sábado, 6 de abril de 2013

David Rocasolano: "Letizia me dijo que me deshiciera de los papeles de su aborto"

MADRID.- La Princesa de Asturias ha sido traicionada
de nuevo. Y esta vez es difícil que los comentarios que surjan tras la publicación de Adiós, Princesa, escrito por su primo y exabogado David Rocasolano, que sale a le venta el próximo lunes, no rompan con la paciencia que Letizia muestra con algunos miembros de su familia.

Vanitatis ha tenido acceso, en primicia, a un adelanto del contenido de este libro. 304 páginas que son una auténtica bomba, que caerá en mitad de la continua tempestad que azota a la Monarquía española y que desvela, según documentos aportados por Rocasolano, que la Princesa de Asturias se sometió a un aborto en la Clínica Dator, en Madrid, cuando solamente era Letizia Ortiz.
David Rocasolano era más que su primo. Su estrecha amistad le unía de una manera muy especial a la Princesa, tanto es así que él fue quien se encargó de tramitar su divorcio. Años después, y antes de que se celebrara la boda real, Letizia confió en él, en presencia del Príncipe Felipe, para que se deshiciera de los papeles de su antiguo aborto -según los papeles originales que se reproducen en Adiós, princesa-.
“Si me había elegido a mí para limpiar el rastro era porque no tenían a nadie más”. Rocasolano asegura que uno de los motivos por el que él fue a quién se le encomendó la destrucción de esas huellas fue por el miedo del Príncipe a que se filtrara la información al Rey, sobre todo tras la oposición de sus padres a que Felipe se casara con una divorciada.
El primo díscolo también narra, en primera persona, los cambios de personalidad de su prima y su manía persecutoria. Asegura, además, que Letizia ha mentido y ha puesto a prueba a su familia en varias ocasiones para cerciorarse de que dentro de los Rocasolano había un topo que filtraba noticias a la prensa.
Hasta tal punto llegó su obsesión por descubrir al traidor que engañó a su familia en su primer embarazo del Príncipe informándoles de que esperaba un niño y que iba a llamarse Pelayo, información que, poco tiempo después y confirmando sus sospechas, apareció en la prensa del corazón. “Después de esto pensé que alguien debía recomendarle a Letizia unas sesiones de camilla de un psicólogo. Por mucho que el topo, en verdad, existiera, ¿qué sentido tenía ocultar el sexo del hijo?”, dice Rocasolano.
Asimismo, deja al descubierto cómo la boda de los príncipes el 22 de mayo de 2004 ha engullido a todo el entorno de los Ortiz y de los Rocasolano bajo la creciente y dura presión que la Princesa de Asturias ejerció antes del anuncio de su compromiso de noviembre de 2003 y que instaló a todos “en la cultura del miedo”.
 “El virus del secretismo y la hipocresía se había ido extendiendo por toda la familia ya incluso antes de la boda. (…) Letizia me llamaba constantemente para prevenir cualquier desmadre del clan”, escribe David Rocasolano.
Como no podía ser de otra forma, Alonso Guerrero, su exmarido, tiene cierto protagonismo en algunas de sus páginas. “Él había sido siempre más profesor que novio, pareja o marido. Alonso era para ella un Pygmalión, y Letizia escuchaba e interiorizaba los argumentos de su exmarido hasta hacerlos suyos”.
Su relación con David Tejera, compañero de la princesa en su andadura profesional en CNN, era completamente diferente. Ambos eran dos profesionales tan ambiciosos que estaban muy poco dispuestos a renunciar a su independencia por el otro. “Era patente el mutuo empeño por distanciarse sentimentalmente. Por no hacer planes. Por no ser pareja”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario