La entrevista de anoche es el último episodio,
por ahora, de la ofensiva de la Casa Real para recuperar la deteriorada
imagen del monarca, tras dejar atrás un año horrible. Los barómetros del
CIS mostraban ya una progresiva caída de la valoración de la monarquía
en los últimos ejercicios.
De una nota de 7,48 en 1995 se pasó a un 6,22
en el 2002, un 5,19 en el 2006, hasta caer a un 4,89 en octubre del
2011, primer suspenso que cosechó. La imputación de Urdangarin y, sobre
todo, el viaje a Botsuana profundizaron en esa pérdida de respaldo
ciudadano, como han puesto de manifiesto las encuestas publicadas en los
últimos meses.
También reabrió el debate sobre una posible abdicación
de don Juan Carlos, dada su avanzada edad, los achaques que padece y sus
últimas actuaciones.
Ante este panorama de desafección creciente, la
Casa Real pasó a la acción desde finales del 2011, con iniciativas como
la publicación de sus cuentas, la relegación no solo de Urdangarin, sino
también de las infantas, la renovación de la página web, la creación de
un canal en Youtube, y la potenciación de la figura del príncipe como
heredero.
El rey también ha retomado un papel político que
tenía olvidado desde el inicio de la democracia. La mejor demostración
fue su irrupción, en septiembre, en el debate sobre la independencia de
Cataluña con una carta en la que lanzó una contundente advertencia a
quienes alientan «disensiones» y persiguen «quimeras». Un mensaje
dirigido a contrarrestar la deriva soberanista de Artur Mas. Sus
exhortaciones a la clase política, en el mensaje de Nochebuena, a cerrar
heridas y evitar divisiones en una de las «más difíciles etapas de la
reciente historia de España» recordaba también su rol durante la
transición.
En plena operación de esfuerzo de transparencia,
especialmente a través de la nueva página web de la Casa Real, y de
apuesta por la austeridad, y a diferencia de lo que sucedió en el
septuagésimo aniversario de don Juan Carlos -entonces ofreció una cena
de gala en El Pardo a 450 representantes institucionales-, este año no
habrá celebración oficial alguna. De hecho, el monarca retomará mañana
su actividad pública en el Palacio Real con motivo de los actos
programados por la Pascua Militar.
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