MADRID.- La Infanta Cristina se ha convertido en el
primer miembro de la Casa Real en ser imputado en un caso de corrupción,
por el que deberá dar explicaciones ante un magistrado. El juez José
Castro ha decidido imputar este miércoles a la segunda hija de los
Reyes, por su presunta relación en el 'Caso Noos', empresa de cuyo
consejo de administración formaba parte como vocal.
La Infanta Cristina Federica de Borbón y Grecia se casó el 4 de
octubre de 1997 con el deportista Iñaki Urdangarin, quien fue imputado
el 29 de diciembre de 2011 por su implicación en una supuestra trama de
corrupción desde la Fundación Noos que presidía, una organización
supuestamente sin ánimo de lucro. El matrimonio tiene cuatro hijos: Juan
Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene.
La segunda hija de los Reyes nació en Madrid el 13 de junio de
1965 y fue bautizada en el Palacio de la Zarzuela por el arzobispo de
Madrid, siendo sus padrinos el duque de Cádiz, Alfonso de Borbón, Duque
de Cádiz, y la infanta Doña María Cristina de Borbón y Battenberg.
Estudió en el Colegio Santa María del Camino y se licenció en
Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid en 1989. En
1990 realizó un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad
de Nueva York y a partir de 1991 inició un período de prácticas en la
sede de la UNESCO en París.
Posteriormente, ha seguido vinculada a esta organización
internacional, en la que es presidenta de honor en su Comisión Española,
y ha apoyado varios de sus proyectos, especialmente educativos, con
particular atención a sus actividades de protección del Patrimonio
natural y artístico.
Presta su apoyo a diversas entidades de carácter asistencial y
participa personalmente en los Cursos de Vela Adaptada para personas con
minusvalías. Actualmente preside la Fundación Internacional de Vela
para Discapacitados, IFDS.
En su página web, Zarzuela destaca que la vela es la "principal
afición" de la Infanta, que practica otros deportes, como el esquí.
Llegó a ser miembro del equipo olímpico de vela en los Juegos de Seúl de
1998, donde desfiló como abanderada del equipo español.
En la actualidad, es directora del Área Social de la Fundación La
Caixa, en Barcelona. Continuó trabajando también para esta entidad
durante su estancia con su familia en Washington, a donde se trasladó en
2009 y de donde regresó en agosto de 2012. En esta ciudad, Urdangarin
trabajó como presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica
Latinoamérica.
Estando en la capital estadounidense estalló el escándalo por el
presunto caso de corrupción, del que surgieron las primeras
informaciones en 2006. Fue el 7 de noviembre 2011 cuando saltaron todas
las alarmas, después de que la Policía Judicial registrara la sede de
Nóos y otras sociedades mercantiles vinculadas al duque de Palma.
Desde Washington, Urdangarin envió un escueto comunicado
asegurando que defendería su "honorabilidad e inocencia" en relación a
su gestión en el Instituto Nóos "desde la convicción" de que su
actuación profesional fue "siempre la correcta".
Sólo unos días antes de que el juez Castro decidiera imputar a
Urdangarin, el 29 de diciembre de 2011, el Rey don Juan Carlos subrayó,
en su discurso tradicional de Nochebuena, el "comportamiento ejemplar"
que deben tener todos los responsables públicos y recordó que "la
justicia es igual para todos", por lo que "cualquier actuación
censurable debe ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley". Días
después, en una conversación informal con periodistas, les recomendó que
no personalizaran en ninguna figura en concreto su mensaje.
También antes de conocerse la imputación, el 12 diciembre de 2011,
Zarzuela anunció que el duque de Palma dejaría de participar en
actividades oficiales de la Casa del Rey. Entonces, el jefe de la Casa
del Rey, Rafael Spottorno, calificó de "no ejemplar" su comportamiento.
Hasta ese momento, Urdangarin siempre había asistido a actos
oficiales como acompañante de la Infanta, nunca en solitario. La última
vez que lo hizo fue el desfile por el 12 de octubre de 2011, el último
acto oficial en el que apareció la Familia Real al completo.
Precisamente, fue otro 12 de octubre, el último en 2012, el que
marcaría otro cambio importante para la Casa Real. En esta ocasión,
presidieron los actos los Reyes y los Príncipes de Asturias y la Infanta
Elena fue desplazada a la tribuna de invitados. Los Duques de Palma no
estuvieron presentes.
Ese día, Zarzuela anunció que, desde ese momento, el "núcleo
central" de la familia serían los Reyes y los Príncipes, quienes
representarían a la Familia Real en los actos de mayor rango
institucional.
La Casa del Rey llevaba años estudiando cuál sería la mejor forma
de proceder a este cambio, que implicaría un descenso notable en las
actividades oficiales de las Infantas, algo que se aceleró tras la
imputación del Duque de Palma.
Zarzuela volvió a "a marcar distancias" con el Duque de Palma en
enero de este año, cuando eliminó por completo su sección personal de la
web de la institución, en la que ya no aparecen su biografía, ni su
perfil propio, con el que cuentan los Reyes, los Príncipes, y las
Infantas Elena y Cristina.
Un portavoz de Zarzuela explicó entonces que con
este movimiento se pretendía marcar de manera "explícita" un
distanciamiento aún mayor con el duque.
Esta decisión se tomó después de que se produjera un movimiento
que desde algunos sectores se interpretó como una especie de perdón al
duque: la visita junto a la infanta y el resto de la Familia Real a Don
Juan Carlos en el hospital en Madrid tras una operación de cadera, el
pasado 25 de noviembre.
En Zarzuela reconocieron que a la ciudadanía le pudo confundir
esta presencia, aunque intentaron explicar que una cosa es la relación
del duque con la institución, de cuyas actividades permanece apartado, y
otras sus relaciones familiares. Para dejar claro de manera más
explícita la diferencia entre una cosa y otra, la institución decidió
dar un paso más allá y eliminar al duque de la web, añade la misma
fuente.
Además, esta visita no se repitió en el último paso de Don Juan
Carlos por el quirófano el pasado 3 de marzo. La Infanta Cristina acudió
entonces sin su marido a visitar al Rey, acompañada por Doña Sofía y su
hermana, la Infanta Elena.
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