domingo, 8 de junio de 2014

¿Le debe Felipe VI su corona a Murcia?

MURCIA.- El inminente Rey Felipe VI, como se decía en la huerta, debería besar el suelo por donde andan los murcianos. Porque el último monarca que llevó su mismo nombre, Felipe V, allá por los albores del siglo XVIII, le debió su corona en gran medida a esta remota tierra y a la valentía de un obispo, el cardenal Belluga, que igual se extasiaba al consagrar en la Catedral que blandía la espada con apocalíptica maestría, recuerda hoy el diario 'La Verdad'

No fue necesario siquiera que Felipe V fuera rey para comprobar la lealtad de los murcianos. Incluso durante la Guerra de Sucesión que le valiera el trono, la ciudad y su Reino se mantuvieron leales al futuro monarca. Esta fidelidad sería premiada más tarde, el 16 de septiembre de 1709, cuando el nuevo monarca otorgó a Murcia la séptima corona que aún luce en su escudo. Junto a ella, le concedió el lema 'Priscas novissima exaltat et amor' (ensalzar y amar lo antiguo y lo nuevo). En 2009, al cumplirse 300 años de la gesta, el Rey Juan Carlos I declinó conceder a la ciudad de Murcia la octava corona para conmemorar la efeméride. 
Bajo el reinado de Felipe V, Murcia experimentó una época de progreso que quedó inmortalizada en diversas obras barrocas que se convertirían en auténticos símbolos de la ciudad. El imafronte de la Catedral, iniciado en 1736, el Puente Viejo (1740), el santuario de la Fuensanta (1705), la Fábrica del Salitre, el muro del Malecón contra las avenidas del Segura (1736), el monasterio de los Jerónimos o la plaza de toros de Camachos son algunos de los ejemplos de la vitalidad artística de la época. Sin contar los beneficios otorgados a otras ciudades como Cartagena, que fue nombrada capital del Departamento Marítimo del Mediterráneo.
Fueron aquellos años, los del escultor Francisco Salzillo y del nombramiento de la Virgen de la Fuensanta como patrona, un tiempo propicio para la creación de nuevas pedanías en Murcia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario