viernes, 16 de noviembre de 2012

El Rey, al rescate de la empresa española

MADRID.- El último informe del "Reputation Institute", un organismo que testa la imagen en el exterior de 50 países, pone nota a España. Un 6,3 y un puesto 16 (el primero es Canadá), cuando hace solo tres años éramos los décimos. El estudio pregunta a 36.000 ciudadanos de los países del G-8 cuestiones como ésta: ¿Le gustaría ir de vacaciones a España? ¡Claro! ¿Recomendaría invertir en España? Mejor no, vienen a decir. Así que la solución pasa por vendernos mejor, por exportar el "Spain is different".

Lo vienen haciendo desde hace tiempo Rafa Nadal, Ferran Adrià, los indomables de "La Roja" (bendito Mundial), Amancio Ortega... y especialmente el Rey, el mejor embajador de la "Marca España". «Es un estupendo relaciones públicas con una implicación por el país indiscutible», dice Fernando Prado, miembro del equipo de seguimiento del Observatorio de la Marca España, que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores. Pero se empezó a cuestionar (y no solo su implicación) hace medio año, cuando don Juan Carlos se rompió la cadera en una cacería de elefantes en Botsuana que puso a la Monarquía en jaque.
 
Y a la Casa Real a trabajar contrarreloj para "limpiar" la imagen de la institución -el hispanista Paul Preston acaba de actualizar una biografía sobre el Rey para incluir el episodio de Botsuana y el "caso Urdangarin"-. Lo primero, transparencia. «Lo siento mucho, no volverá a ocurrir», se disculpó el monarca a la salida del hospital, aún con muletas. Palabras llanas para humanizar la figura, como cuando el otro día dijo que «España saldrá adelante con el cuchillo en la boca y con una sonrisa» -una empresa de un pueblo de Teruel le ha enviado un cuchillo de caza de acero, de doble filo-.
 
Mala "fama" en Noruega
 
 «A la gente le gusta que el Rey hable como una persona de la calle y él es natural, aunque es difícil que todo sea espontáneo», advierte Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Autónoma de Madrid. 
 
La otra "pata" de la nueva estrategia de la Casa Real es la del "trabajo, trabajo y trabajo". Entre mayo y octubre el Rey ha asistido a 133 actos, frente a los 83 que atendió los seis meses anteriores, un 60% más. Y ha realizado cuatro viajes de trabajo con empresarios españoles a países emergentes (Chile, Brasil, Rusia e India). De estos compromisos da cuenta semanal el espacio que TVE ha incluido en su programación sobre la agenda de la Casa Real, "Audiencia abierta" (sábados de 13.30 a 14.00 horas en La 2).
 
- ¿Y tanta actividad?
- Responde a dos objetivos: mejorar la "Marca España", pero también mejorar la imagen de la Monarquía. Está haciendo un esfuerzo evidente porque todavía no se ha recuperado de la pierna. Se nota que lo hace porque lo tiene que hacer -opina Vallespín-.
 
- ¿Para que con el viaje a la India se nos olvide el de Botsuana?
- Aquel episodio le hizo daño aquí, pero no ha tumbado su imagen en el extranjero, donde sigue gozando de un prestigio enorme.
En América Latina lo tiene ganado de largo, y más aún con gestos como éste de publicitar en YouTube -es la primera vez que utiliza este soporte- la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Cádiz el 16 y 17 de este mes.
 
- Pero a este otro lado...
- En Oriente Medio le estiman mucho y en Europa todavía le recuerdan como la persona que frustró el 23-F... Que estuviera cazando elefantes no va a manchar su imagen en la India.
 
- ¿Y en otros países?
- En Noruega o en Alemania, donde son más sensibles con la ecología, probablemente sí.
 
- ¿Es el mejor embajador?
- Hoy por hoy sí. El Príncipe también, pero el problema que tiene es que todavía es el heredero y eso limita su capacidad de representación del país. Padre e hijo asumen casi en exclusiva la agenda de la Casa Real, de la que ha desaparecido por razones obvias la infanta Cristina y casi también su hermana Elena. «Se le está dando un menor papel para que se note menos que no está Cristina, es algo coyuntural», opina Vallespín. La Reina prosigue con su agenda discreta, aunque en las últimas semanas le ha peleado el protagonismo al Rey al interponer una demanda -no pide un solo euro de indemnización- contra una agencia de contactos extramatrimoniales que se anunciaba con un fotomontaje en el que se veía a doña Sofía abrazando el torso de un joven y el siguiente mensaje: "Ya no tienes por qué pasar la noche sola".
 
Y más eco habría tenido la denuncia de la Reina si no hubiese coincidido con el viaje a la India del Rey y cuatro ministros -el de Asuntos Exteriores, Defensa, Fomento e Industria, Energía y Turismo- con una docena de empresarios. «No hay viaje al que nos acompañe y no consigamos algún contrato. Cuando ve que la negociación está atascada, le da un empujón con su personalidad y su simpatía arrolladora», le agradece Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE. Fernández compartió con don Juan Carlos veinticuatro horas de viaje -«es quien más contribuye a pasarlo bien. Va por el avión en mangas de camisa, y cuenta chistes. ¡Alguno hasta bueno!»- y dos jornadas de trabajo que arrancaban a las siete y media de la mañana -«acabamos exhaustos»- y que han cristalizado en varios acuerdos. 
 
«Sacyr ha rematado el proyecto para construir una autovía, Navantia ha ofrecido a los indios la tecnología de nuestras fragatas, Abengoa trabaja allí con parques eólicos... Hablamos también de turismo porque la India tiene cinco millones de turistas y nosotros sesenta».
Todos ellos negocios de muchos ceros, aunque menos ambiciosos que el "AVE de los peregrinos", una línea de alta velocidad de 450 kilómetros entre Medina y La Meca, en Arabia Saudí, que costará 7.000 millones de euros y construirá un consorcio de doce empresas españolas liderado por ADIF y RENFE. «En ese contrato tuvo mucho que ver el Rey».
 
En ése, y en muchos otros. «Don Juan Carlos muestra una gran entrega por impulsar el desarrollo económico», recuerda Regino Moranchel, vicepresidente de Indra, multinacional líder en España que ha cerrado en la India cuatro contratos por valor de 10 millones de euros para implantar su tecnología de gestión de tráfico y peaje en autopistas. No es tan sencillo como que el Rey estreche la mano a tal o cual ministro, pero ayuda. Que sea el monarca, y que sea así de campechano. «Es el líder» del grupo, pero a la vez, «un compañero más». Nada de extravagancias, que la que pedía caviar en los aviones era la infanta Cristina -según "Interviú"-. «Es un hombre sencillo, al que le gustan el vino tinto y el jamón. Y la comida picante, así que en la India disfrutó muchísimo».
 
Con el Rey viaja siempre una comitiva de media docena de personas de confianza, entre ellos el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, un médico, responsables de seguridad... y varios ministros -en el avión come con ellos, no con los empresarios-. Todos a vender la "Marca España". «La cultura española es un referente internacional, fuera nos consideran gente simpática y amable... pero no nos ven como un socio tecnológico y la percepción de nuestro entorno económico ha empeorado en el último año», advierte el informe de "Reputation Institute". Y en esas anda el Rey, tratando de quitarnos esa fama de encima. Tiene una ventaja... que encima resulta simpático.

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