martes, 29 de enero de 2013

¿El caso Nóos esconde financiación paralela de la Casa Real? / Montesquieu

Flota en el ambiente la pregunta de si el Duque trabajaba para la financiación paralela de la Casa Real. Pero, ¿existen indicios racionales para pensar algo así?

El primer indicio son las escasas aportaciones que recibe el Rey y otros miembros de la Casa Real, si las comparamos con el nivel de vida que llevan en su vida privada. Si te dedicas a cazar elefantes y a saber qué otros animales a razón de decenas de miles de euros la pieza no parece posible que siempre te inviten al elefante, pues otras veces tendrás que invitar tú.

Se trata de una familia que siempre que se aloja en algún hotel no va a una habitación normalita, como cualquiera, sino que ocupa habitaciones de alto precio, y no sólo viajan en sus obligaciones públicas, pues al margen de su agenda oficial visitan con mucha frecuencia el extranjero, como es sabido. Digamos, para entendernos, que su hábitat es mundial. De esta forma, ¿puede uno creer que sus salarios según han sido publicados pueden soportar semejantes cargas? Quizás sí, pero hay quien piensa que no, que necesitan alguna vía de financiación adicional para poder permitirse determinados lujos, dado que tampoco son titulares de grandes fortunas personales, que se sepa, como otros monarcas, por ejemplo la Reina de Inglaterra o el Rey Mohamed VI. A pesar de ser riquísima, Isabel II siempre le está pidiendo dinero al parlamento inglés y la Corona Británica consume muchos más recursos que la española.

También es muy interesante la actitud de la Reina Doña Sofía. Resulta que si el Duque de Palma ha cometido presuntas irregularidades, ella, como Reina de España, debería sentirse molesta por el daño que le hace a la Corona y mostrar el mismo distanciamiento que el Rey. Parece lo lógico, lo que su posición institucional pide. Sin embargo, desde el primer momento ha arropado a su hija y a su yerno, yendo a visitarles y mostrando a las claras su aprobación hacia el Duque. Es como si quisiera decir: Urdangarin, yo te comprendo muy bien, no eres más que una víctima de todo este embrollo.

Por otra parte, parece muy ridículo que ni el Rey mismo ni su entorno conocieran en detalle las actividades de Urdangarin y si las conocían dejaran que fluyera durante años un caudal de dinero público tan impropiamente administrado, según se contiene en la acusación, y situado en parte fuera de España, sin que haya trascendido si se han localizado o no la totalidad de los fondos, cuánto dinero falta y en qué o quién se lo ha gastado.

No podemos olvidar un eslabón: el socio del Duque. Parece ser que y se ha publicado que éste no ceja en su empeño de involucrar al Rey de alguna forma, baza que juega para intentar conseguir que se eche tierra encima a su caso y se le restituya en su posición prestigiosa anterior. Quizás indirectamente se siente desamparado por aquellos para los que, junto con el Duque, trabajaba, y que ahora le abandonan a su suerte una vez que el escándalo ha saltado a la prensa.

La monarquía no está exenta de habladurías ni puede hurtarse al debate público. Tampoco la actitud del Duque de Palma y los sucios asuntos en los que se está viendo envuelto, sea o no inocente de ellos, contribuyen a fomentar todos esos pensamientos y especulaciones. Con la causa abierta a un miembro de la familia real, ésta se sitúa en el ojo del huracán por méritos propios, no por la maledicencia de nadie. Paro también es que a lo mejor queremos creer que un Rey cuesta algo menos de 300.000 euros, pero podría ser imposible matemáticamente. Quizás un Rey necesita mucho más; el Rey está desnudo y nadie se atreve, como en el cuento, a decirle al pueblo que va desnudo. Y pudiera ser que tiene que alternar con este y aquel rey árabe y llevar un tren de vida que con lo que se le asigna no alcanza.

Afortunadamente estamos en un país libre y podemos criticar a la Corona sin que nos metan en las mazmorras. En todo caso, el Rey no puede cometer, por definición, delito de ninguna especie, así que siempre serán otros los que los cometan, si es que los comenten, porque mientras no se demuestre lo contrario, y hasta cierto punto demostrar lo contrario puede ser imposible, hasta el último mono de la Casa Real es inocente.

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