su vida. En un momento de su respuesta, Letizia hizo una pausa. Intentando guiar a su prometido a través de su entrevista, el príncipe Felipe pensó que Letizia no sabía lo que decir, y empezó a hablar. Pero Letizia, rápidamente, le dijo: "Déjame terminar la frase", ya continuación elogió a la reina Sofía por su ayuda. Se produjo un suspiro audible entre todos los asistentes.
Daba la impresión de que Letizia llevaba los pantalones en aquella relación. Su respuesta le recordaba a una de sus amigas la actitud que la propia Letizia a menudo decía tener hacia los hombres. "Me decía: "siempre he tratado como iguales a los hombres. Funciona muy bien". Letizia era muy exigente con ellos". De la misma forma que Letizia controlaba a los hombres también impuso su voluntad en los preparativos de la boda.
LOS CONSEJOS DEL REY A LETIZIA
"No me gusta", se rumorea que le espetó don Juan Carlos a su nuera, "pero voy a hacer de ti una buena reina". El primer consejo que le dio fue, como era de esperar, de tipo pragmático. Al observar a doña Letizia durante sus primeros compromisos públicos, el rey se dio cuenta de que su tensión y ansiedad se traducían en su forma de mover constantemente las manos. "Dadle un bolso a esa mujer", le dijo el rey a uno de sus consejeros, convencido, con razón, de que un bolso es un buen elemento de blindaje en un escenario público. Aunque el rey calificaba la presencia de doña Letizia como algo parecido a una "bomba" dentro de la familia real, la única explosión que hubo fue de interés por las actividades de la casa de Borbón.
La recién proclamada princesa iba detrás del príncipe, y al final aprendió a estar callada -aunque eso le llevó algún tiempo-. Para una mujer que se había ganado la vida con su voz y su inteligencia, permanecer callada y estar elegante requería cierto entrenamiento. Se cuenta que poco después de que doña Letizia entrara a formar parte de la familia real, todos ellos, junto el rey Constantino de Grecia, hermano de la reina Sofía, estaban comentando la situación de Irak, arrasado por la guerra. Había un consenso generalizado en que se trataba de un asunto complicado. Entonces doña Letizia soltó un discurso, que duró aproximadamente veinte minutos, acerca de las cuestiones a las que se enfrentaban Occidente y el pueblo de Irak. Al cabo de un rato, el rey, que advertía los rostros inexpresivos de los presentes, le dijo a su nuera: "Letizia, ya sabemos que eres la más inteligente de la familia, pero por favor, deja hablar a los demás".
MANDONA E INSEGURA
Doña Letizia y don Felipe estaban claramente decididos a cumplir su promesa de formar una familia con hasta cinco vástagos. Todos los días doña Letizia -que no paraba de buscar obsesivamente en Google lo que se decía de ella- intentaba encajar y cumplir con lo que se esperaba de ella. Con Alonso Guerrero, su primer marido, doña Letizia había sido la ingenua intelectual, sentada a los pies de su compañero, radical pero culto. Esta vez se había casado no solo con un hombre, sino también con una institución y tenía que amoldarse, además de las necesidades y deseos de don Felipe, a las exigencias de la crote. Esa transición se cobró un alto precio psicológico. Doña Letizia, que era una perfeccionista controladora por naturaleza, ahora dedicaba su vida a adapartarse a la perfección al estricto papel que había aceptado. Aquella nueva vida no le resultaba ni natural ni fácil.
Como señalaba una antigua compañera de trabajo: "Se ve que hay tensión en ella. Anter era una mujer libre, a la que le gustaba divertirse, pero ahora está constreñida, preguntándose cada segundo de cada día: "¿Estoy haciedo lo correcto?". Sabiendo que está siendo juzgada. Doña Letizia ha vendido su alma para toda la eternidad".
Lejos de los focos, hay quien afirma que doña Letrizia sigue comportándose como una diva, tanto debido a su naturaleza inquieta como a su deseo de que le traten de forma diferente. Eso hastía al príncipe, que se desespera por conseguir que doña Letizia se sienta tranquila y cómoda. En una ocasión iba en un avión privado y la princesa no paraba de quejarse al sobrecargo, diciéndole que hacía demasiado calor o demasiado frío. Al final, el sobrecargo le preguntó a don Felipe lo que debía hacer. El príncipe le contestó : "No importa, ella lo único que quiere es dar la lata. Estar al mando. Meterte un dedo en el ojo. Demostrar quién manda".

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