Una tentación sacude estos días al PSOE, cuando tiene abierta en
carne viva su crisis interna de mensaje y de liderazgo y ve cómo le abandonan en masa en las urnas muchos ciudadanos a los que el partido ha ido abandonando desde mayo en 2010.
La tentación es, en el caldo de debate público desatado en las
últimas semanas por la deriva secesionista en Cataluña, abrir un melón
más: el de la forma política del Estado, e izar la bandera de la
República.
Lo has leído bien: declararse el PSOE republicano, darle las gracias a Don Juan Carlos por el papel desempeñado en la transición
–sin afearle en público los últimos escándalos, de Urdangarín al
elefante, pero aprovechando el deterioro de reputación que le han
causado a la Corona- y proponer que en esa reforma de la
Constitución a la que parecemos abocados a medio plazo por la ruptura
del tabú territorial se discuta también sobre este otro tabú.
No sé cuánto hay de reflexión sensata, cuánto de oportunismo político
y cuánto de emulación de la estrategia que ha seguido CiU, parece que
con éxito: para que no se hable del fracaso de gestión del Govern de
Artur Mas, lancemos el señuelo de la independencia. Pero me consta que
la idea bulle en la cabeza de algunos altos dirigentes socialistas.
Probablemente aflore en breve, antes de la conferencia política que los
socialistas tienen previsto celebrar en la próxima primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario