viernes, 12 de octubre de 2012

La Familia Real preside los actos de la Fiesta Nacional española en un clima de austeridad


MADRID.- El acto central del Día de la Fiesta Nacional, presidido por la Familia Real y el más austero de los últimos años, consistió hoy en un acto de homenaje a la Bandera Nacional, que se celebró en la madrileña Plaza de Cánovas del Castillo, junto con un desfile militar, que se desarrolló entre la Plaza del Emperador Carlos V y la Plaza de Colón.Posteriormente, tuvo lugar en el Palacio Real de Madrid la tradicional recepción a una representación de la sociedad española.

Los Reyes, los Príncipes y la Infanta Doña Elena, que llegaron a la Plaza de Cánovas del Castillo escoltados por un Escuadrón de la Guardia Real, fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Seguidamente, fueron saludados por el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Fernando García Sánchez; la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y el presidente de la Asamblea de Madrid, José Ignacio Echevarría.
Un batallón de la Guardia Real se encargó de rendir Honores; posteriormente, Su Majestad el Rey pasó revista a las tropas y los miembros de la Familia Real asistentes fueron saludados por el resto de autoridades presentes en los actos.Tras el izado de la Bandera, a los acordes del Himno Nacional, comenzó a continuación el Homenaje a los que dieron su vida por España. La Unidad de Música de la Guardia Real interpretó "La Muerte no es el final", a cuyos compases se realizaron los movimientos de guiones y portacoronas, y se efectuó la ofrenda de una Corona de Laurel.
Tras el toque de Oración, el sobrevuelo de la Patrulla "Águila" del Ejercito de Aire por el Paseo de la Castellana, que dibujó en el cielo los colores de la Bandera Nacional, y una descarga de fusilería por una Compañía de la Guardia Real, comenzó la parada militar, en la que participaron cerca de 3.000 efectivos.
Una vez finalizados los actos, los Reyes, los Príncipes y la Infanta Doña Elena fueron despedidos por el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, para trasladarse al Palacio Real, donde se celebró la tradicional recepción con motivo de la Fiesta Nacional.
El presupuesto del desfile militar de hoy ha costado 980.000 euros, un 65% menos que el del año 2011, según fuentes del Ministerio de Defensa, que ha aducido razones de necesaria austeridad presupuestaria y sensibilidad hacia el momento. 
A diferencia del año anterior, el desfile se vio claramente reducido de los 2’8 millones de euros del año pasado, debido sobre todo, a que se suprimió la participación de las aeronaves, con excepción de la Patrulla Águila y de los blindados. De hecho, desfilaron 2.600 militares (400 menos que en 2011) y 50 vehículos, recorriendo un trayecto que fue 150 metros más corto.

Crónica de una efemérides normal

El desfile militar por la Fiesta Nacional este año ha estado marcado por la austeridad -no ha habido carros de combate ni aviones-- y por la ausencia de los tradicionales silbidos y abucheos que todos los años dirigía el público al Gobierno.
   Además, ha contado con otra novedad destacada: por primera vez la Infanta Elena no ha estado en la tribuna presidencial junto a los Reyes y los Príncipes, que a partir de ahora será quienes representarán a la Familia Real en actos de alto rango institucional.
   La llegada de los monarcas a la Plaza de Neptuno de Madrid ha dado inicio a la celebración a las 10.30 horas y ha arrancado del público los primeros aplausos, después de que se anunciara por megafonía su entrada. Fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuya entrada en la plaza para asistir a su primera Fiesta Nacional desde que está en La Moncloa también fue anunciada por los altavoces, sin despertar ninguna reacción entre los asistentes.
   Este año no se han escuchado en ningún momento los pitidos y gritos en contra del Gobierno que otros años eran habituales aunque no se avisara de la llegada de las autoridades políticas, y que incluso se producían en los momentos más solemnes, en el homenaje a la bandera y los caídos.
   En la Plaza de Neptuno, donde se ha situado por segundo año la tribuna presidencial, tampoco se han escuchado muchos aplausos. La ubicación en este lugar, que en su momento se atribuyó a la intención de 'blindar' la zona para que no llegaran a las autoridades los tradicionales abucheos, reduce considerablemente el espacio central respecto a otros años, cuando las tribunas se colocaban en la Plaza Colón o la Plaza de Lima, y aleja al público de las tribunas.
   Nada más llegar, el Rey, acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Fernando García Sánchez, y seguido de cerca por el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, la Reina y los Príncipes, ha pasado revista a la formación antes de dirigirse a la tribuna desde donde ha presidido la parada.
   Después, ha saludado al resto de miembros del Gobierno y se le ha podido ver especialmente simpático con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el ministro de Educación, José Antonio Wert, con quien ha intercambiado algunas risas.
   Don Juan Carlos --con su uniforme de capitán general del Ejército de Tierra-- ha hecho todo el recorrido a pie y ha subido a la tribuna por una rampa que facilitaba el acceso. El año pasado, el monarca pasó revista a las tropas en un vehículo ligero, ya que se encontraba recuperándose de una intervención quirúrgica. El monarca ha seguido en pie gran parte del acto, aunque se ha sentado en algunos momentos de espera entre agrupaciones en la parada militar.
   Desde la tribuna presidencial han seguido el desfile los Reyes, los Príncipes, el presidente del Gobierno y los miembros de su Gabinete ministerial al completo, a excepción del ministro de Economía, Luis de Guindos, que se encuentra en Tokio en viaje oficial.
   La Infanta Elena ha seguido la parada militar desde una tribuna adjunta en la que se han situado autoridades del Estado. La hija mayor de los Reyes ha permanecido sentada junto al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tenía a su otro lado también al portavoz parlamentario del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, y con quien se le ha podido ver charlando.
   El cambio responde a que a partir de ahora en actos de mayor rango institucional, como la Fiesta Nacional, la representación de la Familia Real a nivel de presidencia se reducirá al núcleo central de la familia, esto es, los Reyes y los Príncipes. De hecho, en la recepción posterior al desfile que han ofrecido los monarcas como es tradición la Infanta Elena tampoco ha estado en la línea de saludos por primera vez, según ha informado Zarzuela.
   La Casa del Rey ha escenificado así que los Reyes y los Príncipes son la parte central de la Familia Real. Zarzuela lleva años estudiando cuál sería la mejor forma de proceder a este cambio, algo que se ha acelerado tras la imputación del Duque de Palma, Iñaki Urdangarín, en el caso Palma Arena. De hecho, hace hoy justo año que los Duques de Palma no participan en ningún acto de la agenda de la Familia Real, de la que se mantienen apartados. La última vez que pudo vérseles en un acto oficial fue en el desfile militar del año pasado.
   Los actos han comenzado con un homenaje a la bandera que este año no ha llegado desde el aire a manos de un especialista de la Patrulla Acrobática del Ejército del Aire, sino a manos de miembros de la Armada, una medida más para ahorrar en los gastos del desfile.
   Después ha tenido lugar el homenaje a los caídos, en el que se rinde homenaje a todos los que han dado su vida por España. Se da la circunstancia de que este año las Fuerzas Armadas no han tenido que lamentar ningún fallecido en operaciones en el exterior, ya que el último incidente mortal tuvo lugar en noviembre de 2011 en Afganistán, cuando murió el sargento primero Joaquín Moya Espejo.
   El homenaje ha terminado con una pasada de los aviones de la Patrulla Aguila, que han dibujado en el cielo los colores de la bandera nacional, las únicas aeronaves que han participado en el desfile.
   Inmediatamente después ha comenzado la parada, que este año no ha contado con carros de combate ni aviones. Los 2.600 militares que participan en la parada lo han hecho a pie, a excepción de la unidad motorizada de la Guardia Real y los reservistas y veteranos, que lo han hecho en vehículos ligeros 'Aníbal'. Entre ellos había antiguos miembros del regimiento Alcántara 10, recientemente condecorado con la Laureada colectiva de San Fernando, la máxima condecoración militar.
   La parada ha estado al mando del general jefe de la Brigada de Infantería Paracaidista Almogávares VI, general Juan Gómez de Salazar Minguez, cuyos hombres y mujeres están ahora desplegados en Afganistán. Algunos de sus compañeros han desfilado este viernes por el Paseo del Prado y el Paseo Recoletos.
   También han participado alumnos de las academias de oficiales y suboficiales de los Ejércitos de Tierra y del Aire, de la Armada y de la Guardia Civil; efectivos de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid, de unidades de la Flota en Cádiz, de las bases aéreas de Cuatro Vientos, Getafe y Torrejón, del Regimiento Inmemorial del Rey nº1 y de la compañía de esquiadores-escaladores de la jefatura de tropas de montaña.
   Finalmente, han desfilado legionarios del Tercio de Ronda, con su carnero y su rápido avance de 160 pasos por minuto, y los Regulares de Ceuta y Melilla, que han mostrado un año más su característico uniforme y su lenta cadencia de desfile, a 90 pasos por minuto, antes de que unidades a caballo de la Batería Real y la Guardia Civil cerraran la parada.
   Una vez finalizada, los Reyes, los Príncipes, el presidente del Gobierno y los ministros han abandonado la tribuna presidencial y han charlado distendidamente durante unos minutos, junto a otras autoridades. Así, se ha podido ver charlar a la Infanta Elena con la Princesa y la Reina, mientras el Rey, el presidente del Gobierno, el Príncipe y Morenés intercambiaban comentarios.
   Este año han asistido a la celebración nueve de los 17 presidentes autonómicos. Los presidentes de Cataluña, Andalucía, La Rioja,  Cantabria, Baleares País Vasco, Comunidad Valenciana y Galicia habían excusado su presencia.
   Los Reyes han abandonado la Plaza en un Rolls Royce, seguidos por los Príncipes y la Infanta Elena, en sendos coches, rumbo al Palacio Real, donde se celebró la tradicional recepción de los monarcas.

1 comentario:

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