sábado, 9 de noviembre de 2013

La Conferencia del PSOE silba y abuchea a la Monarquía pese a la falta de un consenso alternativo "de entidad y densidad"

MADRID.- Ignacio Sánchez Amor, el ponente de la comisión de reformas políticas que compareció hoy ante el plenario de la Conferencia del PSOE fue abucheado cuando defendió como una de las conclusiones del cónclave la de mantener el “consenso” sobre la monarquía, lo que constata que el PSOE, al menos sus más destacados dirigentes, no creen oportuno canalizar y mucho menos estimular, la creciente desafección hacia la Monarquía que vive la sociedad española.

Fue el mayor abucheo de toda la Conferencia Política. El plenario rompió en silbidos y abucheos cuando se aprobó el respaldo a la Monarquía constitucional como forma del Estado. La reivindicación de la «tradición republicana» del PSOE supo a muy poco
“No hay motivos para romper ese consenso, porque no aparece socialmente un consenso alternativo con la suficiente entidad y densidad”, afirmó el ponente y diputado socialista, Ignacio Sánchez Amor, y, además, los dirigentes socialistas no están por la labor de contribuir a crearlo.
Este explicó que lo que la comisión acordó incluir en el nuevo proyecto del PSOE es “reclamar a la institución monárquica el máximo respeto al reparto de poderes y que responda con eficacia, austeridad, transparencia y ejemplaridad a sus funciones constitucionales”, momento en el cual comenzaron los pitos y abucheos al ponente, al que aplaudieron cuando, sin embargo, reivindicó la “tradición republicana” del partido.
Las protestas contra la monarquía, que comenzaron de forma discreta y terminaron siendo sonoras, dejaban ver que no todos en el partido están de acuerdo con aceptar la monarquía, ni siquiera como un mal menor, que es como se presenta de hecho en las conclusiones de la ponencia aprobada, donde también se pide regular la abdicación y la figura del Príncipe. Era el pacto de mínimos. 
Ante el alboroto que se formó, Sánchez Amor se vio obligado a justificar la conclusión a la que se llegó y aseguró que antes de llegar a ella los integrantes de la comisión mantuvieron un encendido e intenso debate.
Esta fue la única conclusión del nuevo ideario socialista que suscitó el rechazo de una buena parte de los miembros de la Conferencia muy críticos en la actualidad con la institución monárquica, que atraviesa uno de sus peores momentos de popularidad por los escándalos de corrupción que la envuelven.
Sin embargo, el PSOE no es capaz –al menos de momento- de nada más que ejercitar una protocolaria definición de principios, que más parece de antecedentes, republicanos, desligándola del aquí y el ahora de la sociedad española.
Las enmiendas a la ponencia marco sobre esta cuestión fueron interceptadas desde el principio por la cúpula del PSOE contra el deseo de una amplia representación de las bases. Y es que el «establishment» socialista no tiene ninguna intención de cuestionar el consenso alcanzado en la Transición sobre la estructura fundamental de los cimientos políticos.
El PSOE ha dejado claro con esta declaración que, evidentemente, no encabezará, dentro de las necesarias reformas constitucionales para encontrar respaldo legal de diversas resoluciones como el Federalismo o la garantía de los pilares básicos del Estado del Bienestar, una nueva transformación constitucional que acerque la República.
El coordinador de los trabajos de esta Conferencia, Ramón Jáuregui, se empeñó desde el inicio en que no se abriera este debate. «Si tocamos la piedra de bóveda, nos cargamos todo la arquitectura», afirmó ya hace meses para justificar la posición oficial de respeto y apoyo a la Corona. En todo caso, lo que en principio parece una discusión que podría prender con facilidad en la izquierda queda muy disminuido en el seno del PSOE, ya que de las enmiendas recibidas a la ponencia marco no llegan ni a media docena las que pedían un referéndum para elegir entre monarquía y república.
Ramón Jáuregui tuvo que aplicar todas sus dotes de negociación para buscar una transaccional. Gran parte de las 70 enmiendas, sobre todo de Juventudes Socialistas, pedían al PSOE que apueste por un referéndum para que los españoles puedan elegir entre monarquía y república. Jáuregui las rechazó y pactó una vía intermedia.

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