MADRID.- Esta semana se ha cumplido un año desde que Rafael Spottorno, el jefe
de la Casa del Rey, reunió a los periodistas en La Zarzuela para
comunicar que Iñaki Urdangarin quedaba apartado oficialmente de la
agenda de la Familia Real hasta nuevo aviso. Hoy, en Zarzuela, el
ambiente es mucho menos lúgubre, entre otras cosas, porque la imagen del
Rey se recupera de la cacería en Botsuana, según relata El Mundo.
Como ya publicó El Mundo el pasado 5 de diciembre,
las encuestas internas de la Casa indican que los españoles han
devuelto al Rey a un nivel similar en el que estaba antes de aquel
fatídico 14 de abril en el que se supo que se había fracturado la cadera cazando elefantes.
Las cosas empezaron a torcerse para la Monarquía en el otoño de 2011, cuando por primera vez en la Historia recibió un suspenso en el CIS. Después vino el registro judicial en Barcelona del Instituto Noos, la supuesta ONG del Duque de Palma ahora investigada por corrupción. A continuación, la caída del Rey en el delta del
Okavango.
Tan mal pintaba la situación para el monarca que éste se
embarcó en una carrera contrarreloj para salvar el cargo. Estuvo de baja
lo mínimo posible, y a partir de junio comenzó a viajar (Latinoamérica, Rusia, EEUU y la India) en un desesperado intento por demostrar que estaba a la altura de lo que esperaban los españoles de él.
Los informes internos de la Casa indican que el Rey ha cumplido con
su cometido de devolver el buen nombre a la institución. No está tan
clara la situación en el 'caso Urdangarin', de ahí el
sigilo y los pies de plomo empleados cuando se trata incluir a los
Duques de Palma.
En un 'briefing' celebrado ayer a mediodía en La
Zarzuela, los portavoces oficiales no han querido ni siquiera plantear
la posibilidad de indagar acerca de la asistencia de los Duques de Palma
a la cena de Nochebuena.
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