sábado, 9 de noviembre de 2013

Tatiana, el paño de lágrimas de la reina Sofía / Jaime Peñafiel

La Zarzuela tiene un portavoz muy eficiente, Javier Ayuso, quien, desde que llegó a la Casa, ha logrado lo que ninguno de sus antecesores: una cuasi transparencia informativa, que mucho agradecemos quienes escribimos sobre la vida y milagros de la Familia Real española o lo que de ella queda.

El puesto del compañero Ayuso (también periodista como yo aunque especializado en economía) es muy envidiado por el gremio, sobre todo del sexo femenino, que escriben y hablan cuan si fueran portavoces de la Casa. Como si tuvieran hilo directo con Dios Padre (el Rey); Dios Hijo (el Príncipe) y hasta con ese Espíritu no precisamente Santo que es Letizia.

Aunque a veces se columpian, por lo general aciertan. Sospecho que el hecho de ser cortesanas algunas ventajas tiene que tener. La Casa no trata por igual a quienes somos críticos, respetuosamente críticos, of course, como a quienes lo hacen cuan si fueran “portavoces”. Los servicios prestados siempre se pagan.

Esta semana, mientras toda la prensa especulaba sobre dónde, cómo y con quién celebraría doña Sofía sus 75 cumpleaños (la Zarzuela no facilitó dato alguno por considerarlo un asunto privado aunque a este periodista Javier Ayuso se lo confirmó a toro pasado) Almudena Martínez Forner publicaba, en su crónica del ABC, donde es responsable de la información de la Casa Real, que “la reina ha viajado a Suiza invitada por su prima y amiga íntima la princesa Tatiana Radziwill”.

Nuestros internautas se preguntarán quién es esta dama que siempre aparece en los momentos felices y también en los desgraciados de la vida de doña Sofía.

Se trata no solo de una prima sino de su mejor amiga y confidente junto a la princesa Irene, hermana de la soberana. Tatiana es hija de los príncipes Eugenia de Grecia y Dominik Radziwill quienes compartieron exilio con la Familia Real griega en Sudáfrica. En aquella época, Sofía y Tatiana, niñas de la misma edad, se convirtieron en grandes amigas. La amistad se ha consolidado a lo largo de casi setenta años.

Tatiana fue una de las ocho damas de honor de la novia Sofía en su boda con el príncipe Juan Carlos en Atenas, en 1962, junto a Irene, la infanta Pilar, Ana de Francia, Ana María y Benedicta de Dinamarca, Irene de Holanda y Alejandra de Kent.

Con Tatiana se marchó la reina Sofía a los Andes bolivianos, el 14 de mayo de 1992, en vísperas del aniversario de su boda, cuando el verano horribilis del Rey estaba a punto a estallar. Aquel día, la prensa publicaba una fotografía en la que se veía a la reina cabalgando a lomos de una mula por los senderos andinos en compañía de… Tatiana. Mientras, don Juan Carlos veía los toros desde la barrera, nunca mejor dicho, de la plaza madrileña de Las Ventas.

Y Tatiana, junto a su marido el doctor John Fruchaud, acompaña siempre a doña Sofía en su soledad del palacio de Marivent, durante las vacaciones veraniegas, cuando las infantas y los nietos desaparecen de Palma.

Por todo ello y por mucho más, no es extraño que la reina haya preferido pasar sus 75 cumpleaños junto a su amiga del alma. No existe la menor duda de que Tatiana es su paño de lágrimas.

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