MONTEVIDEO.- La reputación de la monarquía española que encabeza Juan Carlos I volvió
a ser herida con dos dolorosas estocadas, durante el juicio al yerno
del rey, Iñaki Urdangarín, por malversación de fondos públicos a través
de su fundación, el Instituto Nóos.
El primero de esos golpes sacudió directamente al marido de la infanta
Cristina, al que acusaron de ser el cerebro del millonario desvío de
dinero. El segundo impactó en la imagen del propio rey. Durante la
audiencia de ayer, surgieron nuevas pruebas de que la princesa alemana
Corinna Sayn-Wittgenstein, sospechada de ser la amante de Juan Carlos,
ya mantenía una estrecha relación con la corona hace más de ocho años.
Ambos latigazos tuvieron el mismo origen: los mails en poder de la
defensa del empresario Diego Torres, ex socio de Urdangarín en la
fundación, ahora convertido en máximo enemigo judicial del duque de
Palma y de la Casa Real.
Manuel González Peeters, abogado de Torres, sacó a la luz en la mañana
de ayer un correo electrónico remitido a Urdangarín por su apoderado,
presunto testaferro y mano derecha, Mario Sorribas.
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