MADRID.- Se suceden los comentarios y críticas al discurso navideño del Rey, como los más abajo reseñados por el diario 'El Imparcial'.
David Gistau hace un repaso del
renovado formato del discurso del Rey: “El Rey depositó sobre el
escritorio el papel que estaba repasando. Casual. Como si el pueblo, con
su libre acceso, hubiera pasado sin llamar. Más que de vigor, al
tenerlo de pie se trataba de dar una imagen de vigencia. Un Belmonte
todavía capaz de subirse a caballo. Un monarca enhiesto en el puente de
mando. Convoca a otra Transición. Como si su generación pudiera volver a
ser joven y determinante. No hay personas como las que reclama el Rey.
Sólo cháchara avillanada. Estaba de pie. Pero la inmovilidad de las
piernas nos hizo imaginar unas tomas falsas en las que empleados acudían
justo a tiempo de evitar que se estrellara contra el suelo al escorar”.
Ignacio Camacho comparte con David
Gistau que no hay políticos como los que reclama el Rey: “La política
weberiana que reivindica, esa política responsable, honesta y generosa
que sea en sí misma el antídoto contra la desafección ciudadana, se
necesitan políticos de calidad, dirigentes con liderazgo de luces
largas. El mismo Rey es, en tanto político, el último superviviente de
una generación extinguida. Predica, como siempre, en el desierto de una
dirigencia inhabilitada para refundarse a sí misma”.
En su editorial principal, El País
elogia las palabras de don Juan Carlos en la Nochebuena: “Si algo cabe
destacar del mensaje navideño del Rey a los españoles es su clara y
vigorosa reivindicación de la política como instrumento para unir
fuerzas, afrontar la crisis económica y hacer frente a los retos de
diverso orden que hay por delante. Obvio resulta decir que tan buenos
consejos deberían ser atendidos por Gobierno y oposición y que todos
pongan en práctica esa política, tanto más necesaria cuanto que, como
señala don Juan Carlos, ’vivimos uno de los momentos más difíciles de la
reciente historia de España’. La experiencia no ayuda al optimismo. El
Rey espera que las renuncias de hoy garanticen pronto el bienestar de
mañana. E incluso tiene la esperanza de que quienes se van fuera a
buscar trabajo regresen y dinamicen con su experiencia y preparación
nuestra economía”.
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