MADRID.- La imputación de su hija menor asestó un nuevo golpe al
rey Juan Carlos de España, que el lunes apareció ante todo el país
visiblemente debilitado y balbuceante, reavivando el debate sobre su
abdicación si no se repone pronto.
"Seguramente el día en que el rey abdique está cercano", afirma
Antonio Torres del Moral, catedrático de Derecho Constitucional de la
universidad española a distancia UNED. "La monarquía ahora está
atravesando sus peores momentos", agrega este analista que hace un año,
cuando la corona ya perdía popularidad, consideraba que no era tiempo
para una abdicación.
Desde entonces, pese a los esfuerzos de comunicación de la Casa Real
por dar una imagen de mayor transparencia, los problemas del rey no
hicieron más que crecer. Juan Carlos, que durante décadas gozó de gran
popularidad por su papel clave en la transición democrática tras su
llegada al trono tras la muerte del dictador Francisco Franco el 20 de
noviembre de 1975, no gana para disgustos desde hace dos años.
A sus reiterados problemas de salud se suman dos escándalos: un viaje
secreto a Botsuana en abril de 2012 para cazar elefantes -descubierto
tras una caída que le causó una rotura de cadera y le llevó a presentar
unas disculpas públicas sin precedentes- y los problemas con la justicia
de su hija Cristina y, sobre todo, del marido de ésta, Iñaki Urdangarin.
El juez español José Castro imputó el martes a la infanta, de 48
años, por presuntos delitos fiscales y blanqueo de capitales en el marco
de una investigación por corrupción en torno a Urdangarin, excampeón
olímpico de balonmano sospechoso de malversación. La víspera, el rey,
que acaba de cumplir 76 años, había aparecido vacilante, apoyado en dos
muletas, en su primer acto público desde su nueva operación de cadera,
el 21 de noviembre. Aunque Juan Carlos culpó a la mala iluminación del
lugar, su dicción titubeante durante el discurso con ocasión de la
Pascua Militar fue muy comentada en un país donde no cesa de perder
popularidad.
"El último golpe de imagen que ha sufrido en el discurso de la Pascua
Militar ha sido tremendo", considera César de la Lama, autor de la
primera biografía autorizada del rey. "Se ha visto la incapacidad de una
persona que está delicada, que le faltan las energías, que ha perdido
mucha fuerza en su persona", agrega. "Es posible que esté todavía en un
periodo postoperatorio y se vaya recuperando de aquí al verano", afirma,
subrayando que los próximos seis meses serán "fundamentales".
"Es un
momento crítico", dice, "o se olvidan estos problemas o se va a la
abdicación", añade.
Torres del Moral coincide en la importancia de la convalecencia del
rey. "Un rey achacoso no tiene por qué estar tomando las riendas de la
jefatura del Estado. Cosa distinta es que el achaque que tenga el rey
sea pasajero, como resultado de intervenciones quirúrgicas y pueda
recuperarse", señala. "Si es así, el rey podría aún rendir buenos
servicios a la Corona porque es una persona muy acreditada
internacionalmente (...) en Latinoamerica tiene gran prestigio", afirma,
subrayando que allí "es llamado 'el rey', no el 'rey de España'".
Antes del verano, la infanta Cristina está citada a declarar ante el
juez el 8 de marzo. "Las acciones poco ejemplares que se desprenden de
las informaciones que vamos recibiendo de todo esto, de la Infanta, de
Iñaki Urdangarain, no sólo hacen daño a la Corona si no que hacen mucho
daño a España", analiza Fermin J. Urbiola, autor de varios libros sobre
el monarca.
También Torres del Moral subraya que la monarquía "es una forma
política que se caracteriza no por su respaldo en las urnas sino por el
prestigio de una familia a la que se identifica con el Estado y que
monopoliza la jefatura del Estado a cambio de un comportamento
ejemplar".
Por su parte, el príncipe Felipe, de 45 años, cuya imagen se
realza desde hace meses, está "listo", según los analistas, para relevar
a su padre.
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