jueves, 31 de enero de 2013

Preparado para reinar

En un momento especialmente difícil para la Monarquía española, emerge la figura del Príncipe de Asturias, que ayer cumplió 45 años. El Heredero no ha hecho más que ganar en visibilidad en los últimos años y su agenda de actos supera ya la de su padre, el Rey Don Juan Carlos. Según datos de la Casa Real, en 2012 Don Felipe participó en 253 actividades oficiales, casi el doble de las 131 del Monarca, quien a sus 75 años está intentando poner fin a lo que ha sido su particular annus horribilis, con escándalos como la cacería de Botswana y el caso Nóos como protagonistas.

Sin embargo, según una encuesta de Sigma Dos publicada el pasado fin de semana en un medio nacional, el Príncipe parece que, no solo no ha visto mermada su popularidad, sino que se ha beneficiado de la situación y obtiene una cuota de celebridad del 62 por ciento, 12 puntos más que el Soberano. De hecho, un 45 por ciento aboga porque el Rey abdique a favor de su hijo, de quien el mismo Don Juan Carlos ha comentado en varias ocasiones que será el Monarca «mejor preparado en la Historia de España».

Sin embargo, el jefe del Estado disipó este mismo mes cualquier duda acerca de si piensa en abandonar el trono. «Me encuentro en buena forma, con energía y sobre todo con ilusión para seguir adelante con los retos que aún tenemos», manifestó.

«Ser heredero no significa estar a la espera, ser heredero es prepararse para ser rey», subrayó, por su parte, en más de una ocasión el Príncipe Felipe, el primer Borbón con carrera y máster universitario y quien actúa desde hace años como un factor modernizador de la Monarquía en España.

El 22 de mayo de 2004, protagonizó una de las bodas más mediáticas de principios de siglo al casarse por amor con Letizia Ortiz, una periodista divorciada, procedente de una familia de clase media y que, como tantos españoles, pagaba una hipoteca.

Después de que el 31 de octubre de 2005 naciera Leonor, la primera de sus dos hijas, Don Felipe abogó por que se modifiquen las leyes de sucesión dinástica para que su primogénita fuese la heredera de la Corona patria, en el caso de que, en algún momento, pudiese tener un hermano varón que le arrebatase ese privilegio.

La Constitución no marca cuáles son las obligaciones ni responsabilidades del heredero, pero expertos en temas monárquicos le atribuyen un peso cada vez mayor en la Casa Real. Según algunas versiones, fue él quien animó al Rey a pedir perdón por su cacería de Botswana. También sería obra suya la nueva política de comunicación, más aperturista, de la Corona.

Además, el Príncipe es ya desde hace años uno de los principales embajadores de España. Desde 1996, representa al país en las tomas de posesión de los presidentes latinoamericanos y, en 2012, visitó en total 17 países. Según una encuesta del Instituto Elcano, los ciudadanos patrios lo ven como un buen activo de la marca España.

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