martes, 27 de noviembre de 2012

El príncipe Felipe aceptó el desafío de la infanta Cristina a regañadientes y con condiciones

MADRID.- Un par de días después siguen trascendiendo detalles de la polémica visita, junto al resto de la Familia Real, de Iñaki Urdangarin al Rey Juan Carlos en el hospital Quirón San José de Madrid, donde se recupera de su última operación de cadera, desvela 'El Semanal Digital'.

Muchos han considerado esta aparición pública como un desafío de la Casa Real a la sociedad española, estando como está Urdangarin imputado en el Caso Nóos. Posteriormente, la periodista especializada en la Familia, Mariángel Alcázar, aseguró que la Reina ha cedido en algunas cosas a cambio de dar mayor visibilidad a su hija Cristina y sacarla de su aislamiento social. A ella y al resto de su familia.

Ahora, otra periodista, Paloma Barrientos, asegura que Don Felipe puso condiciones a la visita de la polémica. Según su versión, el Príncipe de Asturias no estaba muy de acuerdo en este cambio de planes e incluso puso una condición sine qua non para que se produjera el esperado encuentro de cara a la galería.

Vamos, que el heredero de la Corona aceptó a regañadientes que la Familia Real al completo coincidiera en el tiempo en las instalaciones del hospital, pero se negó a posar en la foto a las puertas del centro con su cuñado, según publica Vanitatis.

De este modo, parece que no fue casualidad que los Duques de Palma llegaran quince minutos antes que los Príncipes de Asturias y sus dos hijas. Algo parecido ocurrió a la salida, cuando Felipe y Letizia se retrasaron intencionadamente varios minutos para evitar de nuevo que los cámaras inmortalizaran el momento. Objetivo: que el Príncipe y el Duque no salieran de ninguna de las maneras juntos en las portadas de los diarios el lunes.

Don Felipe no quería que esta visita evidenciara públicamente una especie de perdón a Urdangarin, cuyo comportamiento ya fue calificado en su momento de manera oficial como "poco ejemplar".

Y es que las críticas se han intensificado a raíz de que el Rey aceptara la visita de su yerno tras una conversación telefónica con la Infanta Cristina, que le avisó de sus intenciones, contando en todo momento con la connivencia de la Reina Sofía, que ya dejó clara su postura viajando a Washington en abril.

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