miércoles, 30 de enero de 2013

23F, imputado el núcleo de la Zarzuela / Matías Vallés *

Cada semana cae en España un tesorero de instituciones altruistas que sabía demasiado. Urdangarin no es estrictamente un miembro de la Familia Real, Carlos García Revenga es estrictamente un alto cargo de la Casa del Rey, además de cajero del instituto tóxico Nóos. La imputación golpea al núcleo de La Zarzuela, el último cortafuegos. La tentación de escribir que el escándalo no podía llegar más lejos se reprime, ante la extendida opinión de que el escándalo no ha tocado fondo. O cumbre. 

En la depuración que requiere el nuevo eslabón de la instrucción judicial, la Casa del Rey deberá explorar medidas más radicales que una limpieza de la placa electrónica de la página web, o un nuevo exilio del museo de cera. El estallido es incontrolable. Contra la imputación, amputación pero, ¿de cuántos miembros puede prescindir la Casa del Rey, además de garantizarse el silencio de los exiliados para la eternidad? 

La parsimonia letal de La Zarzuela disimula que le ha sobrado tiempo para reaccionar. Abandonado a su suerte, García Revenga se ha mostrado tan creíble como los restantes tesoreros altruistas. Asegura que carecía de acceso ni poder de decisión sobre las cuentas de Nóos, contra la definición de su cargo. Se refugia en el carácter honorífico, como los consejeros de las cajas de ahorro. Ni siquiera defiende la pureza de las operaciones en que se vio envuelto su instituto, se limita a zafarse de unos honores de los que antaño debió envanecerse. 

Sostiene García Revenga que su proximidad a las Infantas ocasionó "una relación más estrecha que la estrictamente profesional", porque no hay que desperdiciar la oportunidad de presumir ni frente al precipicio. Con esta declaración remacha su relieve en la Casa del Rey, para matizar que no actuaba en estas intervenciones privadas como miembro de la misma. Curioso ejemplo de personalidad múltiple, en la unívoca cima del Estado. 

A raíz del escándalo de Strauss-Kahn, el diario Le Monde editorializó que "como mínimo, se ha comportado de manera imprudente". El adjetivo imprudente es demasiado francés para aplicárselo a García Revenga, destinatario del "Duque em...Palma...do" de Urdangarin. Otra jocosa prueba de la "relación estrecha" con Cristina de Borbón. La preservación penal de la infanta se antoja cada vez más peliaguda, en buena parte por la arrogancia de La Zarzuela al afrontar el escándalo. 

La razón de Estado había contenido la marea a las puertas de la hija favorita del monarca. Un 23F de 1981 legitimó al rey, otro 23F de 2013 datará el punto más controvertido de su reinado. Los historiadores debatirán con denuedo el auténtico papel jugado por La Zarzuela en ambas fechas.

(*)  Profesor de Química-Física en la Universitat de Palma

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