PALMA DE MALLORCA.- Cristina de Borbón ha llegado a las 9.46 horas horas a su
particular cita con la historia en los juzgados de Palma de Mallorca
envuelta en una marea de flashes. La hija del Rey ha aparecido en un
Ford gris, que le ha conducido directamente a la puerta trasera del
tribunal, ahorrándole recorrer los 40 metros de la llamada ‘rampa de la
vergüenza’.
La hija del Rey, muy sonriente, se ha dejado ver durante
unos catorce segundos, mostrándose más serena que su marido cuando
compareció ante el juez Castro. La imputada, vestida casual
-con una chaqueta oscura y pantalón gris oscuro- ha saludado en dos
ocasiones a la prensa con un “buenos días” antes de encontrarse a la
puerta del juzgado con su abogado Jesús Silva, quien ha sido el
encargado de recibirla con un apretón de manos y de acompañarle en el
paso del arco de seguridad. Cuando los periodistas les han preguntado
como se encontraba, se ha limitado a decir un “bien, bien”. En el coche
de la infanta también viajaban un policía de paisano y un conductor.
La infanta, con su llegada en coche hasta la misma puerta,
ha despejado una de las grandes incógnitas de este interrogatorio: si
iba o no a recorrer la famosa cuesta, como ya hizo en dos ocasiones su
marido en 2012 y 2013. Finalmente Zarzuela ha preferido, a pesar de las
críticas por su trato preferente, marcar diferencias también con Iñaki
Urdangarin en este aspecto y, de paso, ahorrarle a la hija del Rey una
foto que le iba a marcar de por vida. La Casa Real ha contado en esta
estrategia para que la duquesa no hiciese el famoso paseíllo con los
informes de la Policía, que recomendaron que llegase en vehículo hasta
la puerta ante el riesgo de que hubiera numerosos “grupos hostiles”
manifestándose en las inmediaciones. Cosa que, al menos hasta ahora, no
ha ocurrido.
El impresionante dispositivo de seguridad para proteger en esta cita judicial a la infanta, que ha recorrido a pie unos cinco metros, ha impedido al millar de manifestantes congregados
en las cercanías del tribunal, siquiera ver de lejos la imagen de la
imputada, quien probablemente apenas haya podido escuchar de lejos las
consignas contra la monarquía que gritaban en el momento de su llegada.
La infanta ha volado directamente esta mañana desde
Barcelona a Palma. La hija del Rey, que pretende acortar al máximo su
estancia en la capital balear, ha salido a las 7.10 horas del
apartahotel en el que se ha alojado estos días en la ciudad condal con
destino al aeropuerto del Prats. Minutos después de las 9.00 horas de la
mañana ha aterrizado en el aeródromo palmesano, desde ha partido
directamente a los juzgados.
Dentro de esa sede judicial ya le esperaban el más de medio centenar de protagonistas de este histórico interrogatorio,
entre ellos el juez José Castro (en el edificio del tribunal desde las
7.00 horas de la mañana), el fiscal Pedro Horrach, las acusaciones y los
abogados de los otros imputados...
Ante ellos ya ha empezado a responder a las preguntas sobre
su implicación en la empresa Aizoon, de la que era propietaria al 50%
con su marido, y que supuestamente sirvió para desviar cerca de un
millón de euros de dinero público a bolsillos privados. La hija del Rey
está enfrentándose en estos momentos a más de 300 preguntas sobre esa
mercantil, empezando por las cuestiones que le plantea el magistrado
Castro, quien ha decidido llevar el timón del interrogatorio y empezar
él mismo con las preguntas.
Todos los juristas consultados apuntan a que la única
estrategia de defensa de Cristina de Borbón hoy pasa por mostrarse como
absolutamente ignorante de la economía familiar y, sobre todo, de las
cuentas de Aizoon.
La hija del Rey declara ya como imputada por fraude fiscal y/o blanqueo de capitales.
En este primer delito, la hija del Rey podría ser cooperadora necesaria
de los delitos de fiscales que cometió su marido en 2007 y 2008 por
facturar a través de la empresa de ambos, Aizoon, sus trabajaos de
asesoría a multinacionales. 451.888 euros en 2007 y 378.734 en 2009. La
otra variante, más probable, es considerarla, como hace el magistrado
José Castro, coautora de un doble delito fiscal cometido por haber
facturado gastos personales a Aizoon.
El blanqueo, por su parte, está tipificado en el artículo
301 del Código Penal. Imputar este delito a la hija menor del Rey pasa
por probar que ella estaba al tanto de que el dinero de Aizoon que la
infanta usó durante años para abonar gastos personales era de origen
ilícito. La otra parte, la de demostrar que la duquesa usaba
habitualmente el dinero de la empresa bajo sospecha, ya está hecho. Son
inumerables las facturas y extractos bancarios y de tarjetas que apuntan
a que ella pagó viajes, material escolar, fiestas familiares, vinos,
vajillas, cursos de baile, cenas, hoteles…a cuenta de Aizoon.
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