sábado, 8 de febrero de 2014

La infanta lo niega todo durante las cinco primeras horas de interrogatorio

PALMA DE MALLORCA.- “Lo desconozco, lo desconozco” está siendo la frase más repetida. Evasivas y continuas respuestas muy vagas sobre a cualquier pregunta de calado. Y sobre todo, señalando a Iñaki Urdangarin. “Confiaba plenamente en mi marido”, ha llegado a apuntar para dejar claro de que se fiaba de todo lo que decía o hacía su esposo. La infanta, tal y como se esperaba, ha respondido al mas de centenar de preguntas que el magistrado Jose Castro le ha planteado durante las cinco primeras horas de interrogatorio. 

Pero tal y como también se esperaba, está escudándose en su desconocimiento de las actividades empresariales de su marido para desvincularse de Nóos y, sobre todo, de Aizoon, la empresa familiar de la que es coopropietaria y la que ha provocado su imputación en el blanqueo de capitales y el fraude fiscal.
Según han explicado diversos abogados presentes en esta primera parte del interrogatorio (que ha durado cinco horas y en el que solo ha preguntado el juez. El fiscal comienza a las 16:30 horas, la infanta está respondiendo muy tranquila, a veces incluso sonriente. Apuntan estas mismas fuentes que la infanta se está mostrando muy segura y “bien aleccionada” y que no ha caído, hasta el momento, en ninguna de las ‘trampas’ del juez. Eso sí, para no caer en las celadas, una y otra vez, ha recurrido a la desmemoria o a presentarse como ignorante de cualquier detalle de la económía familiar.
Cualquier pregunta que pueda implicarla señala que ese tema lo llevaba su marido en en el que ha dicho que “confía plenamente” o apunta directamente a los asesores fiscales Tejeiro (cuñados de Diego Torre) como las personas que hacían sus declaraciones de Hacienda. O sino un “no sé”, “lo desconozco”, “no me consta”... Ni siquiera cuando le han enseñado las facturas que se pagaron con su tarjeta Visa ha dicho no saber a que se refieren esos gastos. De las pocas cosas en las que la infanta ha sido un poco más explícita ha sido a la hora de reconocer saber que Zarzuela ordenó a Urdangarin abandonar el instituto Nóos en 2006 por las irregularidades que ya se conocían
Ella ha asegurado en varias ocasiones que desconocía absolutamente todo lo referido a esas declaraciones fiscales y, sobre todo, que jamás estuvo al tanto de los movimientos económicos de Aizoon, dando a entender que su presencia en la sociedad familiar era meramente testimonial. También ha dado respuestas “muy vagas” y “generales” cuando se le ha preguntado por los continuos gastos familiares que la pareja real cargaba a las cuentas de esa mercantil como si se tratase de proveedores. Castro le ha exhibido todo tipo de facturas de gastos particulares abonadas contra las cuentas de Aizoon (desde los libros de Harry Potter de sus hijos a los viajes de esquí) pero Cristina de Borbón, sin perder nunca la corrección, ha explicado no saber nada de nada de esas compras.
Ha sostenido que jamás se involucró en el Instituto Nóos a pesar de ser directiva y que desconocía la existencia de empleados ficticios en su empresa familiar. El instructor también ha entrado en los famosos 1,2 millones de euros que el Rey entregó a su hija para la compra del palacete de Pedralbes. La infanta ha dicho que se trata de un préstamo, nunca de una donación. Y que el matrimonio está intentando devolver ese dinero al jefe del Estado, aunque por el momento, y dadas las circunstancias económicas de la familia, solo han podido reintegrar 150.000. A la pregunta del juez de si el monarca se lo ha exigido, la duquesa ha sido tajante: “al fin al cabo es mi padre. Se fía de mí”.
Tanta evasiva ha enfadado en algún momento al magistrado, que ha llegado espetar a la imputada "Ha pasado hasta un aparcamiento de un euro,¿Qué pensaba, que iba a colar?".
Cristina de Borbón ha llegado a las 9.46 horas horas a su particular cita con la historia en los juzgados de Palma de Mallorca envuelta en una marea de flashes. La hija del Rey ha aparecido en un Ford gris, que le ha conducido directamente a la puerta trasera del tribunal, ahorrándole recorrer los 40 metros de la llamada ‘rampa de la vergüenza’.
La hija del Rey, muy sonriente, se ha dejado ver durante unos catorce segundos, mostrándose más serena que su marido cuando compareció ante el juez Castro. La imputada, vestida casual -con una chaqueta oscura y pantalón gris oscuro- ha saludado en dos ocasiones a la prensa con un “buenos días” antes de encontrarse a la puerta del juzgado con su abogado Jesús Silva, quien ha sido el encargado de recibirla con un apretón de manos y de acompañarle en el paso del arco de seguridad. Cuando los periodistas les han preguntado como se encontraba, se ha limitado a decir un “bien, bien”. En el coche de la infanta también viajaban un policía de paisano y un conductor.
La infanta, con su llegada en coche hasta la misma puerta, ha despejado una de las grandes incógnitas de este interrogatorio: si iba o no a recorrer la famosa cuesta, como ya hizo en dos ocasiones su marido en 2012 y 2013. Finalmente Zarzuela ha preferido, a pesar de las críticas por su trato preferente, marcar diferencias también con Iñaki Urdangarin en este aspecto y, de paso, ahorrarle a la hija del Rey una foto que le iba a marcar de por vida. La Casa Real ha contado en esta estrategia para que la duquesa no hiciese el famoso paseíllo con los informes de la Policía, que recomendaron que llegase en vehículo hasta la puerta ante el riesgo de que hubiera numerosos “grupos hostiles” manifestándose en las inmediaciones. Cosa que, al menos hasta ahora, no ha ocurrido.
El impresionante dispositivo de seguridad para proteger en esta cita judicial a la infanta, que ha recorrido a pie unos cinco metros, ha impedido al millar de manifestantes congregados en las cercanías del tribunal, siquiera ver de lejos la imagen de la imputada, quien probablemente apenas haya podido escuchar de lejos las consignas contra la monarquía que gritaban en el momento de su llegada.
La infanta ha volado directamente esta mañana desde Barcelona a Palma. La hija del Rey, que pretende acortar al máximo su estancia en la capital balear, ha salido a las 7.10 horas del apartahotel en el que se ha alojado estos días en la ciudad condal con destino al aeropuerto del Prats. Minutos después de las 9.00 horas de la mañana ha aterrizado en el aeródromo palmesano, desde ha partido directamente a los juzgados. Dentro de esa sede judicial ya le esperaban el más de medio centenar de protagonistas de este histórico interrogatorio, entre ellos el juez José Castro (en el edificio del tribunal desde las 7.00 horas de la mañana), el fiscal Pedro Horrach, las acusaciones y los abogados de los otros imputados.

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